El viernes empezó por fin el 6 Naciones tras casi un año de
espera, un año entero soñando con días fríos, campos embarrados, pubs
abarrotados y cejas rotas. Y lo hizo en viernes y de noche, mostrando que también al 6 Naciones
llegan las cosas de la mercadotecnia y el fútbol, de la tele y los fans de
corbata y palco de empresa, del espectáculo por el espectáculo.
El 6 Naciones empezó en Cardiff entre juegos de luces y
fuegos artificiales, entre llamas, focos, efectos de sonido y puesta en escena
de la Superbowl. Antes de los himnos los aficionados menos recientes echábamos
de menos esos partidos a medio día entre equipos vestidos de colores planos sin
logotipos en camisetas con cuello blanco de polo, arbitrados por tipos vestidos
con los colores del equipo de su país de origen, en los que no había cambios a
menos que los médicos de ambos equipos lo autorizasen, en los que las brechas
se solucionaban sobre la marcha con un pegote de vaselina aplicado sin guantes
de látex.
Pero el rugby evoluciona, y vaya si lo hace, y ahora los
partidos comienzan con fuegos artificiales y los equipos salen a jugar entre
llamaradas y explosiones con colores que no son los suyos, proliferan los
samoanos gigantescos y los neozelandeses y sudafricanos nacionalizados y ya casi ninguno parece poder resistir al paso de los tiempos
alineando únicamente locales; eso hasta Escocia, que este año lleva al torneo un
granaíno, e Irlanda, que juega con un barcelonés, a ver cómo se quedan Vds. El rugby
del Norte, más tradicional y menos físico que el
enloquecido y admirable rugby eléctrico y agotador del Sur, va adaptando las
costumbres de las excolonias y alinea gigantes de piel oscura y atletas de
cuellos de boxeador en este rugby de vísperas de Mundial, rugby de zagueros
protagonistas, patadas profundas, drops trabajados y kilos y kilos de músculo
peleando en rucks gestionados con eficacia quirúrgica a más pulsaciones de las
que los médicos recomiendan.
Pero toda esa evolución de luminotecnia y cámaras superlentas,
esa profusión de logotipos y colores, esas camisetas pensadas para ser vendidas
a los aficionados y no para distinguir a los buenos de los malos, pasan a un
segundo plano cuando suenan los himnos y los jugadores agarran la camiseta del
compañero y se desgañitan cantando algo que saben que, por muchos palcos Vip que venda la organización,
por muchas llamas y bengalas que se tiren al salir el equipo, por mucho que
cambien los horarios, al final hay una única cosa que realmente importa en el
torneo: representar a los tuyos, reditar batallas antiguas, cambiar la historia
o al menos intentarlo, dejar hasta la última gota de sudor por esa multitud
vestida de colorines que abarrota estadios y pubs en un rito que ya tiene más
de 130 años. Qué bendición de torneo.
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Tras la primera jornada las conclusiones serían precipitadas, pero alguna pista va quedando. La primera, que Inglaterra viene mucho más seria de lo esperado, tras ganar con autoridad y solvencia a Gales en Cardiff. Gales, una de las favoritas por nombres y trayectoria, no parece dar con la tecla de la regularidad ni con la bisagra que permita a su fabulosa línea encadenar pases con la fluidez que la alineación, vista sobre el papel, sugeriría. Quizás sea un problema propio o quizás fuera mérito de los ingleses, poderosísimos en melé, agresivos y serios durante todo el partido, mucho más equipo que los anfitriones, despistadísimos al final del segundo tiempo.
Las otras dos pistas más o menos claras son que a Irlanda,
muy superior a los italianos, aún no la hemos visto en situación apretada y que
Francia, que visita Dublín el próximo fin de semana, no deja de ser ese equipo
basto que en nada recuerda a lo que el imaginario colectivo sigue asociando con
los vecinos. Ante una Francia vestida de España y con un López y un Guirado en
la alineación (y un Parra, pero este es portugués), Escocia jugó vestida de
local y mostró ilusionantes síntomas de evolución hacia un rugby alegre y a la
mano que recordaba mucho más al ADN francés que el pesadote rugby de patadas
largas y muslos gordos de los locales. Escocia falló un drop, una
transformación y un golpe y si no es por eso quizás se hubiera llevado un
partido jugado al ataque con alegría y con bravura a la hora de defender en 22,
muy lejos de ese juego tristón que le sirvió para llevarse una paliza en casa
(0-22) en la última Calcutta Cup.
