Pasada la mitad del Torneo, algunas
cosas nos van quedando (aún más) claras.
Nos va quedando claro que Escocia, que
ha intentado hacer un rugby más alegre y audaz que en ediciones pasadas, no
tiene ni la suerte ni la experiencia necesaria para llegar más arriba en el
Torneo. No tiene suerte ni para evitar una derrota cruel en casa fruto de un
ensayo raro tras un rebote que no era sino un fallo de uno de los más
falladores del Torneo, Haimona, ni tuvo suerte para evitar esos diez minutos
agónicos en su propia 22, evitando primero que los italianos entraran por
riñones aplicados a la melé gracias a un golpe, pero regalando el balón al
sacar ese mismo golpe, con lesión del pateador incluida. Tampoco tuvo suerte,
ni oficio, ni quizás fuerzas para parar el maul italiano en la otra punta de la
zona de ensayo, con un hombre menos por una amarilla en muy mal momento.
Escocia, acostumbrada a pasarlo mal últimamente, no merece estas curas de
humildad a menos que sea por el sacrilegio de vestir de rojo (se ve que lo de
vestirse de España se ha puesto de moda) en el mismísimo Murrayfield.
De Italia hemos aprendido que de Italia
no hay que fiarse: fuertes en melé y cómodos en este rugby que nos está
regalando tantos mauls, con más oficio del demostrado contra los ingleses
y con un punto de fortuna, demostró que aprende y aprende y que, comandado
por un Parisse gigante, aprovecha las situaciones que le vienen de cara con
maneras de equipo experto, por más que tenga algunos jugadores lejos del nivel
que requieren los rivales. Italia se tomó muy en serio un partido contra un
equipo en el que vieron fisuras que sólo Laidlaw y Ross Ford, concentrados y
con cara seria durante Flower of Scotland, parecieron haber detectado entre los
locales, por lo demás relajados durante los himnos.
De Francia parece claro que no tienen casi nada claro. Ni
chicha ni limoné, los franceses no son ni un equipo fuerte ni un equipo astuto,
no son ni rápidos ni toscos, ni talentosos ni aguerridos. En manos de Gales,
irregular y, como el año pasado, en línea algo ascendente según avanza el
Torneo, no parecieron tener demasiada personalidad ni demasiadas ganas, si bien
es verdad que más acierto en los tiros a palos habrían cambiado mucho la
historia. Pero Gales, lejos aún del potencial que esperábamos de esa línea
descomunal y esa tercera línea feroz, ganó bien ganado en París tras haber dado
muestras de desconcierto en partidos previos, quizás por echar de menos el
pantalón blanco que nunca debió abandonar.
De Inglaterra hemos aprendido que, si quieren disputar el
Mundial en casa, tienen trabajo por delante y plegarias pendientes para que San
Jorge les ayude a vencer a los dragones que en breve subirán desde el Sur. Si
bien parecían los claros favoritos (al menos tan favoritos como los chicos de verde)
tras los dos primeros partidos, el choque contra el tractor irlandés les ha
dejado mal parados. Asustados por la fiereza de los irlandeses, los ingleses no
encontraron su sitio ni tirando de los jugadores que más están brillando este
año: ni los kilos de Vunipola, ni el incansable trabajo de Robshaw ni los
metros ganados por Burrell bastaron para hacer dudar al enorme equipo verde
que, si nada se tuerce, debería pensar en hacer, por fin, un buen papel en el
Mundial.
Porque, pasados los dos partidos más duros en casa y
pendientes claro está de la visita a Cardiff, lo que parece más claro a un día
es que los irlandeses están un punto por encima del resto. Contra los ingleses
mostraron un ritmo machacón y demoledor, un juego sin fisuras que mezcla una
delantera furiosa en el ritmo pero contenida en los momentos más tensos, dos
centros incansables en placaje y la ruptura que están haciendo que la afición
respire aliviada al ver soluciones para el vacío que la ausencia de O’Driscoll
y Darcy amenazaba, unos alas dinámicos y un zaguero con cara de pocos amigos
que se suma a la línea tanto a la hora de atacar como de placar sin dudar un
único segundo. Si a este entramado se une el efectivo juego de Murray y, sobre
todo, el despliegue descomunal de Sexton, el resultado es un equipo muy difícil
de batir, un tractor capaz de subir cuestas empinadas sin bajar el ritmo y, a
la vez, capaz de trazar las líneas del viñedo con precisión quirúrgica. Sexton,
además, parece haber dado definitivamente el paso adelante, quitándose ese aire
de despiste, frialdad o blandura que tuvo en su momento, mirándose más en el
espejo de Wilkinson, ese furibundo placador de punto de mira de sniper al que
cada vez se parece más el bueno de Jonathan.
Irlanda tiene pinta de saber bien a lo que juega, a conocer
sus armas y las de sus rivales, a fiarse de su propio método y posibilidades.
Irlanda parece confiar en sí misma y no tener prisa durante los partidos para
mostrar de qué es capaz y cómo contrarrestar lo que los rivales proponen.
