El Atleti acabó el año por la Puerta Grande, remontando un partido que se había puesto muy feo y en el que, cosas del fútbol, salió el sol en un par de minutos justo después del descanso y ya no se volvió a poner.
Haber perdido en Bilbao habría supuesto dos semanas de parón
con dudas, preguntas, rumores, más aun sabiendo que a la vuelta de Navidad es
el primero de los partidos del año contra el otro equipo grande de la capital.
Conociendo a la simpática e imparcial prensa nacional, un tropiezo justo antes
del parón de invierno habría sido el momento perfecto para hablar de problemas
en el vestuario, de que Simeone está incómodo y piensa irse, de descontento con
los fichajes y cuestionamiento sobre la capacidad de los nuevos para sacar al
equipo de problemas, de quejas durante las concentraciones por los ronquidos de
los uruguayos, de amenazas de muerte al peluquero de Griezmann. Siendo además
el tropiezo justo antes de un partido contra el ojito derecho de la prensa,
sobre todo en este momento en el que todo lo que rodea a su equipo del alma se
pregona con un triunfalismo infantil, la oleada de rumores habría sido
malintencionada y, por tanto, aburridísima. De haber perdido el Atleti,
Griezmann pasaría a ser desecho de tienta, Koke tendría ofertas de equipos rivales,
Arda y Godín estarían en diferentes
órbitas – como la perrita Laika - y escucharíamos repetidamente eso de que “Fulano gusta en Chamartín”, en especial alguna
estrella emergente como Giménez.
Pero en Bilbao el Atleti, tras un primer tiempo malo y
desconcertante, decidió que era el momento de dar un puñetazo en la mesa y
recordarle a todo el mundo quién, y sobre todo por qué, es el Campeón. El
Atleti bajó el balón al piso, adoptó el color mimético que enseña este año
cuando los rivales creen que aún vive una única versión del equipo, la del
contraataque y la de Diego Costa, y armó un lío. Una jugada, la del primer gol,
sirve como ejemplo de todo lo que pasó después: rosario de despejes de cabeza
al rival en el medio campo de uno y otro equipo hasta que Tiago, que es el que
mejor conoce el libro de instrucciones, bajó el balón en corto. De ahí, un
taconazo de Raúl, un apoyo, otro, un pase de nuevo de Raúl al espacio, Juanfran
que galopa y mete un centro maravilloso hacia, una vez más, Raúl y Griezmann,
el autor del gol tras un remate de esos de los cromos.
El Atleti se benefició luego de un penalti que no le pareció
ser al que suscribe, a pesar y precisamente por el leve contacto. Un penalti en
mal momento para el Athletic, en un momento perfecto para que el Atleti dejase
groggy al rival que pudo poner distancia en el primer tiempo y no lo hizo. Un
penalti injusto que, de no haberse pitado, podría haber cambiado el rumbo del
partido; pero se pitó y se tiró y se marcó, y la superioridad física y táctica
del Atleti y sus dos goles posteriores parece que deberían valer para
neutralizar el comprensible cabreo de los bilbaínos.
Del resto del partido, tres nombres propios. El primero,
Griezmann, quien tras una primera parte mala acabó metiendo tres goles, uno de
ellos en fuera de juego, y cerrando un partido estupendo. Y aun así, de
Griezmann queremos más. No más goles, que eso sería abusar, pero sí más
presencia, más fiabilidad, más responsabilidad. De Griezmann esperamos que sea
el segundo Arda, el segundo Koke, el tipo con el que contar cuando las cosas se
ponen feas y los espacios se achican, el responsable del destello de
imaginación y calidad que convierte las cuevas en palacios rococós y las peleas
de bar en torneos de esgrima. Griezmann, quien empieza a entender que a este
Atleti es complicado subirse y mucho más si no se aporta, como mínimo, todo
aquello que aporta el resto, está llamado a ser clave para el segundo tramo de
la liga, en el que el equipo estará más cansado y habrá sido ya visto
demasiadas veces por los entrenadores rivales. El Griezmann que queremos asomó
ese peinado suyo como de tortilla francesa por San Mamés y eso es una noticia
fantástica que nos encantaría confirmar, confirmar y volver a confirmar, como
los peces fedatarios en el río.
