Volvía el
Atleti a casa tras el extraño partido de Vigo y, cosas que ocurren, no flotaba
en el ambiente ni la más mínima duda de que el equipo saldría fuerte, jugaría
bien, ganaría el partido. La certeza no venía provocada por el estado de forma
del Almería ni por su situación en la
Liga , dentro de ese pelotón que va del puesto 10 al 16 en el
que meten los codos equipos admirables como el Eibar, algo decepcionantes como
el Athletic o directamente desconcertantes como la Real Sociedad. La certeza, cree
el que suscribe, venía de otro sitio.
Si la
afición llegaba al campo sin dudas era por esa capacidad que tiene el equipo
del Cholo de retrotraernos a esos tiempos en los que uno iba al campo sabiendo
que el Atleti iba a ganar. Quizás luego no ganase, ya lo saben Vds, pero la
realidad es que, de chico, uno iba al campo con la certeza de que el Atleti iba
como mucho muchísimo a empatar y eso si las cosas no se daban bien. Lo normal
por aquel entonces era ganar, ganar jugando bien, ganar jugando mal. A veces,
muy pocas, se perdía jugando bien, o se empataba jugando regular. Si se jugaba
mal muchas veces se ganaba; sólo se perdía jugando medio bien si el equipo
rival era mejor, más potente, estaba más en forma y, aún así, se perdía
plantando cara y dando pelea hasta el pitido final siempre y cuando no
ocurriera una desgracia o pitara Álvarez Margüenda.
Quizás
esta sensación, que no era de invencibilidad ni de superioridad arrogante sino
de seriedad y de solvencia, ha vuelto al Calderón demasiado rápido, de forma
demasiado abrupta. La irrupción del Cholo y su carácter ganador, su solidez
técnica, su capacidad para recuperar jugadores y convertir el agua en vino
parece, cuando se compara con el período baldío y tristón de manzanos y
ferrandos que le precedió, una orquídea floreciendo en medio del suelo de
hormigón de un parking de polígono industrial. Aquello a lo que nos ha
acostumbrado en tan poco tiempo el Cholo, es decir, a ganar, a plantar siempre
cara, a poner en aprietos a los equipos más potentes en su casa o en la
nuestra, a competir como fieras en pocas palabras, quizás nos haya hecho perder
algo de perspectiva sobre el lugar del que venimos y, qué cosas, sobre las
cosas que pasan en este deporte que llamamos fútbol.
Tras la
derrota en Vigo, que fue justa y proporcionada para todo aquél que viera el
partido, se levantó una tímida ola negra de pesimismo y de ira que acabó por
sofocarse en poco tiempo; sin embargo, fue ola al fin y al cabo. En Vigo se
jugó la mar de mal y se hicieron pruebas que demostraron ser fallidas.
Jugadores que venían de hacer buenos partidos naufragaron sin excusa, y la
ausencia de Arda, Koke y Raúl hizo que la afición pisara el rastrillo de la
realidad y se diera en plena cara con el hecho incontestable de que la
plantilla no es tan extensa como nos gustaría, que los jugadores a veces juegan
mal, que los rivales a veces juegan mejor y que no siempre se gana por el
simple hecho de querer ganar. Se perdió un partido que más bien ganó un rival
inspirado en sus pocos tiros a puerta, en el que colaboró el árbitro con un par
de decisiones desacertadas que, de haber ido en otro sentido, quizás podrían
haber acabado en un partido injustamente empatado por el Atleti. Empatado, o
hasta ganado, sí, pero injustamente. Pero, cosas que ocurren en la era digital,
quizás por obra de la bendita costumbre de la victoria en la que nos ha
sumergido Simeone y quizás por la ponzoña que derrama ese pozo de amargura y
faltas de respeto que son las redes sociales, al acabar el partido de Vigo
parecía que también se había acabado el equipo, las aspiraciones a Champions,
la época dorada del Cholismo, el mismísimo Mundo al fin y al cabo.