Irlanda, con este equipo que mezcla la rabia incansable de Best o O’Mahoney con
la experiencia y poderío de O’Connell, el buen hacer del barcelonés Jordi
Murphy (en un día en el que le tocaba la complicada misión de sustituir a
Heaslip), la omnipresencia de dos centros con una misión histórica y las dotes
de almirante de Sexton (nos sorprende por cierto que nadie haya hecho aún el
chiste con “sextante”), tiene pinta de dar muchas alegrías a los que solemos
vestir de verde en febrero y marzo.
En Cardiff sabremos más; mientras tanto, sigamos soñando con
tréboles.
____
Llegaba el Atleti a Sevilla tras el duro partido de Alemania y con la sensación de que el equipo ahora no manda en los partidos con la autoridad de hace unas semanas. El partido de Vigo y el de Leverkusen sembraron dudas en los aficionados y por supuesto entre cierta parte de la prensa, presta a encontrar problemones donde sólo hay problemillas y excitada ante la posibilidad de cantar la caída del equipo del Cholo, esa que vienen anunciando desde hace meses y meses entre publirreportajes de jugadores de equipos rivales y promociones de edredones con escudo oficial.
Las dudas, lógicas, que han dejado los últimos partidos han
tenido el curioso efecto de enfadar también a los seguidores del Atleti
quienes, más que preocupados, se muestran furiosos por que el equipo no
soluciona los partidos fuera de casa a los diez minutos. Tras el partido de
Vigo se leyeron en redes sociales amargas críticas al planteamiento táctico,
que el propio entrenador había reconocido en rueda de prensa; tras el partido
de Alemania se anunció poco menos que el fin de la prosperidad y la paz y, ya
al conocerse la alineación del partido del Sevilla, hubo quien se echó las
manos a la cabeza y acusó al Cholo de excesivamente conservador, cobarde y mal
peinado. Así son las cosas, oiga, que aquí no se perdona una ocasión de hacer
saber a todo el planeta Tierra desde el teclado que uno también sabe mucho de
táctica, así como de vino, literatura, anatomía, videojuegos, bricolaje, alta
política, enfermedades comunes del jilguero, maneras de recorrer el Sudeste
Asiático sin contraer enfermedades gástricas ni malgastar el dinero en
lavanderías, cubicaje de motores diésel, bares con buena ensaladilla rusa,
nombres rusos de mujer, formas de cocinar la patata nueva sin que pierda sus
propiedades, organizar eventos multitudinarios con tino y estilo, limpiar el
rape asegurándose material suficiente para hacer un suquet y atarse los zapatos en público sin perder la
compostura. Luego, claro está, en la vida real, sin Google, con cara y gafas,
las cosas son muy distintas.
___
Salió el Atleti al Pizjuán con hechuras de equipo más
defensivo de lo habitual, con un solo punta en el campo y dos en el banquillo,
muchos centrocampistas por todas partes y menos pellizco de lo deseable, y en
ese planteamiento hubo quien vio síntomas de empequeñecimiento del equipo y de
las ambiciones del entrenador. Hubo quien se echó las manos a la cabeza y quien
rabió por dentro al entender que desde el propio banquillo se habían
traicionado sus propias ansias de victoria por rodillo y sin jugar, victoria
desde el minuto uno, victoria por camiseteo, por ósmosis, por ciencia infusa.
Victoria de las de otros, vaya.
Hubo también, qué cosas, quien vio en todo esto un
planteamiento sensato. El Atleti visitaba el Pizjuán, campo complicadísimo en
el que el propietario, buen equipo que viene de hacer una primera vuelta
fantástica, no pierde desde hace meses. Visitaba el Pizjuán además en un
momento complejo, con varios jugadores importantes fuera de punto o lesionados,
otros apercibidos y muchos cansados, quizás en pleno valle de su preparación
física. Y el Atleti visitaba el Pizjuán en vísperas de un “rally” de tres,
cuatro partidos complicados en los que el equipo se jugaría el tercer puesto en
la liga y continuar en Champions; quizás perder por arriesgar demasiado
conllevaría contentar a la parroquia de inicio a costa del riesgo de convertir
el de ya por sí empinado futuro inmediato en un puerto de categoría especial sin
avituallamiento. A aquellos que vemos que el Atleti no gana con la facilidad
con la que lo hacen otros y no contemplamos la inclusión del aplastamiento
sistemático deportivo como una de las bellas artes no nos pareció insensato el
planteamiento de Simeone: maneras de ver las cosas, maneras de vivir.