El segundo nombre propio es de un defensa jovencito con
actitud de veterano y hechuras de estibador. Giménez, por ahora, juega siempre
bien, y tanto le da que sea en Turín, Bilbao o el Calderón, que él siempre está
a lo suyo. A Giménez parece darle igual venir de treinta partidos en el
banquillo o de un encuentro extenuante, él siempre está allí y por su zona
mejor no pasar, que le persigue a uno como si le debiera dinero. Giménez no
pierde el sitio ni la compostura, es agresivo y canchero, y si tiene que saltar
y atizarle en la nariz a su padrino lo hace y santas pascuas, no haberse puesto
ahí, oiga. En un partido en el que se esperaba a Miranda de titular y en el que
Godín mostró un par de despistes de esos a los que nos tiene desacostumbrados
(y que son por cierto más comunes cuando por su lado juega el cada vez más
enloquecido Siqueira), Giménez pareció el veterano, la referencia, el capitán.
Con Godín en un momento maravilloso, Miranda debe apretar los dientes si quiere
que este chavalín con presencia de veterano del frente, actitud de legionario
con bayoneta calada y cuello de pilier no
le quite el sitio en breve.
El último nombre del día es el de Saúl. Saúl, que puede
llegar a ser un jugadorazo, está en ese momento en el que se espera de él un
paso al frente que puede marcar su futuro. Como quizás le ocurrió no hace tanto
a Koke, hoy tan consagrado que nos hace olvidar algunos días de zozobra, Saúl
debe decidir qué perfil de jugador quiere o puede ser, abandonando algunas
manías como esa de jugarse pérdidas de balón en momentos arriesgados y
empezando a disfrutar del trabajo sordo y gris que le ofrece Simeone como
pasaporte a páginas más brillantes. Saúl salió con la incómoda misión de suplir
a Koke pero no completó el partido que de él esperábamos. De Saúl esperamos y
deseamos más, y confiamos, sobre todo, en que se le pasen esas malas pulgas que
se le ponen cuando no juega tanto como le gustaría, algo que quizás se explique
él mismo cuando vuelva a ver sus partidos con más calma durante las navidades.
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Con la Navidad de 2014 se cierra el mejor año en rojo y
blanco que uno recuerda, y el tercer año de la llegada del tipo que cambió
todo.
De 2014 recordaremos siempre ese mes de Mayo maravilloso,
lleno de angustias, victorias, reuniones y cábalas. Recordaremos esa frenética
carrera de las semanas anteriores, domingo – miércoles – domingo encadenando
victorias y engordando leyendas, la concatenación de partidos claves, de citas
históricas cada siete días. Recordaremos el rosario de supersticiones, las
llegadas al estadio siempre por el mismo camino, igual vestidos, haciendo las
mismas paradas. Recordaremos las reuniones en casa, siempre los mismos sentados
en los mismos sitios, las bufandas atadas exactamente al mismo palo del
perchero que en el partido anterior. Recordaremos el partido de Stamford Bridge
con una sonrisa de esas que aún nos duran, el partido contra el Levante y la
cara, mitad de bobo mitad de preocupación, que se nos quedó después.
Recordaremos la parada de Willy Caballero en el fondo Norte, evitando el gol
que nos habría dado la liga en casa, una semana menos de angustia y una más de
descanso, pero recordaremos siempre ese gol de Godín, vestido de amarillo y
azul, en el Nou Camp ni más ni menos. Recordaremos esa liga que ahora nos
parece un milagro casi imposible de repetir, el fruto de una temporada mágica
con una regularidad al alcance de casi ningún equipo, recordaremos la
celebración en Neptuno con Panadero Díaz y familia dando saltos en la plaza,
los días en los que conocimos a todos esos jugadores maravillosos que llegaron
a jugar una final hace 40 años contra un equipo de leyenda y conservan la
actitud de una cuadrilla de amigos modestos agradecidos por todo lo que
implique valorar su esfuerzo de entonces.
Nos acordaremos también, qué coño, de ese día en Lisboa en
el que no disfrutamos antes del partido por culpa de los nervios y desde luego
no disfrutamos después por culpa de las lágrimas. Pero recordaremos las
llamadas de gente de todas partes contándonos cómo en su ciudad todos iban con
el Atleti, cómo se acordaron de nosotros y les dio casi tanta rabia como a
nosotros que el cuento maravilloso que escribió el equipo del Cholo no acabara
como en los libros de hadas sino como suelen acabar las cosas en la vida.
Recordaremos el domingo y lunes siguientes llenos de dolor, mal humor y
silencio y cómo el luto acabó de repente cuando un novillero, mostrando casi
tanto valor como para ponerse ante un toro, salió a hacer el paseíllo en las
Ventas del Espíritu Santo con un capote de paseo con el escudo del Atleti
bordado. Recordaremos la concentración espontánea de cientos de atléticos en el
estadio para celebrar no una derrota, sino una forma de ser, de sentir, de
entender las cosas. Recordaremos el desconcierto de los otros, de los que no entienden
nada, ante el subidón de orgullo de los que no habían ganado una final pero
habían ganado un mundo, algo incomprensible para los que miden la identidad en
victorias y la dignidad en números.