En
Twitter, ya sabemos, conviven especímenes molestos tales como el rival amargado
presto a hacer comentarios que terminan en jajaja,
los entusiastas del suplicio ajeno, los guardianes de la estética futbolística
y la moral pateadora, los pontífices tácticos y los periodistas rabiosos. Toda
esta molesta jauría es tan extensa que, aunque uno no siga a ninguno de ellos
por no tener interés lo que dicen, resulta prácticamente imposible no enterarse
de las barbaridades e inconveniencias que sueltan. Lo grave, además, es que muchas
veces es porque son precisamente los seguidores del equipo propio los que
contestan a sus bravatas, discuten sobre sus disparates y dan publicidad a sus opiniones
carentes de cualquier valor. Porque, por si fuera poco, al grupete anterior se
suman en los días señaladitos los atléticos amargos incapaces de ver con
perspectiva el momento maravilloso que vivimos, los pretorianos que no toleran
la crítica a nadie si él no está de acuerdo, los catastrofistas que ven en cada
mínima muestra de humanidad del equipo señales inequívocas de que el final se
acerca y graves doctores que guardan larvada la amargura de ver que un jugador
al que siempre criticaron despunta ahora como un buen elemento, que aprovechan
cualquier desliz para lanzar a los cuatro vientos eso de “ahí lo tienen, mírenlo, anda que no he dicho yo veces que fulano es un
petardo”. Un poema, un ambientazo, un rollo importante, oiga.
Al final,
entre unos y otros resulta más aconsejable cerrar persianas en ciertos días y
quedarse tan tranquilo al amor de la lumbre propia. En día de derrota resulta
casi imposible asomarse a ciertas redes sociales a opinar con calma sin ser
apedreado tanto por los que consideran que no cabe la crítica al equipo o el
entrenador como por los que elevan a la categoría de
catástrofe-que-yo-ya-predije cualquier partido de fútbol. Si bien todos coincidimos
en el NO CONSUMAN cuando se trata de ciertos disparates contados por ciertos
medios (o más bien por ciertos periodistas dentro de ciertos medios), parece
que el siguiente paso es no consumir tampoco redes sociales ni para bien ni
para mal. Así somos de majos, qué les parece a Vds.
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Salió el
Atleti al campo y salió también el Almería, que iba vestido como de chándal de
gimnasia sueca de esos que se llevaban antes: azulito y con una V grande en el
pecho. Si nos dicen que en vez del Almería había venido en su lugar un equipo
checo de los 80 nos lo habríamos creído igual; si en vez de medias hasta la
rodilla sale el Almería con calcetinitos blancos cortos de esos con una raya
azul y otra roja y dos raquetitas de tenis cruzadas, tampoco nos habría extrañado.
El Almería salió vestido de señor de mediana edad que anda rápido por el paseo
marítimo y lo peor es que a estas alturas ya nada nos extraña; las cosas del
fútbol de hoy en día, ya lo saben Vds.
El Atleti
salió, algo es algo, vestido de Atleti y con el equipo que uno considera que debe salir,
incluyendo a Saúl haciendo de Koke durante la lesión de Koke. Y Saúl hizo bien
de Koke y el Atleti jugó bien y resolvió rápido, beneficiándose de un penalti
que no fue, jugando una única mitad de partido y reservando jugadores y
protegiendo amonestados en vísperas de los dos próximos partidos de liga que se
nos vienen encima, que serán muy importantes y llegan en un momento complicado.
Lo que viene siendo una gestión eficaz del tiempo y los recursos, oiga, todo un
curso de Management de ese.
En el
Atleti de ayer se vieron algunas de esas cosas que hacen muy eficaz al Atleti
de hoy en día: un portero al que le tiran pocas (tan poco trabajo conlleva
mucho mérito para hacer bien las cosas cuando toca, por cierto), unos centrales
serios y concentrados, dos laterales que requieren un poco más de análisis y
dos medio centros sensatos y a tono. Del resto, es decir, de Saúl y su buen
partido, de Arda Turan y su capacidad para hacer exactamente lo que le da la
gana en absolutamente cualquier situación, y de la estupenda conexión que está
naciendo entre los dos delanteros de unas semanas a esta parte, depende que el
equipo, eficaz y sólido en cuartos traseros, resuelva con más o menos brillo y
en más o menos tiempo este tipo de partidos poco exigentes.