Una sorpresa agradable y esperanzadora vestida de azul
oscuro, una candidata que no parecía serlo tanto vestida de blanco, un equipo
verde muy serio y competitivo que vela armas ante su primer partido grande, un
equipazo que no consigue jugar como se espera vestido de rojo y un equipo que
debería vestir de azul pero con camiseta roja españolizada con un rugby feote y
una afición que, como es tradición, sólo canta cuando gana son los
protagonistas de la primera jornada. El sexto, el admirable equipo azul que
evoluciona año a año, no parece que en esta edición pueda aspirar a mejorar
pasadas ediciones. Y, mientras tanto, España ganando 43-20 a Rusia con un
rosario de ensayos y claros síntomas de mejoría. Que dure.
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Como bien saben los pacientes seguidores de este blog, el derbi local es el partido que menos le gusta al que suscribe, servidor de Vds. Normalmente a uno no le gusta este partido por la tirria natural que uno profesa hacia el otro equipo grande de la capital y sus pesadísimos seguidores, los nervios propios de la ocasión, la irritación por las campañas previas para desestabilizar en uno u otro sentido al equipo, los bulos y faltas de respeto de tertulias y portadas, los pesadísimos montajes fotográficos que circulan por redes sociales antes y después del partido y el tradicional mal ganar y mal perder de nuestros adorables vecinos del Norte. Nada nuevo, ya saben Vds, oigan.
A todo este irritante panorama se añaden este año dos
elementos nuevos. El primero, el hastío. Seis veces, seis, hemos tenido que
pasar este año por el aburrido proceso de calentamiento de partido por parte de
la prensa, por el bosque de fanfarronadas y faltas de respeto, de amenazas de
humillación que luego no se cumplen pero de las que nadie responde, de rumores
de sanciones, fichajes, salidas de jugadores. Este año, además, hemos tenido
que aguantar cansinas reflexiones sobre el imaginario carácter violento del
equipo, sobre su mal juego, sobre el exceso de goles a balón parado, sobre
cualquier aspecto que, a juicio de la prensa desquiciada, pueda suponer un
demérito para los logros del fabuloso equipo del Cholo. En plena vorágine de
comentarios absurdos y justificaciones de lo injustificable, este año más que
nunca nos hemos hartado de ver dobles raseros, análisis infantiles, ataques de
niño enrabietado, invocaciones del más allá, comparaciones delirantes como
aquella con Estudiantes de la Plata de Bilardo, rosarios de excusas tras las derrotas,
justificaciones de párvulo, comentarios despectivos sobre la conveniencia de
ser eliminado de una competición para cuya remontada se había conjurado a la
afición en pleno, bravatas con ceja depilada, llamadas a dar patadas por parte
de supuestos genios malagueños, comentarios desquiciados enviados desde medios
supuestamente serios. Un poema, un despropósito, una espiral de idiocia
sonrojante difícilmente explicable a un niño, a un extranjero desconocedor de
los ridículos mecanismos deportivos patrios, a un extraterrestre, a un mono
platirrino. Una pesadez, un rollo, un tormento innecesario. Un coñazo, vaya.
El otro elemento nuevo está en la grada. La irrupción del
Atleti en el panorama futbolero internacional, o más bien su vuelta de una vez
por todas, parece haber atraído el interés de tour-operadores asiáticos y
europeos que llenan de clientes las gradas del Calderón día sí y día también.
En día de derbi, como pueden imaginar, multiplican su demanda. Imaginamos que
animados ante la posibilidad de ver el enésimo partido lamentable de cierto
ídolo mediático con museo autofinanciado y estatua de bronce que le representa
haciendo su famosa celebración, esto es, el afamado grito de tonto de pueblo
manchego al paso de un descapotable, la grada del Calderón se llena de grupos
de japoneses con palo de selfie, ingleses en viaje cervecero, grupitos de
franceses con conocimiento futbolístico nivel usuario novato y recuas de rusos
embrutecidos acompañados de mujeres enjoyadas que comen pistachos con la boca abierta.