Por ese 2014 maravilloso con pinta de tener una secuela
brillante dentro de no demasiado tiempo, por el tiempo anterior y los años en
los que nos acordaremos de esto, no podemos más que estar eternamente
agradecido al responsable del invento, al tipo que convirtió al equipo en
mágico, al que trajo al Mono y al Profe, al protagonista del año entero y de
uno de los capítulos más gloriosos de la historia gloriosa del Club Atlético de
Madrid. Por él, por Simeone y los suyos, no debería quedar ningún atlético por
brindar en estas fiestas.
___
Pero en este año increíble, no estaríamos hablando de todo
lo que ocurre si no reconociéramos que tenemos un problema. Que el problema no
es nuevo es algo que sabe cualquiera que visita la grada del Calderón, que únicamente
es ahora más visible y más actual también.
Si el Atleti es lo que es, lo es en gran medida por su
grada. Por su grada entera, no solo por un fondo. Que ese fondo ha sido el
motor de la animación durante años es algo indiscutible; que el precio a pagar
por un motor así no puede ser mantener en él elementos que son un problema grave
para todos nosotros (y no solo para nosotros) es algo clarísimo. Nadie en el
Calderón quiere que el estadio y la afición se divida, pero nadie en el
Calderón (o al menos una mayoría más que aplastante) quiere que miembros de su
afición maten a otros, que la afición sea estigmatizada por los medios y
rivales como un grupo de tipos peligrosos, que los informativos abran los
bloques sobre medidas antiviolencia con planos de la grada del Atleti repleta
de bufandas rojiblancas.
Que el tema parece más policial que otra cosa es también
evidente, tan evidente como que el resto de agentes involucrados (el Club, el
resto del Fondo Sur, el resto de la afición) tienen también un papel que jugar.
Que el Club tienen que hacer algo es claro y meridiano; que lo que ha hecho ya
es un paso (más o menos torpe, más o menos proporcionado, más o menos precipitado,
eso es otro debate) es, también, un hecho. El Fondo Sur (es decir, la Grada
Joven y todos aquellos involucrados en la animación con más intensidad que
otras partes del estadio), un colectivo mucho más amplio que el grupúsculo
conflictivo que últimamente ocupa las portadas de los periódicos (junto a la
mención del resto de la afición) tiene ahora una oportunidad de oro para
demostrar que puede seguir siendo una grada ejemplar, precisamente ahora que la
Policía va a eliminar al factor que (según cuenta gente del propio Fondo Sur) les
impedía estar tranquilamente dedicados a la animación fuera de connotaciones
ideológicas o de otro tipo. El resto de la afición debe mostrar firmeza ante
los que ensucian el nombre del Club, pedir responsabilidades a quienes pueden
tomar medidas y apoyar a los que no participan en los actos vergonzosos o
tienen miedo a las represalias. Resulta chocante ver una grada en silencio
durante un partido, resulta sorprendente ver cómo no es lo que más conviene al
equipo lo que el colectivo que más dice querer al equipo acaba haciendo. Resulta
extraño ver cómo un colectivo que se dice pacífico prefiere enfrentarse al
resto de la afición en protesta por una medida que no tiene como objetivo ese
colectivo pacífico, sino precisamente el foco de la infección que puede acabar
con ellos. Resultaría también lamentable y triste que a raíz de este episodio,
el Calderón se convirtiera en un estadio silencioso.
El año 2014, quizás uno de los más gloriosos de la historia
del Club, ha acabado con un borrón intolerable y vergonzoso que debería
hacernos pensar, no mirar hacia otro lado. La oportunidad está ahí y tenemos que
hacer lo que debemos: dejarlo pasar, confiar en que el tiempo hará olvidar este
tema, terminar separando la afición en bandos, hacer del Calderón un estadio silencioso
o sumir al equipo en la desorientación que ni los rivales más duros han sido
capaces de conseguir sería reconocer que todos hemos perdido. Y nosotros, los
del Atleti, no perdemos. Ni perdiendo.
41 comentarios:
Quien nos iba a decir, tras caer con el Alba en la Copa, que nos esperaban estos tres años de Cholismo y sus cinco títulos. Eterno Cholo!!!
Efectivamente.
Ni perdiendo.
(oigan)
Ni perdiendo...
Por otra parte, el gol de Godín en Barcelona lo "veo" todos los días.
Algunos días, varias veces.
https://twitter.com/Milanello/status/547811916501221377
Vuelvo a creer en Papá Noel. Qué gran final de año.
Feliz Navidad!