Y es que
Juanfran ha asumido definitivamente el papel de Filipe Luis – el lateral que,
combinando y con rapidez, permite construir el ataque por su lado – y Arda así
lo ha ratificado, combinando alegre tantas veces necesite por su banda hasta
encontrar la ocasión de llevar el balón a posiciones de tiro. Mientras tanto,
por la otra banda, en un universo paralelo (no hagan chistes), discurre la vida
de Siqueira. Siqueira, fiel a su estilo desconcertante, lo mismo sale corriendo
como una bala en dirección a la nada como se para e intenta un regate de
filigrana. A veces llega bien a la línea de fondo y pone un pase magistral, a
veces desbarata él solito una situación ventajosa tomando una decisión
catastrófica. Siqueira, además, no tiene suerte, el hombre; Siqueira es de esa
gente que aparece en bermudas en un funeral por no haber leído el mensaje
completo, o suelta un chiste inoportuno cuando ya terminó la pelea de bar y se
vuelve a montar un follón cuando ya todo parecía resuelto. Siqueira consiguió
que le expulsaran (quizás injustamente) en el único partido en el que el Atleti
había gestionado a la perfección el no recibir amarillas, y se fue para el
vestuario con una cara muy cómica, sin explicarse, una vez más, la situación
que él mismo había provocado. Eso sí, les advierto yo una cosa: a Siqueira, que
es un desastre con buena voluntad, el don de la inoportunidad y la capacidad
para tomar decisiones adecuadas de una acelga, le estoy yo cogiendo cariño. Me
pasa un poco como con Pernía. Avisados quedan.
Alejados en
fin de la zona impredecible del lateral izquierdo, ayer fue el día de los
delanteros. Mandzukic, que tiró de galones a la hora de hacerse con el balón
del penalti (y eso que Griezmann lo había cogido por si colaba) marcó un gol y
pasó los balones en los otros dos; Griezmann, que abrió la tarde con un control
portentoso tras un pelotazo larguísimo de Moyá, marcó dos. Entre uno y otro
amargaron la existencia a la defensa del Almería, tan tranquila con su chándal
de jubilado, y dejaron el partido cerradito y con un lazo cuando se llevaba
media hora. Mandzukic sirvió a la perfección dos balones, uno en profundidad y
uno por alto, reeditando lances de su partidazo contra el tercer equipo de
Madrid del otro día; Griezmann volvió a lucir control prodigioso en carrera y
precisión de cirujano para poner el balón en el poste en el primer gol, y
habilidad ratonera en el segundo.
Entre uno
y otro, con la posibilidad de meter a Torres casi por cualquiera de ellos si la
situación lo requiere, el Atleti tiene garantías de hacer daño y mantener a la
defensa rival ocupada siempre y cuando no se produzca la rara conjunción astral
de Vigo. Y si Mandzukic se ha ido ganando los galones y el sitio poco a poco
desde el inicio de la temporada, la progresión de Griezmann desde el partido de
Bilbao, quizás coincidiendo con el ataque de epilepsia que llevó a su peluquero
a hacerle ese desaguisado, es meteórica. Goleador, fino estilista y hábil
cuasi-centrocampista con trote ligero de tirador de florete, Griezmann está ya
muy cerca del jugador que debe ser; cerca, no ya allí, porque de Griezmann
esperamos más. Si adquiere algo del instinto peleón de Mandzukic y se convence,
como Arda, de que ir al suelo, rebañar balones y no perderlos por entrar con la
pierna floja y sin fe, es parte fundamental de su trabajo, Griezmann puede
convertirse en un jugador aún más letal, más completo que ese físico de López
Ufarte sugiere, más potente, mejor; viendo la progresión, no parece que estemos
lejos.