El resultado es probablemente lucrativo para las agencias de
viaje, pero devastador para el ambiente en la grada. Así, entre aficionados de
toda la vida que saben que lo que se juega en el campo es más que tres puntos y
una victoria, disfrutan del ambiente los visitantes como quien va a ver un
concurso de monólogos; no entran en este saco, claro está, aquellos procedentes
de países futboleros (ingleses, escoceses, argentinos) que sí comprenden lo que
pasa.
Por el contrario, el resto se deja llevar por lo que ven y
se añaden a la corriente general sin tener ni pajolera idea de lo que ocurre.
Si el fondo salta, tres franceses jovencitos vestidos y peinados exactamente
igual saltan tan contentos y se miran entre ellos para demostrar lo bien que se
lo están pasando gracias a las entradas que les compró su papá; si la grada de
lateral canta improperios, cuatro rusos dan palmas mientras se quitan las migas
de pan de la comisura de los labios. Si el Atleti marca, lo celebran con pasión
cinco japoneses educadísimos vestidos de punta a cabo con merchandising del
Atleti. Con el partido empezado y el Atleti atacando, llegan tarde seis turcos
con bufandas del rival (y uno de ellos con una del Barça en el día de ayer,
como lo oyen) y hacen levantarse a media fila entre las protestas de la grada
entera. Siete rusas enjoyadas hacen flamear banderitas al ritmo del himno del
Atleti mientras ocho ucranianos alicorados hablan a voces entre ellos de
localidad a localidad, separadas por culpa de que el touroperador vendió más de
lo que tenía, atraído por la posibilidad de forrarse el riñón de rublos en
metálico.
Atraídos por una de las gradas más calientes y orgullosas de
Europa, los visitantes contribuyen al enfriamiento de la misma en partido
importante. Que el dinero es el dinero es algo que todos sabemos bien, sobre
todo los que sufrimos un palco lleno de contables en B desde hace tiempo; que
los tiros salen a veces por la culata, también. Mejor haría el club en procurar
que la grada la ocupara en bloque la gente que quiere al club, aún dejando
menos dinero en las cajas registradoras, que en convertir el Calderón en una
visita recomendada en folletos de esos que se dan en los moteles.
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Por sexta vez en la temporada, salió el Atleti al campo a
jugar contra el otro equipo grande de la capital, ayer trasmutado, y no es
exageración, en el peor equipo que ha pisado este año el Calderón, empatado
quizás con el pobrísimo Olympiacos que volvió al Pireo peinadito a raya entre
los lamentos de la pléyade de fans de su engominado ex - entrenador.
Salió el Atleti al campo con el equipo que habríamos sacado
casi todos, quizás con la duda de si Raúl García debería jugar desde el inicio
este tipo de partidos o de si Torres, tormento del vecino en los últimos
tiempos, podría haber jugado de titular. Pero el Cholo decidió y el Cholo, una vez
más, acertó, y el Atleti firmó uno de sus partidos más completos y placenteros
en meses, si bien es cierto que el rival no fue más que un equipete con una
pobre defensa de circunstancias, un medio campo en el que únicamente un jugador
- alemán y rubio, no el otro alemán - mostró categoría y personalidad y en el
que su delantera firmó un nuevo partido raquítico aunque excelentemente bien
pagado.
Salió el Atleti entre los vapores etílicos de aquellos que
ven violencia donde el resto vemos partidos normales y, a los cinco minutos,
vio cómo le rompían la nariz de un codazo a su mascarón de proa (y ya van dos
narices rotas este año, por cierto, en ambos casos solucionados con un
despliegue de coraje y hombría de los propietarios de los huesos fracturados). La fractura de los huesos propios, que son esos huesos de la nariz
que al parecer tienen un acusado instinto de propiedad privada, se produjo en
una acción que será considerada siempre fortuita y nunca violenta, hombre por
Dios, eso de la violencia no se estila en el barrio financiero, es más bien
cosa del río. La fractura nasal, además, fue casi simultánea a la lesión
muscular de Koke, que se dejó las fibras en un sprint en frío. Mal parecían
empezar las cosas para el Atleti; sin embargo, la tarde iba a ser de las que se
recuerdan siempre, también por eso.