Pego aquí este bonito video que se ha currado un compañero del Foro Histórico.
https://www.youtube.com/watch?v=WZMfWWDfry4&feature=youtu.be
Y aquí, sin dormir, esperando que vuelva La Máquina...
¡Que contento estoy!
Deseando que llegue el re-debut...
Qué fea manera de "alabar":
http://vozpopuli.com/deportes/54915-bienvenido-abuelo-torres
Al parecer Cerci habría desubierto el combo vermú/cocido madrileño.
Una de las Cláusulas sería la compensación al sector de la restauración madrileño. La negociación parece larga.
Y eso que no llega al nivel tragaldabas de Miguélez, Señora.
Enorme el vídeo que nos deja, Mr Books.
A ver si se cierra de una vez lo del Niño. La gran decepción que me llevé cuando se cerró el mercado de verano se vería superada con creces por el inmenso alegrón de ahora.
El "damnificado" creo que sería don Raúl García (santo varón, que diría Tip), pero estoy seguro de que el juego del equipo ganaría y de que a Fernando le queda mucho fútbol en las botas.
Menuda diferencia entre el "presunto atlético" Miguélez y el vikingo confeso Relaño, que ha estado hecho todo un señor.
http://opinion.as.com/opinion/2014/12/26/portada/1419550292_070408.html
Ya lo dice hasta el Marca...
http://www.marca.com/2014/12/27/futbol/equipos/atletico/1419685402.html
https://mobile.twitter.com/Torres/status/549491337373179904
Buenos días, señores! Hoy es el día que llevábamos siete años esperando.
La alegría es inmensa. Un fuerte abrazo a todos desde la distancia.
http://oi57.tinypic.com/14nk9hx.jpg
Bieeeen!
http://sia1.subirimagenes.net/img/2015/01/03/150103085150894343.jpg
Una jornada maravillosa y ejemplar, lástima no haber podido estar allí para compartirla con ustedes.
Por cierto, he llorado bastante viendo el ATM insider:
https://www.youtube.com/watch?v=crWF7opITW8#t=14
http://vozpopuli.com/deportes/55368-fernando-torres-si-que-molesta
http://instagram.com/p/xhrK5JHMa7/?modal=true
Y hemos fichao a Cani...
Qué bonito hoy. El Cholo y su hijo, cero insultos, Raúl García y, señores, con los suplentes.
Y Fernando Torres, claro.
Y Raul García. Sobre todo Raúl García. Menudo futbolista.
https://pbs.twimg.com/media/B60dptCCYAAGfMi.jpg:large
Hay que dar más patadas, creo.
Hasta en el velo del paladar.
http://www.elmundo.es/deportes/2015/01/12/54b2f37522601dce4e8b4580.html?a=c06a1382a8533996672149e52a75925e&t=1421075463
https://pbs.twimg.com/media/B7JwwQSIIAAXiPc.jpg
Recuperemos las viejas buenas costumbres: ¡Gol de Torres!
Buenas,
Otra buena costumbre: escuchar a Bonilla decir: "Gol del A-tlé-ti-co, gol de Fernando Torres".
Qué bonito todo.
Qué gozada!
Señores! Mi hija Pepa Odeta, a sus seis meses de edad, todavía no conoce otra cosa más que humillar al otro equipo de Madrid.
"A mí siempre me enseñaron que es mejor pasar que quedar afuera. No sé entrenar de otra manera, siempre mirando hacia adelante e intentando competir en todo lo que juguemos. En cualquier cosa que juegue el Atlético de Madrid tiene que competir. No vamos a cambiar".
El Cholo es mi Pastor, nada me falta...
Ahora lo más difícil, saber gestionar el triunfo. seguimos partido a partido y q no se nos suba a la cabeza. Eso se lo dejamos a los otros y a los nuestros, recién llegados...
Memorable como salió del campo D. Fernando Torres.
Mucha clase.
Ayer, entre pintamonas con cartelitos doraos había UN HOMBRE:
http://www.colchonero.com/media/galeria/4/8/5/2/5/o_atletico_de_madrid_jornada_2_real_madrid_vs_atletico_madrid-9405258.jpeg
Preciosa metáfora de lo que es ser del Atleti, don Libros.
Entre la muchedumbre adorando al beCR de oro, unos pocos sosteniendo nuestros valores.
Y encima, entrando al campo de aquella manera:
http://imanolechegaray.com/2015/01/16/cronica-de-una-vejacion/
http://img.estaticos-atleticodemadrid.com/system/file6s/14963/large/190115_Dani_Sanchez_1569.jpg?1421685824
Impresionante:
http://www.martiperarnau.com/articulos-de-futbol/simeone-es-capablanca/
No va a ser fácil...
Pero se puede remontar.
Buenos días.
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