El Atleti empató un
partido que pudo ganar sin hacer más de lo que hizo. Lo hizo jugando mejor que
en los últimos días, contra un equipo interesante y sin excesiva fortuna. Hay
quien vio en el partido contra el Celta señales inequívocas de que el fin se
acerca, y otros que vimos un buen equipo de fútbol.
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El Atleti
es un equipo campeón y admirable, que ha dejado por Europa, América y Asia la
sensación de que puede ganar a cualquiera, de que su estadio es una temible
olla a presión, de que merece la pena ver en directo al menos una vez en la
vida al Grupo Salvaje dirigido por Simeone que hizo temblar el establishment en
la temporada 2013 / 2014 y que bien puede hacerlo de nuevo este año, el
siguiente y el siguiente y hasta los veinte siguientes si todo va como nos
gustaría, oiga.
Por todo
esto, además de por el buen tiempo que hace en Madrid, por su irresistible
atractivo turístico y cultural, por la belleza de los lustrosos edificios de
sus calles (calles del centro, se entiende, que ya sabemos que esta alcaldesa
tan relajada no pasa el mocho por las calles de los barrios) y por la astucia
de los tour operadores, la grada del Calderón se nos ha llenado de chinos.
Chinos no
serán, pensará el puntilloso lector, serán asiáticos de ojos rasgados, no
necesariamente chinos, quizás sean japoneses o coreanos, quizás sean
tailandeses o vietnamitas, sea Vd preciso, Fuentes, hombre, que queda Vd como
un ignorante en cuantito no se le ata corto, oiga. Es posible todo esto, sí, es
posible, pero no es menos cierto que el acervo cultural patrio indica que
cualquier visitante de ojos rasgados que aparezca por el país sea denominado
“chino” indistintamente de su lugar de procedencia, de igual manera que en la
costa a un extranjero rubio se le ha llamado toda la vida “inglés”, a una rubia
en bikini se le ha llamado “sueca” y a un señor con sandalias y calcetines se
le ha llamado “alemán” aunque esto último sea científicamente irrefutable.
Hecha
esta salvedad costumbrista, es necesario indicar que la grada de lateral del
Calderón parecía ayer las mismísimas afueras de Saigón, llena de turistas
achinados de esos que no saben muy bien qué hacer en el campo, si aplaudir o
dormir, si protestar al árbitro o pedir a voces dimisiones en el palco, si abrazarse
a los desconocidos en los goles o iniciar la ola. Lo que sí parece tener claro
el chinerío asistente es que tienen que hacer fotos, hasta el punto de que
acaban viendo el partido a través del objetivo en vez de relajarse y disfrutar.
En algún momento a algún abonado irritado le entraron ganas de decirle a alguno
deje Vd de hacer tantas fotos, oiga, que
ya ha hecho fotos de todo, hombre ya, esa misma ya la ha hecho tres veces más,
esa también y ese al que enfoca es un linier y no tiene interés ninguno, oiga.
La grada
chinoli es tranquila y educada, eso sí, y transmite la impresión de no
enterarse de nada. Son pausados y obedientes y cuando el partido acaba siguen
en tropel a su guía, que enarbola un trapo amarillo a modo de estandarte
militar, y se van todos juntitos a algún tablao en el que el que menos se lo
espera, inocente, será elegido por una gitana para salir al estrado a bailar
bulerías y pasar así a ser protagonista de los vídeos de sus compañeros de
grupo. Éstos, a su vez, repararán en que un compañero fue obligado a taconear y
decir “arsa” en un país remoto únicamente cuando vean los vídeos de vuelta a
casa, que es cuando verdaderamente se enterarán de lo que ha pasado ante sus
narices, mientras ellos, afanosos, se concentraban en operar una cámara digital
de muchísimos megapíxeles.
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Salió el Atleti al campo entre ruidos de
clicks de las cámaras de la afición coreana y los jugadores no entendieron muy
bien lo que pasaba. El Atleti, vaya por delante, salió con el equipo que el que
suscribe quería y esperaba ver, con la salvedad de Raúl Jiménez, de quien
hablaremos largo y tendido. Salió Moyá, quien parece más fiable a día de hoy
que Oblak, protagonista de un debut que esperemos no le pese. Salió Ansaldi en
el lado izquierdo de la defensa que nos sabemos de memoria, y a uno le alegró
porque quiere verle más tras el limitado resultado que dio Siqueira en el
partido del estadio-centro comercial del equipejo de Ernesto Sáenz de Buruaga.