Así que,
una vez más tras un tropiezo, el Atleti ganó bien y volvió a dejar claro que lo
suyo es precisamente ir a lo suyo, lejos de los amargos cantos de Twitter que
anuncian la catástrofe, lejos de las risitas de los rivales que esconden en sus
chistecitos el miedo al que viene fuerte y la rabia por el – al menos
provisional – fin del cómodo bi-equipismo que todo lo explica. El Atleti tiene
ahora dos partidos muy complicados y un tercero, el Espanyol, que puede
complicarse mucho también. En medio, Champions, esto es, un mes complicadísimo
con muchos partidos duros. Precisamente lo que le gusta al equipo del Cholo,
precisamente el fregado en el que se desenvuelven bien los jugadores.
Confiemos.
Coincido en su análisis de los laterales al completo. Pregunto, por si vds. lo saben, ¿qué ocurre con Ansaldi?
ResponderEliminarSe supone que ya está y no va convocado, cuando parecía uno de los de la guardia pretoriana del Cholo.
Visto su cariño a los laterales izquierdos de dudosa valía, no sé cuál será su opinión sobre el mítico Clemente Villaverde. (Con el pelo negro y postura inclinada, recorriendo la banda, no del de ahora).
En el último párrafo ese Twister está muy bien colado, no crea.
Yo creo que estamos siendo muy injustos con Siqueira. Más que nada porque viene a suplir a uno de los mejores (si no el mejor) en su puesto y las comoaraciones son odiosas. Pero, de hecho, lo está haciendo mucho mejor que Filipe en sus dos primeras temporadas aquí (y fíjense en lo que le está costando a él ser titular en ese odioso equipo donde decidió ir). Creo que su mayor problema es en partidos donde debido a un exceso de relajación, pierde la concentración, lo que le lleva a cometer faltas absurdas. Le pasó en Éibar y ayer en la primera tarjeta, por no remontarnos mucho más. Pero como no le levanten la tarjeta será una baja muy sensible, más que nada porque Ansaldi, ni está ni se le espera. Tengo muchas ganas de ver los tres siguientes partidos de liga y la eliminatoria de Champions. Si los sacamos adelante, será importantísimo para afrontar todo lo que falte estando muy arriba.
ResponderEliminarYo también confío, Maestro. Sin dudas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Yo creo que lo mejor está por venir....
ResponderEliminarEl atleti, a parte tropiezos como el de Vigo, tiene una pinta para esta segunda vuelta y champions tremenda.
9 de cada 10 dentistas recomendábamos a Ansaldi...
Lo de Siqueira lo explicó muy bien don Ramón: cuando tienen que botar, pasa, cuando tiene que pasar, tira, y cuando tiene que tirar, no sabe si pasar, botar o tirar. Vaya menda, es exasperante. Y tampoco defiende bien.
Abrazo a todo y las máximas expectativas ante el mes que se avecina.
Pedazo de jugador Griezman, y el croata, al que me ha costado un tiempo ver, por torpeza mía, vaya 9!!
Confiamos, D. Carlos, confiamos. Como no puede ser de otra manera.
ResponderEliminar¿Pero cómo es posible que alguien no esté disfrutando de esta época? ¿Cómo es posible que haya tanto "amargao"? Pónganse cómodos, oigan, que viene lo mejor.
Buenos dias.
Hola,
ResponderEliminarQué tiernas las raquetitas y las Dunlop Maxply.
Qué tiernos los muletos de los 80.
Y qué capacidad tiene Ud. para asociar imágenes: la comparación con de los jubilados y sus alpargatas de cuero (o–como–se–llamen) con sus calcetines también blancos que pasean rápidos por el paseo marítimo para ir a un sitio que no saben donde esta porque no hay tal sitio.
Mes complicado. Sigamos disfrutando.
Un saludo.
Lo mejor del partido es haber conocido personalmente al Sr. Omega y al Sr. Mondo.
ResponderEliminar¡Viva Prim!
Buenos días.
http://www.marca.com/2015/02/24/futbol/equipos/atletico/1424759731.html
ResponderEliminarQué gozada leer las declaraciones del Niño, tan feliz y tan comprometido.
Por cierto, Don-José-Ramón es moreno!
ResponderEliminarSeguimos creyendo, por supuesto.
ResponderEliminarGanar, ganar, ganar, ganar y volver a ganar, ganar, ganar, ganar y volver a ganar, ganar, ganar...
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