En el Atleti jugó Moyá, que ocupó la demarcación de portero
automático. De haber jugado el portero del infantil, o servidor de Vds, o
incluso María Teresa Campos defendiendo la meta colchonera, es casi seguro que
el resultado final habría sido el mismo. Una vez tiró a puerta el millonario
rival, una vez a pesar de haber alineado esa tripleta atacante que los medios
elevan a grupo histórico tras los partidos contra los dos o tres últimos de la
clasificación y que tiene por costumbre desaparecer en los partidos disputados,
guardando sus hazañas para amistosos, torneos veraniegos y eventos festivos con
árbitro y linier. Una vez tiró a puerta el rival, una, que salió al campo
luciendo orgulloso un 4-3-3 con tres delanteros jugando en la novedosa
demarcación de puntausente, alineados con el tino y la elegancia de la mujer
del constructor nuevo rico que siempre lleva su diadema, pendientes y collar
carísimos a todas las fiestas, peguen o no con el traje. Una vez tiró el rival
a puerta y eso, sin duda, se debió al violento y ultradefensivo planteamiento
del equipo local, paladín del catenaccio y el patadón, equipo limitado que
gusta del balón parado, el punterón y el trampeo.
- Pues no, oiga
- ¡No me diga!
- Lo que oye
Con Godín jugando con la nariz llena de patatas fritas al
más puro estilo Mandzukic y Miranda derrochando tranquilidad y suficiencia, el
Atleti sufrió más bien poco en defensa. Juanfran jugó bien como en él es
habitual y también lo hizo bien, y muy bien en alguna ocasión, Siqueira.
Siqueira, excelente en la jugada del gol, hizo un buen partido, mucho mejor de
lo normal. Siqueira perdió algún balón de esos suyos e intentó algún regate
futbolsalero de más, pero en líneas generales estuvo a un nivel mucho más alto
y acertado que en partidos anteriores, algo esperanzador y tranquilizador que
esperemos que contribuya a su mejoría definitiva y la definitiva deglución de las palabras del que suscribe.
Pero donde realmente el Atleti ganó la partida fue desde la
plácida zona de defensa hacia delante. Gabi, entonadísimo y hábil en controles
y juego en corto, y especialmente Tiago, se hicieron con la parcela central con
autoridad y buen juego. Tiago, de nuevo dando una lección de juego en su
posición, fantástico en las ayudas y en la toma de decisiones, ocupó los
espacios con sabiduría y clase, se incorporó bien en segunda línea y marcó un
gol con la ayuda del desafortunado portero visitante; pudo marcar otro de
cabeza tras una jugada estupenda de todo el equipo. Enorme, Tiago volvió a
demostrar que su cabeza es la del entrenador dentro del campo, el procesador
que marca el ritmo del partido, que aprieta cuando hay que apretar, duerme el
juego cuando procede y acelera cuando es necesario, mostrando una madurez que
le ha convertido a sus años en mucho mejor jugador que en temporadas
anteriores.
Sin obviar el estupendo partido de Arda, habilísimo y
preciosista además de vital en la recuperación de balones rebañados al rival,
ni el trabajo de Griezmann, que hizo un buen partido aunque estuviera algo impreciso
y sobrepasado durante el final del primer tiempo, único rato en que el rival se
empeñó en recordar al personal que no era un equipo de final de tabla, las
flores del partido fueron para Saúl y Mandzukic. Saúl, sorprendente recambio de
Koke cuando todos esperábamos a Raúl García, salió en frío al poco tiempo de
empezar el partido y no pareció notar sobre sus hombros el peso de la
responsabilidad del partido grande y de su propia trayectoria. Saúl, algo errático
en sus últimos partidos, cogió el toro por los cuernos y al ratito de salir
metió un gol de chilena pegando el balón al palo tras un pase maravilloso de
Siqueira del que estaremos hablando unos cuantos años. Confiado y fuerte,
cubrió su parcela, robó balones, combinó con calidad e imaginación cuando hizo
falta y dio un gol en bandeja a Griezmann cediendo de cabeza con mucha
inteligencia justo en la jugada en la que se lesionó. Saúl, a quien
reclamábamos un paso adelante, aprovechó la ocasión y mostró personalidad,
calidad y ganas para ser el jugador que todos queremos que sea.