Salió Gabi, más bajo estos últimos partidos de lo que nos tiene acostumbrados
pero Gabi al fin y al cabo, y salió Tiago, quien claramente mejora al medio
campo y al equipo entero cuando ocupa él el espacio entre defensa y los puntas.
Salieron Arda, Koke y Griezmann, trío de espadachines de estilo fino y letal,
con mención especial para el tercero, ya caracterizado de Errol Flynn de
fábrica y que tiene pinta de poder darnos muchas alegrías vestido de rojo y
blanco. Salieron todos estos tipos y salió Raúl Jiménez, esa incógnita con
pocos visos de despejarse en las próximas jornadas.
Salieron
pues todos estos buenos jugadores y, sorprendentemente o quizás no, en la grada
había un runrún de otros tiempos, una sensación de a ver hoy no sé yo, no sé yo
bien qué pensar, no las tengo yo todas conmigo, dígale a ese chino que por Dios
Bendito no haga más fotos, oiga. Es cierto y es
normal que la grada ande vigilante ante algunos de los signos que ha
dado el equipo hasta ahora: no se jugó bien contra el Rayo ni el Eibar, no se
jugó bien contra el equipo adoptivo de Salvador Sostres a pesar de ganarles 1-2
y un Olympiacos normalete nos metió tres goles, algo que casi no recordábamos.
Es verdad que algunos echan de menos a Costa, que el lateral izquierdo plantea
dudas, que Gabi ha estado incómodo y desconocido en los últimos partidos, que
Mario sigue proyectando sombras y que Mandzukic dejó los primeros días
sensación de empastar con dificultad en el juego vertiginoso del medio campo
del Atleti. Hasta ahí, uno puede entender las dudas y los signos de
interrogación. Hasta ahí sí, pero sólo hasta ahí.
Se diría
que el mismo brillo del año pasado que ha atraído a la grada a gran parte de la
población de Seúl, Kyoto y Phnom Penh, ha cubierto a parte de la afición de un
velo que mezcla fatalismo, enfado, distorsión de la realidad y resultadismo
agudo. Se diría que a este Atleti que empieza la liga con un portero nuevo, un
lateral izquierdo que tiene que cubrir el puesto de un jugador fantástico y
todo un ataque a estrenar, su propia afición le exige desde el minuto uno la
precisión quirúrgica con la que el equipo maravilloso del año pasado - que por
cierto también pasó fatigas en casa con equipos teóricamente asequibles -
pasaba por encima de sus rivales. Se diría que el éxito ha nublado la cabeza de
algunos seguidores que, quizás nostálgicos de la permanente sensación de cabreo
de los años pasados, prefieren ahora fustigarse, romper sus mejores camisas a
tirones y dar grandes voces pidiendo clemencia divina si el equipo no gana
siempre y a toda costa, ese feo defecto que tienen algunos seguidores de equipos
grandes, de esos que se van del campo rápidamente cuando es el rival el que
levanta el trofeo.
Que el
Atleti no está tan engrasado como el año pasado puede ser una verdad
científica; que lo que ha mostrado en los dos últimos partidos es positivo e
invita a un optimismo sólidamente basado en el realismo es sólo una opinión
personal, pero es lo que tienen las opiniones. Porque el que suscribe, que como
saben es tonto, se encuentra sorprendido por el aluvión de crítica amarga hacia
el Atleti de ayer, el Atleti que tropezó contra un buen Celta por un penalti
evitable y un gol que aún no sabemos si fue un churro o un monumento, todo ello
tras hacer al menos cinco o seis ocasiones clarísimas, trenzando jugadas,
manteniendo el control del partido salvo un rato tras el gol, peleando contra
un arbitraje cuanto menos matizable y todo ello sin su delantero centro de
referencia, ese tipo bravo que nos ha ganado a todos tras su partido en Atenas,
completado con la nariz rota y dos patatas fritas para contener la hemorragia.
Porque,
piensa el que suscribe, el Atleti jugó bien. Miranda pudo estar más atento en
algún lance y pudo no hacer el penalti, pero Juanfran, Godín y Ansaldi, éste
sobre todo en ataque, poniendo multitud de centros peligrosos, jugaron bien.
