Sería raro hablar del partido de ayer sin empezar hablando
de Tiago, lesionado de gravedad en una jugada tonta, injustamente tonta para el
desaguisado que produce. Tiago se rompió la tibia ni más ni menos en una
entrada aparentemente normal para intentar recuperar un balón sin peligro
alguno. Tiago, el jugador con más cabeza del equipo, el maestro de los espacios
y de los tiempos del centro del campo atlético, el que hace que el equipo
juegue con sensatez o casi ni juegue, el único que no tiene sustituto de más o
menos garantías del equipo, se rompió la tibia y el estadio se quedó helado.
Si algo temía el aficionado atlético este año, con esta
plantilla, es que se lesionara Tiago. Sin recambios para hacer su labor (lo que
tampoco es extraño, siendo Tiago un jugador extraordinario), el aficionado
colchonero lleva desde verano esperando que a Tiago no le pase nada, confiando
en su inteligencia para dosificar su físico, incómodo a veces con el entrenador
por hacerle jugar el 100% de los minutos a sabiendas que Tiago, que tiene 34
años, no tiene un físico privilegiado ni la resistencia inquebrantable de un
fondista. Si Gabi puede tener sustituto contando con un Saúl entonado y, por lo
que cuentan, Kranevitter es de corte más defensivo y trabajador que Tiago;
además, llega de una liga más lenta como la argentina, necesitará adaptarse y
no tendrá tiempo ni de descansar ni de ponerse al día. Thomas, que tan buena
temporada hiciera el año pasado y tan buena pinta dejó en Cádiz, juega también
en principio en el puesto de Tiago pero sólo un optimista pre-inconsciente
esperaría (y exigiría) del chaval el saber y la jerarquía del portugués.
Veremos qué inventa Simeone para hacer jugar al equipo sin
su jugador de referencia en el medio campo, además en quizás su mejor año.
Echaremos muchísimo de menos a Tiago y esperaremos que, a pesar de la gravedad
de la lesión y de sus años, esté de vuelta pronto vestido de rojo y blanco.
Parece difícil, pero más difícil parecía hace un año que Tiago fuera aún mejor
y miren Vds lo que pasó luego.
Ánimo Tiago, vuelve pronto que aquí estamos.
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Contra el Espanyol salió el Atleti con una alineación algo
rara. Salió Saúl por Gabi, que estaba sancionado y eso nos parece normal, pero
también salió Óliver Torres en lugar de Carrasco, que parecía haberse hecho con
la titularidad indiscutible ante un entrenador que gusta poco de cambiar
equipos. Por último, en vez de Torres salió Vietto, lo que supuso otra
sorpresa: Torres venía de hacerlo bien en los dos últimos partidos, Vietto no
había demostrado estar al ritmo de los demás en ningún momento, Simeone no
había jugado aún con dos delanteros bajitos y, en caso de hacerlo, la afición
habría apostado por Correa antes que por Luciano.
Con todas estas novedades y un gol tempranero de Griezmann
de esos tan suyos (balón bueno de Óliver pero no definitivo, Griezmann que
adelanta un poquito la punta del pie y toca el balón lo justo para que éste
entre y también lo justo para no tener que volver a tocar el balón en 25
minutos más) se pudo ver con relativa comodidad el impacto de todos estos
jugadores en el equipo, con resultados dispares.
El primero de ellos es Vietto, titular junto con Griezmann
en el ataque con la misión de aprovechar la oportunidad de oro que le brindaba
el Cholo. Vietto, ojito derecho de Simeone, había demostrado hasta la fecha más
bien poco, mostrándose nervioso, atenazado, bajo de ritmo y de precisión y muy
lejos del jugador del Villarreal que pusiera al Atleti y a algún otro en un
apuro más de una vez. En sus partidos en el Atleti tiene como punto álgido el
gol metido al otro equipo grande de la capital, que casi pifia por cierto; por
lo demás, más bien poco. Y ese más bien poco fue lo que Vietto mostró en el
partido de ayer: de nuevo inseguro, ansioso, sin ideas ni mordiente, Vietto
parece estar en una de esas fases en que los jugadores sólo hacen bien las
cosas cuando no tienen tiempo de pensar; cuando sí disponen de él se le ve con
demasiadas ganas de agradar, confuso, egoísta en mal momento, blandito en
cualquier caso. Con su partido de ayer Vietto dejó claro que hoy por hoy no
está para jugar en el Atleti y mucho menos para ser titular, que los minutos de
que dispone no sirven para más que para quitarle minutos a otros que harían más
y que su presencia no justifica la ausencia de Torres o de Correa. O mucho
cambian las cosas o nos tememos que los partidos que le quedan por delante a
Vietto serán pocos y bajo presión: veremos si tiene la cabeza lo
suficientemente bien atornillada al cuerpo para aguantarlo o si, por el
contrario, sería más aconsejable buscarle una salida temporal.