Mención y párrafo aparte merece Mandzukic, autor de un
partido enorme, de manual de delantero centro. Mandzukic se llevó prácticamente
todos los balones por arriba, controló con el pecho y facilitó balones a la
segunda línea, mostró calidad y despliegue y superó en todo momento a los
rivales que, impotentes, intentaban disputarle algún balón por arriba. Cómodo,
Mandzukic leyó estupendamente el partido y el hecho de que el Atleti jugase por
arriba y en corto bastante más de lo normal, aprovechando las ganas del croata
y la blandura y nervios de la limitadita defensa visitante. Mandzukic hizo pues
un partidazo y de su precioso gol en plancha tras jugadón entre Tiago y Torres,
ambos con pases fantásticos, nos alegramos todos especialmente. Todos,
intuimos, salvo la defensa visitante, artificialmente inflada por la prensa
desde hace meses y muy poca cosa para parar a este croata con malas pulgas y
ganas de partidos de este tipo.
Este buen Atleti se merendó sin excesivos problemas a un
rival pobrísimo al que, de haber habido un pelín más de puntería, se le habría
metido uno o dos goles más. Del rival, blandito en las recuperaciones y sin
ganas de pelea, se diría que jugaba con calma sabiendo que siempre habrá quien
justifique su derrota por algún motivo peregrino. Agotado el discurso del balón
parado y el catenaccio, del patadón y la violencia, la afición colchonera
espera expectante la nueva excusa: ¿serán las lesiones? ¿el estado del campo?
¿será que los del Atleti tiran muy fuerte y a dar? ¿habrán comido los jabalíes porquerías?
Algo saldrá, se diría que pensaban los jugadores rivales, tranquilos que algo
dirán, al final no será culpa nuestra, sino suya. Algo inventarán los de la
ouija para justificar el repaso, con algún Estudiantes de la Plata compararán a
este equipo que nos acaba de pasar por encima sin dejar ninguna duda. De alguna
manera justificarán los nuestros que después del partido nos fuéramos de
karaoke para celebrar el cumpleaños de este de las cejas, el mismo que volvió a
hacer un partido nefasto, el mismo que perdió el 90% de los balones una vez
más, el mismo que con 3-0 se puso en una banda a hacer un regatito de esos
suyos con pasos de jota manchega para, tres toques después, dar un pase atrás
de 8 metros que hasta alevín habría dado de primeras, sin complicaciones, sin
alardes, sin hacer tontunas. Porque, como bien dijo un señor en la grada tras
el lance, “lo que a este chico le pasa es que no tiene sentido del ridículo”.
Una vez más el Atleti dio un puñetazo en la mesa, una vez
más pasó por encima a un equipo, esta vez flojete, en un momento importante. Una vez más el Cholo
demostró que lo suyo es un prodigio futbolístico, táctico, de motivación, de
identificación con una idea, y no la caricatura que sucesivamente, partido
ganado tras partido ganado, intentan dibujar sus detractores. Ni patadas, ni
recursos pobres a balón parado, ni catenaccios ni estudiantes de la plata: lo
que el Cholo y los suyos, los nuestros, han vuelto a hacer es explicar a la
vociferante masa acomplejada cuál es la diferencia entre el orgullo y la
arrogancia.
Y ni un solo bailecito ridículo tras la consecución de algún gol, y ninguna pose peliculera tras marcar gol intrascendente. Solo 9 tipos persiguiendo como locos al autor del gol para celebrarlo como un EQUIPO. Nada más, y nada menos.
ResponderEliminarTristemente para mí, tuve que ver el partido en casa y mi indignación con el locutor del plus aún dura. Puedo entender que él vea "choque de cabezas" entre Godín y el otro en la acción en directo. Que en la repetición diga que se lleva un golpe, malo. Y que cuando el inglés le dice que "le da con el codo" no tenga los arrestos para decir que es un penalti como los atributos de Godín de grandes, pues a mí me duele más que mi puerna recuén operada.
