La verdad es que no hacía falta. No hacía falta que Torres marcase el gol número 100 para llevarnos un alegrón, hubiera bastado con ver el partido espectacular que se marcó el Niño en los pocos minutos que tuvo para haber llegado a casa con sonrisilla tonta y ganas de ver los resúmenes. No hacía falta enseñar la camiseta con el número 100 para alegrarle la cara al Calderón, porque la ovación que se llevó Torres al salir corriendo desde la zona del calentamiento del fondo Sur e ir hacia la línea del medio del campo ya hubiera servido para dejar claro que, con goles o sin goles, a Torres se le quiere en el Calderón más que a nadie y con justicia.
No hacía falta tener mucha memoria para comparar el gol de
la final de Viena con la primera ocasión que tuvo Torres ayer, sacando al
defensa tres metros en una carrera de quince, aguantando la carga y buscando el
balón picado por encima del portero, que esta vez se fue fuera. No hacía falta
tener muchos años para reconocer la zancada y el poderío con el que Torres se
fue ayer una y otra vez de su defensa, ni ser experto en biomecánica para
confirmar que, por mucho que se haya dicho y se seguirá diciendo, el Niño sigue
teniendo arrancada de búfalo y lámina de cartel de fútbol, estampa de
futbolista grande cada vez que sale encarando rivales camino de la portería
rival. No hacía falta ser muy perspicaz ni muy incondicional, como es el que
suscribe, para darse cuenta de que Torres, nada más que por el hecho de salir
al campo, ejerce un efecto intimidador en los rivales que no consigue casi
ningún jugador de la liga.
No hacía falta que el gol llegara ayer ni cualquier otro día,
y menos contra el bravo, limpio y valeroso Eibar, un equipo estupendo que ni
dio una patada ni perdió un minuto. No hacía falta marcar el tercer gol en un
partido ya ganado, pero a ello le dedicó Torres cuerpo y alma durante los 20
minutos que tuvimos la suerte de verle ayer, mostrando una ambición y
determinación idénticas a la del chaval que hizo aquél gol al Betis a pase de
Jorge Larena o dejó sentado en la banda derecha del fondo Norte del Calderón al
mismísimo Naybet, ese jugadorazo. No hacía falta intentarlo tanto, no hacía falta
buscarlo tanto, aunque, eso sí, uno a estas alturas ya sabe que Torres no puede
evitar quererlo tanto.
No hacía falta esperar a este momento para sentirse de nuevo
orgulloso de este chaval que ya es un tío hecho y derecho que da lecciones
cuando las cosas le van mal y le van bien. No hacía falta verle entregar la
camiseta al anciano entrenador que confió en él cuando era un chavalín para
saber que estamos ante un tipo especial, igual que no hacía falta escuchar su
enésima lección de colchonerismo el otro día, vestido de impecable traje negro,
cuando puso por delante de cualquier ambición personal el bien del equipo del
que somos desde pequeños.
No hacía falta que le recibiéramos 45.000 tipos en un
domingo de invierno para dejar claro que el que volvía no era un jugador de
fútbol sino un estandarte, no hacía falta leer las asombradas crónicas del día después
para saber que hablamos de un tipo distinto y de una afición especial. No hacía
falta leer a la prensa faltona y torpe hacer chanzas sobre un jugador que lo ha
ganado todo para aclarar quién está en lo cierto y quién no. No hacía falta
leer tampoco los comentarios a los diarios deportivos para entender que como
Torres no hay muchos y que a muchas otras aficiones les gustaría tener uno.
No hacía falta esperar al gol 100 para volver la cara a los
pocos aficionados atléticos que se permiten el lujo de faltarle el respeto a
Torres, siempre por lo bajini y cuando la situación les da ventaja, para
entender que también entre los nuestros hay algunos que no se enteran de nada.
No hacía falta llegar a este momento para acordarse de los que ahí han estado
en las buenas y en las malas, en Neptuno protestando el día en el que el Club anunció
su venta y también en Neptuno esperando el autobús descapotado en el que paseó
copas de Europa y del Mundo. No hacía falta
tampoco el vivir un gol más para ver cómo, como suele ocurrir, aquellos que se
rasgaban las vestiduras con su vuelta y hablaban de traiciones y peseterismo
ahora anuncian con fanfarrias lo gran tipo y gran jugador que es Fernando
Torres. No hacía falta leer nada sobre la absurda y supuesta división en el
seno de la afición a cuenta de la renovación de Torres y su relación con
Simeone para saber que muchas veces es mejor no leer nada, aunque la
celebración del Cholo dejó claras muchas cosas que hasta hace unos días
parecían totalmente diferentes.