El segundo de los “examinados” era Saúl, que jugó al lado de
Tiago hasta su lesión, haciendo las veces de Gabi. Saúl empezó nervioso,
perdiendo algunos balones fáciles en malos momentos y escuchando algún rugido
de la grada; sin embargo, fue cuando se marchó Tiago y las cosas se pudieron
poner feas cuando Saúl emitió buenas señales. Con menos presencia en el centro
del campo, a pesar del apoyo de Koke al salir Carrasco, la figura de Saúl fue creciendo
y acabó el partido con mucha más presencia, con galones al cortar los modestos
contraataques rivales y calidad para sacarla jugada hacia Koke o Carrasco en
algún caso. Saúl, que había hasta ahora alternado buenos partidos con ratos
catastróficos, tiene una buenísima oportunidad para hacerse con minutos y quién
sabe si el puesto titular durante los próximos meses. El mediocentro es el
puesto que le gusta, aunque puede jugar más atrás y más adelante, y resta por
saber si tendrá la calidad y cuajo necesarios para suplir la baja de Tiago y la
personalidad de recuperarse cuando cometa fallos, sobre todo en casa. Esperemos
que sí.
Y, por último, Óliver Torres, ojito derecho de algún lector
aficionado a los cactus. Óliver salió de inicio y, como es habitual en él, lo
hizo con muchas ganas, velocidad en las combinaciones y presencia constante. Es
habitual que Óliver cumpla con los diez o quince primeros minutos de sus
partidos de forma algo acelerada, se diría que con metabolismo de hámster,
tirando pasecitos, volviéndose a mostrar, girando sobre su eje y saliendo con
la cabeza arriba. Óliver gusta de jugar rápido y de ser el que más rápido
juega, pero esa vivacidad-casi-euforia se le suele ir apagando según pasan los
minutos, en especial si comete algún fallo. Se diría que Óliver sale con la
memoria a cero en cada partido, recordando sólo cómo jugar para pasárselo bien
y buscar la portería rival en cuanto hay ocasión; pero si falla un pase fácil,
o pierde un balón en mal sitio, o hace un pase a ninguna parte por querer rizar
el rizo y se lleva una voz de Simeone o Godín, a Óliver le llegan a la cabeza
de golpe todos los recuerdos más negativos. “El otro día fallé un balón igual y
me cayó una bronca, hace tres semanas hice un mal pase, no lo vuelvo a hacer”,
se diría que piensa Óliver y, a partir de ahí, se va apagando. Quizás a Óliver,
que tiene una calidad extraordinaria, le queden tres o cuatro años para aprender
a gestionar los fallos, a no venirse abajo ante el primer contratiempo, a
asumir que en su posición y con su juego es normal perder balones y precisamente
por ello no puede uno sumergirse en la melancolía cuando todo no sale perfecto,
porque sencillamente no hay tiempo. Se diría que Simeone es especialmente quisquilloso
en este punto y con Óliver en particular, probablemente porque, como otros,
también ve en él cosas de jugador grande que se pueden echar a perder por tener
mentalidad de chavalín jugando en el patio. Si Óliver tuviera una personalidad
más formada y diera la garantía de no perder balones cuando no se pueden perder,
creemos que sería más fijo en las alineaciones del Cholo, sobre todo ahora que
Tiago está fuera de combate. Probablemente Simeone no le pase una y no admita
las pérdidas de balón en las que incurre, probablemente Óliver vaya poco a poco
gestionando mejor su propia euforia y su propia melancolía. Ayer hizo un buen
partido en el que pasó su fase inicial de euforia y también una fase de bajón,
de la que se rehízo y terminó más en alto que a mitad del encuentro.
Necesitaremos a Óliver a partir de ahora, confiemos en que acepte el desafío.