Jugó bien Tiago, como siempre, y Gabi se pareció más al Gabi que todos
admiramos. Koke jugó quizás por debajo de su excelso nivel habitual y perdió
algunos balones más de los deseables, pero no fue una catástrofe. Jugó bien
Arda y jugó bien Griezmann; quizás fue el francés el mejor de todos, el más
imaginativo, el más molesto para el rival. El rival, por cierto, también jugó
bien y tuvo además la fortuna de marcar un gol a la remanguillé y llevarse un
penalti algo tonto, aguantó el chaparrón con oficio cuando el Atleti sacó la
manita a pasear y su portero salvó dos, tres, quizás cuatro goles claros con
una actuación sensacional. No vio el que suscribe a un Atleti pusilánime,
aunque quizás sí menos intenso en defensa que durante el año pasado. Tampoco
vio un Atleti sin ideas, ni una dependencia excesiva de los ausentes, y sí vio
un equipo que atacó bien, que creo muchas ocasiones dentro del área pequeña
(algo no común el año pasado), que mostró un buen repertorio de alternativas en
los cuatro o cinco jugadores más determinante y que se topó con un buen
portero, con poca fortuna, con algún fallo tonto y poco más. Lo que viene
siendo un partido de fútbol, oiga.
Es verdad
que el que suscribe también vio algo en Raúl Jiménez; en concreto, en Raúl
Jiménez el que suscribe vio la nada. Como en los partidos anteriores, no le vio
fuerza ni velocidad ni picardía ni oficio. No le vio agresivo ni inteligente,
ni valiente ni sesudo. No le vio regate y no le vio tiro, no le vio condición
física ni calidad al nivel del resto. No vio el que suscribe tampoco, quede
claro, esos tweets tan poco inteligentes que Raúl Jiménez aireó a final de la
temporada pasada; no los vio a la hora de analizar el partido de Raúl Jiménez,
se entiende, que en su momento sí los vio y sí sacó alguna conclusión sobre la
inteligencia táctica del mexicano a la hora de conducirse en las redes
sociales. Pero no fue esa metedura de pata asombrosa lo que determinó el
análisis del partido de Raúl Jiménez, en el que no se vio nada de nada más que
algún detallín puntual, casi anecdótico en el vacío con el que nos obsequió ayer. A estas alturas a uno le extraña esa fe en Raúl Jiménez que
Simeone proclama, pero también comparte con los lectores que si Simeone se fía,
uno también, y que si Simeone pide paciencia, uno la tendrá como no podría ser
de otra forma.
Así que
toda esta tabarra de los chinos y la nada existencial mexicana, el velo cubre
aficiones y el arbitraje antipático para decirles que uno no lo vio tan mal ni
tan catastrófico como le han contado. Todo para mostrar sorpresa por el
pesimismo reinante y la falta pública de confianza en quienes nos hicieron
creer ciegamente, todo para eso, solo para eso. Uno se teme que en ciertos medios
se abrió la veda y la caja de los truenos, al ver aliviados cómo por fin a
Simeone y su grupo de jugadores suicidas se les abrió una brechita por la que
ver un poco de luz negra que invite al optimismo desde el otro lado. Enterrado
el año pasado el mito del equipo que ya caería y desmontado por la estadística
el bulo del equipo violento (no así por los árbitros, que cosen a amarillas al
equipo aunque haga muchas menos faltas que sus rivales, que acaban con la
casilla de amonestaciones a cero), ahora se abre un nuevo amanecer para los que
quieren ver el principio del Apocalipsis cholista en un empate en casa.
Queda por
saber si la afición se verá arrastrada por el cortoplacismo mediático y la
miopía tumba-certezas o si, por el contrario, preferirá entender que el Atleti
de Madrid, ese equipo maravilloso que lo ganó casi todo el año pasado, sigue
vivo y coleando dentro de lo que su poderío y presupuesto le permite. Y que los
rivales, que también juegan a esto y dedican su tiempo al completo a procurar
mejorar, llevan un año y medio estudiando el ingenio mecánico inventado por el
Cholo y empiezan a encontrar, al fin, algunas claves para parar su avance
poderoso. Y también que el Cholo, que dedica aún más tiempo que el resto a
pensar e inventar formas para que el Atleti siga ganando partidos a ritmo de
campeón, tiene nuevos mimbres y el proyecto de hacer un cesto igual de
resistente que el del año pasado pero de una forma y color que no se esperen el
resto de diseñadores del mercado.
Esta es
pues la cuestión a la que se enfrenta la afición, esa afición tan importante para el equipo como
el propio equipo, como bien se hartó de decir Simeone el año pasado. Podemos
hacer crujir los dientes y atender a lo que dice la prensa o mirar al campo e
intentar entender lo que pasa. Podemos también dedicarnos a hacer fotos como los
clientes asiáticos de los tablaos y ver sólo dentro de unos años el resultado,
dándonos cuenta tarde de que lo que tenemos ante nuestros ojos hoy es
posiblemente el mejor Atleti de todos los tiempos; un equipo, por cierto, en el que la afición tiene parte de la responsabilidad de evitar su deterioro artificial.