Siento una felicidad inmensa por contemplar tanta "normalidad".
Muchas gracias por la crónica, una vez más, D. Carlos.
Excelente crónica, Maestro, al nivel del partidazo de nuestro grupo de jugadores. Derrochando orgullo, coraje y corazón. La descripción de la grada es antológica. Seis, siete, ocho...ojalá se vuelvan a cruzar nuestros caminos.
ResponderEliminarYa les dije hace tiempo que Ganesha estaba con nosotros. Cerciórense ahora, emocionados:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=cVYocVRnFoU
Muy buen partido.
ResponderEliminarMuy buena crónica.
Muy bien todo.
¡Viva Viana do Castelo!
¡Viva Simeone!
¡Viva Slavonski Brod!
¡Viva Ortega!
¡Viva el cocido lebaniago!
¡Viva Prim!
¡Viva el cocido lebaniego!
ResponderEliminar¡Viva René Lavand!
¡Viva Ciges!
¡Viva Saza!
¡Aupa Atleti!
Buenas tardes.
Excelente, Maestro. No hay mejor lectura que ésta en éste maravilloso Domingo de Gloria.
ResponderEliminarY, por cierto, les puse el enlace anterior antes de leer el texto y, ahora que lo he leído, me parece más que pertinente: también había en esa grada dos indios, dos negros como les llamo yo desde el cariño metropolitano, que sí entendían lo que estaba pasando en el césped.
En fin, que me queda cierto regusto agridulce por no haberle puesto seis velas en lugar de cuatro, en la tarta de cumpleaños del bobo de oro.
El Cholo es mi pastor, nada me falta.
http://www.vavel.com/es/futbol/atletico-de-madrid/447709-el-baile-de-los-pobres.html
ResponderEliminar¡Viva Siqueira! (Incluso). Mandzukic debe pasar a ser indiscutible en los altares. Menudo partidazo, hacía tiempo que no se veía un curso completo de lo que es un delantero centro. Y miren que los hemos tenido buenos. "Fiesta animada por el famoso Kevin Roldán" ¿Quizás en su casa a la hora de comer? O quizás soy un gran ignorante en asuntos musicales. En fin, esa banda son así, va en su ADN. Saludos y enhorabuena.
ResponderEliminar¡Qué felicidad! El sábado en el Calderón comprendí lo que es el síndrome de Stendhal, lo sufrí en mis carnes con el gol de Mandzukic.
ResponderEliminar¡Viva Stendhal!
http://i60.tinypic.com/91cw7c.jpg
ResponderEliminarHola Sr. Fuentes,
ResponderEliminari) Sutil paralelismo entre el Gales - Inglaterra y el Aleti-Madrid.
El comentario a la salida del partido (se-lo-prometo) fue de la dificultad de explicarles a dos niñas la diferencia entre el orgullo y la arrogancia. Sí, estaremos de acuerdo que el orgullo es mirarse para dentro y la arrogancia es mirar hacia afuera con lo que desde ese momento uno ya se compara. Y eso es feo porque se empieza a juzgar y no, convendrá Ud.que eso es feo. Cuando ellas me preguntan suelo contestar que uno es del Aleti porque no se puede ser de otra manera pero esa respuesta no es buena. Luego se ve que es buena pero eso lo entiendes ya de mayor. Mi respuesta es que ser del Aleti, si uno es del Aleti, de verdad, desde pequeño (y de ahí lo de que se nace y no se hace) es porque desde pequeño el Aleti te hace ser mejor persona pero no porque se sea del Aleti sino por todo lo que ser del Aleti te enseña y que Ud., a lo largo de todos estos años, nos ha ido mostrando con todo lo que escribe. Y por eso le estaremos eternamente agradecidos. Que lo sepa Ud.
Por ejemplo, no entienden que el día después hay que ir al cole con la camiseta del Aleti; pero no para restregársela al otro sino porque se es del Aleti, en las buenas y en las malas y hoy ¡oh, casualidad!, tocan las buenas.
Ese mejor persona que digo no es aplicable desde luego a los arribistas, sean o no exranjeros, o a los visitantes que Ud. menciona (en mi sitio no hay la verdad) sino a aquellos que han sido educados en el Aleti de canijos. Y solo de canijos, sino es que no se entiende.