El partido tuvo poco más que comentar: quizás que Godín pudo
marcar de nuevo, y de nuevo de cabeza; es impresionante cómo el uruguayo remata
casi el 90% de los balones que el Atleti pone en el área rival en faltas y
córners. Fue llamativo también el partido de Oblak: si en vez de Oblak en el
campo hay un Guardia de Gales inmóvil en su garita, el resultado habría sido el
mismo. Buen partido, de nuevo, de Filipe Luis, que mostró estar sobrado de
físico, condiciones y confianza, y buen partido de Thomas, a quien Simeone
colocó por delante de los medios, en una posición más adelantada a la que suele
ocupar, con la que consiguió taponar con éxito las tímidas salidas del
Espanyol. Thomas confirmó que tiene físico y confianza para jugar más y, al
igual que Saúl, tiene ante sí una oportunidad de oro para echar abajo la puerta
del equipo titular del Cholo.
Por lo demás, disgusto y problema aparte, el Atleti volvió a
ganar por uno cero un partido cómodo en el que no sufrió prácticamente nada.
Sufrió quizás para entender el extraño arbitraje de Vicandi Garrido, árbitro
con nombre de árbitro que se dedicó a reinterpretar la ley de la ventaja,
acuñar nuevos usos de la tarjeta amarilla y flexibilizar el concepto de falta.
Sufrió un poco Oblak, aburridísimo y con frío, al no haber traído una novela o
unos sudokus. Sufrió quizás la afición rival, por cierto educadísima durante el
minuto de silencio por Miguel San Román, lo que es de agradecer viendo los
precedentes. Sufrieron los equipos rivales en la clasificación viendo cómo el
Atleti sigue como un martillo pilón, subiendo la cuesta pasito a pasito sin
fatiga ni vértigo. Pero, sobre todo sufrimos nosotros, que somos de Tiago,
pensando en el vacío que nos deja por delante el portugués esta temporada, en
la mala suerte de cortar una temporada excelsa en una jugada tonta en la que
resulta inexplicable una fractura de tibia, en la profunda injusticia que
supondría para Tiago ver su carrera casi terminada por una lesión así. Confiemos,
esperemos y, mientras tanto, mandemos ánimos a Tiago I, el Grande.
Pues sí, Maestro, lo primero dejar constancia que nuestras energías positivas en el Astral se concentran en Tiago Mendes. La de ayer fue la patada en el culo más cara de la historia del fútbol. Ya es mala entraña.
ResponderEliminarPor lo demás, como aficionado a los cactus y, por tanto, severamente preocupado por los estragos que la cochinilla roja está haciendo en mi comarca, e hizo torciendo el gesto poco a poco en su párrafo dedicado al Torete, pero he sonreído al final viendo que coincidimos en la valoración de su partido de ayer. Sólo una matización que considero importante: dada la cruda precisión de su frase "balón bueno de Óliver pero no definitivo" conviene añadir que, previamente, Óliver había sorteado a un rival con potencia y clase tras un paso difícil de controlar.
Matizaciones aparte, coincido con usted (espantoso lo de Vietto, por desgracia, está para la primera ronda de Copa, como muucho), para mi gusto lo que define el partido es un hecho raro y difícil que se dice mucho y poquísimas veces pasa: "el rival no tiró a puerta". Habría que mirar la estadística...
La baja de Tiago es un contratiempo deportivo incalculable, pero como no tiene vuelta de hoja yo me ilusiono pensando que, dada la mentalidad de este equipo, puede suponer una motivación extra para seguir mejorando. Confió en Saúl y confió en Thomas y confió en el Torete.
Un desolado abrazo y Forza Atleti!
Opel Astral?
ResponderEliminarPerdón, de que.
ResponderEliminar¿O sea, que Don Mondo está de acuerdo en el verdor insulso y faláz del apodado torete?
ResponderEliminarYa era hora de que se cayera del guindo, hombre.
La única explicación que encuentro para la fractura de tibia del Gran Timonel es que el culo pateado era el de Asensio, cuya ficha ya saben a quién pertenece. Como saben, nunca he olvidado lo ocurrido hace dos veranos, pero he de reconocer que hacía tiempo que no veía un centrocampista del Aleti con tanto mando en plaza, tanta elegancia y tanto savoir faire. ¡Qué lástima!