El que
suscribe, por su parte, cuando escuche críticas color gris plomo de las que
proliferan estos días se limitará a decir aquello de ¿no es un poco raro, para
el mes que estamos, ya tanto calor?
24 comentarios:
Gracias D. Carlos por su vuelta a las crónicas.
Sensaciones raras en estos primeros partidos de Liga. Quizá el peor de todos ha sido el que ganamos a domicilio, y en los que más hemos pisado el área contraria, nos estrellamos. Nos falta suerte? Nos falta el Cholo en la banda? Nos sobran chinos?
Sensacional una vez más. Me ha dejado usted más tranquilo con su punto de vista.
Punto de vista que comparto, y excepto el partido del Eibar (que ocasión perdida para homenajear a Don José Eulogio) que parecía que había vuelto Gregorio Manzano y sus psicoanálisis, creo que el Atleti está al menos igual que el pasado año, y que en unas semanas estará mejor.
Sigo confiando en el Cholo y sí el dice que hay que tener paciencia con Jiménez, pues se tiene.
Aupa Atleti!!
por cierto,
https://es.eurosport.yahoo.com/blogs/ruben-uria/consejo-gratis--miren-bien-esa-camiseta-105949137.html
Buenas tardes, Maestro,
lo primero, decirle que ha merecido la pena la espera. Ya estaba yo meneando la garrota en mi rincón, abjurando de tanto rugby de tanta vida muelle. Pero ha merecido la pena. Me encanta lo de "chinoli". En la vega alcarreña del Tajo al magín le dicen chinorris, que es otra cosa.
Coincido en casi todo lo dicho: el equipo está bien. Todo lo bien que puede estar un equipo que pierde al delantero centro más en forma del mundo y lo cambia por un croata que ya parece de los nuestros, pero que está en otro nivel. Si no están ninguno de los dos, hay que poner a un vikingo mejicano que trajo Gil Marín en el marco de un negocio de esos suyos. El negocio le sirvió al Cholo para deshacerse del vago de Baptistao. Y ahora, después de que no le trajeran a La Máquina, con Cerci todavía en Babia, Griezmann justito físicamente y el croata fuera, lo tiene que poner y tiene que pedir paciencia. ¿Qué va a hacer? O eso o pone a Héctor y tira al mejicano a la basura. No lo va a hacer.
Lo importante ahora es ganar en Almería. Y, por cierto, si alguien se anima yo también.
"Podemos también dedicarnos a hacer fotos como los clientes asiáticos de los tablaos y ver sólo dentro de unos años el resultado, dándonos cuenta tarde de que lo que tenemos ante nuestros ojos hoy es posiblemente el mejor Atleti de todos los tiempos..."
Y para muestra un botón, la siempre magnífica entrada anterior de este blog de blogs responde a una crónica de una final de champions desas y entre medias ya cobramos título al vecino y le ganamos de nuevo los puntos en su Chaletdelviso-estadio... hoy más que nunca carpe diem
Yo coincido también con el Dueño, el atleti tiene buenos mimbres, han perdido a otros aún mejores, tiene el mejor entrenador del mundo y saben que son un equipo campeón.
Yo sólo espero ver crecer al equipo con el paso de las jornadas, y que cuando llegue la hora de la verdad, sobretodo en las competiciones del KO, estemos otra vez ahí, a ganar a cualquiera.
Esta liga adulterada es muy, muy larga, y muy, muy difícil, lo que da más mérito a lo conseguido por este equipazo. No se si el mejor de la historia pero si el mejor que yo he visto.
Se nos han ido un portero extraordinario y el goleador.
Y un muy buen lateral izquierdo que era clave en el ataque.
Pero se ha quedado el bloque fundamental.
Miranda, Godín, Gabi, Tiago, Koke y Arda.
Y gente muy importante como Juanfran y Raúl García.
Si Griezmann, Cerci y Mandzukic dan su nivel y encajan...
Cuidadito.
¡Buenos días!
Le llamo al orden: Raúl García es BLOQUE FUNDAMENTAL, no gente muy importante.
Toda la razón.
Reconozco mi error.
El penúltimo párrafo es sublime, D. Carlos.
Su crónica es un oasis en el desierto de asco y repugnancia que me produce cualquier noticia en la prensa. Como los datos han desmontado lo de la violencia de nuestro fútbol, ahora damos paso al recurrente "la afición pita a Simeone" o a dedicar portadas y artículos a su jefe de prensa para atacar al Cholo.