No hacía falta que pasara nada de esto para estar orgullosísimos
de Torres, ni había por qué esperar a un gol más para celebrar la suerte de
haberle tenido jugando con nosotros hace años, cuando todo iba mal y ahora,
cuando todo va bien. No hacía falta más que verle en la foto oficial para
volver a llenar el campo de niños vestidos de Fernando Torres, de adultos
vestidos del Niño, de extranjeros vestidos de Torres y de atléticos deseando
ver contento a Torres, porque Torres suele estar contento cuando los demás lo
estamos. No hacía falta que metiera el gol 100, ni siquiera ver cómo metía el
gol 100, no hacía falta absolutamente nada de esto para que nos quedara claro,
una vez más, que hemos tenido la fortuna de coincidir en el tiempo y el estadio
con un jugador monumental y un símbolo inmejorable de lo que es el Atleti.
No hacía falta que Torres metiera ese gol. Pero lo metió. Y
nosotros estuvimos allí y lo celebramos como si lo hubiéramos metido nosotros,
como siempre ocurre con Torres. No hacía falta, pero nos volvió a dar esa
alegría. No hacía falta, pero nos lo llevamos de regalo, arrugado entre tantos
abrazos de grada y tirones de abrigo de los amigos. No hacía falta, pero ahí lo
tenemos.
Gracias cien mil veces, Fernando Torres; volveremos a decir
lo mismo cuando marques el gol 200.
10 comentarios:
Aupa Maestro!!
Viva la Máquina!!
Estoy totalmente de acuerdo. Nunca podremos olvidar las celebraciones de Fernando Torres con la bandera del Atleti cuando jugaba en otros equipos, esas imagenes permanecerán siempre en nuestras retinas y en nuestro corazón. Bravo Fernando
Buenas,
Aunque no hacía falta, sí que nos la hacía el llevarnos una alegría como esta. Uno con la edad se da cuenta que los resultados importan, pero menos, y lo que más es el vínculo emocional con el Aleti. Nada mejor que alegrarse de la alegría de Torres y, sobre todo, de imaginar al equipo preparando la camiseta con el 100 sin que él lo supiera.
Un cordial saludo y bienvenido de nuevo a su casa Sr. Fuentes.
Maqrol
Ah pero no lo metimos cada uno de nosotros? está bien lo reconozco, no hacía falta...qué gusto volver por aquí.
lo sabia, D Carlos y lo esperaba.
Un saludo virtual.
No hacía falta, claro que no. Podría haber estado hasta los 40 años si él quiere vistiendo esas rayas y la categoría de mito la seguiría manteniendo. Pero Fernando, si algo tiene, aparte de todas las cualidades que D. Carlos ha dicho, es el don de la oportunidad. Oportunidad para sacarnos siempre de problemas en aquellos años de vergüenza ajena, oportunidad para poner nuestra bandera en el momento justo y en el sitio adecuado para que medio planeta nos viese, oportunidad para hacer los goles que son estrictamente necesarios en partidos importantes, oportunidad para regresar a su club en un momento de cierto clima tenso a nivel social, oportunidad para regalarnos dos regalos de reyes con quince días de retraso en casa de nuestro enemigo deportivo, oportunidad para poner cordura cuando todo son rumores sobre su futuro e interesadas ganas de hacer daño... Y oportunidad para hacer el gol que esos malintencionados llevaban echándole en cara meses justo en el momento en que el supuesto delantero titular había abandonado el club rumbo a China. Ustedes digan lo que quieran pero este chico no vino a nuestras vidas por casualidad. Y quedan más oportunidades...
Gracias por su crónica, Maestro.
http://www.publico.es/deportes/manolo-brinas-clint-eastwood-del.html
Pues yo creo que sí hacía falta para volver a leerle de nuevo :)
¡Olé, olé y olé!
Muy bien.
(oiga)
Marca Torres...
Marcamos todos.
Esto es así.
Buenas tardes.
Señores, saltan todas las alarmas: Fernando Torres, tras el tempranero tanto en Getafe, lleva ya 70 minutos sin marcar...
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