ResponderEliminarMe uno a ese apoyo para nuestra brújula rojiblanca. Que se recupere bien y pronto nuestro 5... Coincido plenamente en que es una magnífica oportunidad para el 17. Lo de Vietto es preocupante. Nadie esperaba que tardase tanto tiempo en saber a qué se juega en este equipo. Simeone le quiere dar confianza pero no termina de soltarse. Lo peor es que, como bien dices, cada vez las oportunidades van a ser menores y los nervios de él por hacerlo bien mayores: cóctel peligroso.
ResponderEliminarPor lo demás, partido a partido ahí seguimos... ;-)
A mí Tiago me ganó hace tiempo, y cuando uno le conoce personalmente, crece más aún su admiración hacia él. Como futbolista, yo le tuve cierta tirria los dos primeros años, sobre todo después de que el inefable tribunero que tuvimos como entrenador decidiese prescindir de Rául García en aquella final de Barcelona. Nunca sabremos qué habría pasado si...
ResponderEliminarPues del mismo modo, nunca sabremos cómo habría ido la temporada con él, estando al nivel que estaba. Pero esto es parte del fútbol, ese caprichoso que te permite ganar una liga de forma épica en el campo de tu rival después de haber perdido a dos de tus dos mejores pero que después te priva del título más importante de tu historia de manera agónica sin concederte la oportunidad del "qué hubiera pasado si...".
A mí me parece justo que así sea. Soy de los que pienso que todas las cosas en la vida pasan por algo. Y si una tragedia de este calibre había de pasar, no se me ocurre mejor momento que éste, más que nada porque no nos quedamos huérfanos de líderes en el campo. Es una desgracia, sí. Pero muchas veces de estas cosas surgen las oportunidades. El caso más cercano lo tenemos en Oblak, al que muchos le atribuían el cartel de ser una estafa de 16 millones. Si Moyá no se llega a romper en aquel partido ante los alemanes, quizá no estaríamos disfrutando del (para mí) mejor portero de Europa ahora mismo.
Además, tenemos jugadores que ahora no se podrán "tapar". De gente como Saúl, en el que confío plenamente, dentro de unos meses podremos asegurar si sirve para este Atleti o no. Nuestro hoy capitán, tuvo que irse a dos equipos menores y aun cuando regresó y llegó el Cholo al equipo, no fue el jugador que es hoy. Por eso opino que, estando Simeone en el banquillo, y los Godín, Filipe, Juanfran en el campo, no hay por qué preocuparse. Al menos por ahora.
Por cierto, D. Carlos. O se ha equivocado usted de provincia andaluza en el segundo párrafo o hay algo que desconozco que pudiera hacer Thomas en la Tacita de Plata. Si es así, prometo estudiar más.
me refería al Carranza, que estuve viendo en el estadio. Thomas jugó el primer partido, contra el Cádiz, primero de medio centro y luego de central, siendo el mejor del equipo. Quizás hiciera crónica de aquello, no recuerdo
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarSolo para hacer constar que el Reus es mi segundo equipo a partir de hoy. Además del video promocional, hoy se llevan a la viuda de Juncosa –89 años– al palco donde su hijo le entregará una placa en homenaje a su padre.
Sobra decir que todo ha partido de la directiva del Reus.
Nota.- la cochinilla sirva para hacer carmín. De hecho había gente inexplicablemente contenta en verano.
Coda.- sigue leyendo cartas.
Un cordial saludo,
Borcam
Sabía yo que se escapaba algo.
ResponderEliminarSaludos.
¿Qué pasa? ¿Está usté en Cádiz?
ResponderEliminar19 partidos.
ResponderEliminar9 goles en contra.
12 veces la puerta a cero.
¡Viva Tiago!
¡Viva Prim!
¡Viva Reus!
¡Viva Cádiz!
Buenas noches.
Suma y sigue...
ResponderEliminarBuenas noches.
No hace falta que les recuerde quién viene el domingo al Calderón. A ver si estamos todos a la altura. Espero que el gran Raúl tenga el recibimiento que se merece. Y, a poder ser, que no nos la arme.
ResponderEliminarSuma y sigue...
ResponderEliminarBuenas tardes.
La mano de Gianni Infantino nos enseña el camino.
ResponderEliminar(rima!)