Todo esto no es casualidad pero no caeremos en la trampa. Si el año pasado ya nos advirtió del "no consuman", yo ahora he llegado a la conclusión de que lo mejor es volverse un fundamentalista atlético (si es que no lo era ya). No admito ni una crítica, no hablo con simpatizantes (ni de mi equipo ni de otros) y mi metadona con la que pasar la semana se reducirán a leerle a usted, a Uría, a Iñako y a dos o tres más.
Estamos muy bien. A mí las dudas me asaltan en la Champions como consecuencia del desastre en El Pireo pero hay margen para darle la vuelta.
En liga, nada que aportar a lo comentado aquí por ustedes, salvo una cosa. Yo a Jiménez le tengo fe y si me lo pide Simeone, más. Viene de un fútbol muy distinto y llega a un equipo campeón en el que la exigencia es máxima. No le pidamos lo que al Diego Costa del año pasado porque éste también paso su tiempo de travesía en el desierto. Lo que pasa es que no decía estupideces en Twitter, eso es cierto.
Y por último, a mí, aparte de los chinos, me preocupa que nuestro sagrado templo se convierta en lugar donde ir a celebrar despedidas de solter@s (el otro día vi tres).
Saludos.
Primer gol de Fernando con un lamentable y vergonzante Milan.
En tiempos lejanos -que en realidad no lo son tanto- cuando la discusión era si nos vendría mejor Nano o Musampa, para jugar en punta por la izquierda, ya me ponía enfermo la negatividad en la grada. Sobre todo, si estábamos en septiembre.
Ahora, que no sólo somos Campeones, sino que lo llevamos siendo desde 2010 ininterrumpidamente, la mezcla de chinos y capullos en la grada me deja francamente atónito. Y preocupado. Y me pone de mala leche.
La "crítica amarga" se la ha traído un sector acomplejado que padecemos, directamente del estadio-centro comercial pasarela Cibeles. "No vamos a ser menos", ¿eh?. Y me parece fatal.
Con ello, quiero decir que estoy de acuerdo con usted, Don Dueño. ¡Y que celebro su regreso!.
Cuando tenga una oportunidad, iré al Calderón, no importa que esté muy frío, con lluvia, basura en las calles, gente malhumorada en ellas y chinos ausentes. Antes que lo derriben. Saludos desde México de un mexicano que reniega del otro mexicano que "juega" en el Atleti. P.D. Y hoy: ¡a ganar!
Muy bien Saúl.
Este año, 11 goles.
7 a balón parado.
Debe ser record...
Simeone llega a las 100 victorias.
(en todas las competiciones)
156 partidos.
100 victorias.
32 empates.
24 derrotas.
272 goles a favor.
121 goles en contra.
Una barbaridad.
(oigan)
¡Buenas noches!
Ojalá ganásemos la liga con 90 goles a balón parado (más el de Arda en el estadio del equipo de José Mercé).
Por cierto, lo de equipo violento va calando. Ayer estuvimos a punto de recibir más tarjetas que faltas cometidas. Otro récord.
Muy bien Saúl, sí.
Pido permiso otra vez porque acabo de leer el artículo más demagógico, ventajista, adulterado y atemporal en mucho tiempo. Su autor, Paulo Futre. Para que vean que al enemigo en los medios, a veces, lo tenemos también en casa.
Todo lo bueno que era en el campo y las sandeces y el daño que hace con la pluma.
Lo de las tarjetas empieza a tomar un tono castaño oscuro... Somos el tercer equipo que menos faltas ha hecho y el sexto que más tarjetas recibido. Hay que ver la fuerza que tienen las campañas incluso entre el estamento arbitral. Vergonzoso oigan!
http://futbol.as.com/futbol/imagenes/2014/09/25/album/1411675116_690110_1411675511_album_grande.jpg
Ay el pobre Emery, que teñido criminal lleva. Hasta luego, babosín.
Totalmente de acuerdo con la crónica. En efecto, sin caer en el victimismo que tanto puede dañarnos, es obvio que tras la alevosa campañita "el Atleti es un equipo violento", es ya moda arbitral sacar automáticamente tarjeta amarilla casi a cada falta de nuestro equipo, mientras los mismos colegiados se lo piensan, repiensan y se hacen de rogar antes de decidirse a enseñársela a un rival que ha cometido tres infracciones consecutivas mucho más graves. Efectívamente, ni en la estadística de tarjetas amarillas, ni en la de rojas ni en la de faltas cometidas acabó el Atleti del año pasado entre los cinco primeros, y en alguna de esas clasificaciones, terminó bastante por debajo de la media.
Por otra parte, un tremendo alegrón comprobar que el blog sigue vivo y D. Carlos deleitándonos con sus crónicas.
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Muy Bien! x 4
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