En eso ando yo. Aunque creo que habrá que bajar el pistón porque esto se esta saliendo de madre.
ii) En el minuto 91 con 18 segundos Arda Turan le exige al recogepelotas que le tire de una puta vez la pelota que había salido de banda. Como no reacciona, la coje él. A todos un cuatro a cero nos parecía poco. A él también,
iii) El hombre de gris se tiene que quitar ese pelo. No le pega. No nos pega, la verdad.
iv) Siqueira estuvo mejor, creo yo y en estrictos términos de defensa Sr. Fuentes, porque delante no había lateral. Le daría unos partidos más.
iv) Discrepo del partido de Gales: la defensa en medio campo de Inglaterra en los últimos seis minutos no cedió un metro y la verdad que no le veo cómo pudieron los galeses habérsela quitado de encima.
Leñe, que no sabía que el Seis Naciones empezaba el viernes. Sportmanía a las 12 de la noche y veo que es Cardiff, que hay fuegos de esos de churro, que es Inglaterra y que cantan y y que no me lo creo. Que es viernes coño.
Este año ganamos un partido seguro.
iv) Y hoy, con un par de colegas del Aleti, se nos ido la cabeza con Lakoff-el marco dialéctico- Simeone. Idea a desarrollar.
Gracias Sr. Fuentes. Un artículo maravilloso.
Nota.- Raul García es tan grande que hasta le sacan una tarjeta calentando. La camiseta esa del 8 que anda por ahí, la de Luis, va a ser muy bonita: como una cinta de Mobius que une el 8 de Luis, con ese numero tan bonito que era el de los 70, con el 8 de Raúl García, ese otro 8 tan bonito con la réplica de los 70.
Para cinco años ya que olvidamos al teniente Giovanni Drogo. Y ahora estamos con Stendhal. A ver si dura.
ResponderEliminarHace tiempo que no le escribo, D. Carlos, aunque no pierdo ripio, no se crea.
ResponderEliminarSolo puedo dar fe de mi felicidad ante el resurgir de nuestro equipo. Y van ya varios años, no debería ser una sorpresa, pero lo es. Nuestra capacidad de orgullo se ve superada una vez mas por estos muchachos del Cholo, que nos han dejado un partido para la Historia.
Buenas tardes y reciban todos un cordial y orgulloso abrazo.
ahora la culpa de todo es de Kevin Rowland, que es verdad que ha envejecido mal pero al que siempre recordaremos por esto
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=FJc_q8eH2ng
y ole los indios Torristas!! qué tíos!!
ResponderEliminarAlguien debería explicarle a la figurita de Lladró que en este país es muy peligroso fiarse de alguien apellidado Roldán.
ResponderEliminarA mi, lo de los huesos propios, no me convence. Es una maquinación de los osteópatas, afirmo.
ResponderEliminarSi gozara de los privilegios del admirado Sr. Mondo, diría que la crónica es de putísima madre.
ResponderEliminarEn su defecto, agradezco ver tan excelentemente bien reflejado un Día D atlético. Otro más. Vivido en familia, entre amigos y en este perenne estado de orgullo al que, de nuevo, nos hemos acostumbrado.
Una tarde gloriosa. Un hijo en el fondo sur y el otro a mi lado en el sofá, es un decir, nos pasamos el partido de pie, abrazo tras abrazo y grito tras grito cantando las canciones que nuestro hijo y hermano entonaba en el Calderón. Cuando acabó el partido pensé que después de tantos años, demasiados, sigo pendiente de un hilo cada vez que juega el Aleti de mi padre, mío, y de mis hijos.
ResponderEliminarSus crónicas son una delicia en estos tiempos de mamporreros digitales. Gracias.
Coincido con que es el partido que menos me gusta de Liga, tanto que llevaba 10 años sin ir a verlo al campo. No pude elegir mejor momento para volver.
ResponderEliminarComo siempre, un poco harto de que se analice más desde la derrota del otro que desde el partidazo de los nuestros.
Hasta se dan cuenta desde la pérfida albión
http://www.fourfourtwo.com/features/diego-disrupter-continues-cause-chaos-madrid-and-still-no-one-cares