Contra un equipo correoso y fuerte en el centro del campo,
de esos que al Atleti no le gustan por ser el reverso de su moneda, el Atleti
jugó un partido serio pero no bonito. Demasiado metido atrás y demasiado lejos
de la posibilidad de lanzar un contrataque sólo con Griezmann como velocista,
el Atleti tuvo poco peso en ataque y mucha solidez en defensa. Con Koke lesionado, Arda y Griezmann eran los
únicos jugadores de pellizco disponibles y ambos estuvieron bastante mal; sólo
la salida de Torres, potentísimo y peligroso en este teórico momento de declive
físico del que tanto hablan los que no le han visto jugar más que en Eurocopas
y Mundiales, permitió al equipo salir de la trinchera. De haber marcado
Griezmann tras un pase de Torres o el propio Torres tras irse por fuerza de dos
rivales, el partido habría sido un prodigio táctico: primera mitad de
contención, desesperación y desgaste rival desde trincheras, segunda parte con
protagonismo para la caballería ligera y los francotiradores. No fue así y el
Atleti sacó un buen empate en un campo dificilísimo contra un rival solvente y
serio, un empate que en cualquier encuesta a principio de liga se habría tomado
como un buen resultado.
Ante el Atleti se empiezan a ver las curvas más duras de la
subida de las próximas semanas. Haber perdido en Sevilla nos haría ver la
empresa como casi imposible, el empate nos hace pensar que no vamos mal de
piernas y que por ahora la gestión de fuerzas, en momento complicado, es
adecuada. El domingo hay un partido importantísimo, el miércoles otro aún casi
más, otro difícil luego en Barcelona. Esperando que vuelvan las energías a las
piernas, solo queda ver cada curva como se ha visto siempre, pedalada a
pedalada, curva a curva, partido a partido.
Es que los rivales también saben jugar.
ResponderEliminarNo es tan fácil ganar en Sevilla.
El Sevilla y el Valencia son dos muy buenos equipos.
Tampoco va a ser fácil ganar el domingo.
El Leverkusen es después del Espanyol.
¡Viva Torres!
Buenos días.
Lo gracioso es que el mensaje de ir partido a partido, que sabemos que es el único plan que funciona para este equipo, parece que ya no va con nosotros, por no hablar del "no consuman".
ResponderEliminarAyer escuché a Juanfrán en el programa de Onda Cero de después de comer. Busquen el audio, es una inyección de vitamina atlética y de positivismo todo su mensaje. Me quedo con eso, no con los gurús de las redes sociales.
Buenos días.
¡Muchas Gracias por su crónica!
ResponderEliminarTambién lo veo así, y cuando dudo, me acuerdo del árbol que da manzanas y se me pasa.
Abrazos.
Buenas tardes, Maestro. Del rugby no digo nada; de su análisis del Atleti bastante de acuerdo, con una precisión: el equipo no manda últimamente en los partidos por la sencilla razón de que le falta su mejor hombre, ese que se apellida Resurrección Merodio. Y, fíjese, yo que era más optimista antes de las visitas a Leverkusen y Sevilla, sorprendentemente he quedado muy satisfecho con lo acontecido: derrota por la mínima en Alemania tras un mal partido que, con un pelo de mala suerte, nos habría dejado fuera de la Liga de Campeones; y empate sin goles en Sevilla, que, con un pelo de buena suerte, hubiera sido victoria, que elimina totalmente a los de Emery, gol average particular incluido, de nuestra guerra por la tercera plaza.
ResponderEliminarHa sido una semana muy dura y se ha salido de ella con motivos fundados para el optimismo: nos esperan dos partidos durísimos contra alemanes y valencianos, sí, pero ambos serán en el Vicente Calderón, donde le gustan al Cholo.
El partido de los periquitos será otro cantar dependiendo mucho de que se metan o no en la final de Copa.
Yo, pese a la bronquitis, confío más que hace siete días, que ya es decir.
Lo que me molesta, sin embargo, son campañas como la iniciada hoy por Barbero & Cia a cuento de los "problemas" que está creando Mandzukic. Esperemos que nuestro bravísimo portero de discoteca croata calle unas cuantas bocas el domingo, empezando por la del porterete saltimbanqui de los ché.
Forza Atleti!!!!
Muy de acuerdo con su crónica rugbier: la torpe patada final del tres cuartos apertura de Escocia (que debutaba) es impropia del nivel de esta competición, y se paga.
ResponderEliminarFrancia sigue con su rugby industrial. Con ver la cara de Saint André y escuchar sus declaraciones, queda todo explicado. Con su pan se lo coman.
Hablando del Atleti, tan solo decir que el año pasado ganamos muchos partidos que hubo que "madurar" primero. Ese creo yo que era el plan y, si no salió bien al 100%, fue por detalles. Cosa muy normal en futbol, por cierto.
Yo confío, y aplaudo la temporada que está haciendo el equipo.
Don Dueño, el crecimiento del rugby como deporte universal solo puede llegar a través de la humillación de las selecciones históricas(y no lo digo por la victoria de la pésima Italia). La pena es que sean tan escasas estas ocasiones.
ResponderEliminarSi me apura, le digo que hay que invalidar todas las Copas del Mundo hasta que no haya disponible una temible selección brasileña.
Hablando de futbol, con el empate en Sevilla creo que tenemos un rival menos en la carrera para llegar a la tercera plaza, es algo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVaya lío de tarde. Los del Español parecían placadores galeses.
ResponderEliminarhttp://ctxt.es/es/20150312/deportes/592/El-escudo-por-dentro-La-colchoneria-El-hacha.htm