Pasada la invasión asiática de la semana
pasada, por lo que se ve esta semana los asientos libres de la grada de lateral
cayeron en manos de un tour-operador ruso. Como resultado, entre los
parroquianos habituales, en el partido contra el Sevilla se apiñaban en la
grada una multitud de rusos. Decimos rusos pero no estamos seguros de que
fueran rusos. Serían rusos o vaya Vd a saber qué, que con los rusos pasa un
poco lo que pasa con los chinos: los de ayer al menos parecían rusos, tenían
pinta de rusos, hablaban algo que nos suena a ruso (que es algo que sólo
escuchamos en las películas de espías y con subtítulos) y no nos queda claro si
eran rusos, pero uno les llama rusos y a todo el mundo le vale.
Quizás fueran georgianos, quizás ucranios (que
es lo que antes llamábamos “ucranianos”), probablemente no fueran uzbekos ni
kazajos, ni posiblemente de Azerbaiyán Land-of-Fire. Podrían ser estonios, o
quizás fueran lituanos. Quizás fueran letones, que siempre tiene más gracia,
aunque ya se sabe que letones y lituanos, primos hermanos. Quizás fueran rusos
de verdad y nos habríamos ahorrado todo este párrafo lleno de gentilicios
eslavizantes y orientalizados. El caso es que la grada se llenó de señores grandotes
y despistados, que se sentaron juntitos a unas cuantas butacas de distancia de
otro grupo, en este caso de rusas orondas y rubias, vestidas con cazadoras
vaqueras de mangas plateadas y vestidos como de señora manchega pero con
dorados. Los rusos se sentaron por un lado y las rusas por otro, como si fuera
una sociedad gastronómica moscovita o el Alarde de Irún sin ir más lejos, como
si el Calderón fueran unos baños públicos o un colegio antiguo. Los rusos
probablemente hablarían del gran Dassaev y de cosas de rusos, como por ejemplo el
precio del anticongelante y el último grito en gorros de piel de oso; las
rusas, poco interesadas en el fútbol, bailaban como descosidas con la música
del descanso y no echaban cuenta alguna a lo que pasaba en el campo.
La afición local, por su parte, protestaba por
lo grandísimos que son los rusos y por el problema que plantean cuando los
asientos de la grada son tan estrechos como los del Calderón; en cuanto a las
rusas, se cruzaban apuestas sobre si una señora rusa muy gorda y muy teñida que
se aburría como un molusco en el Mar Caspio tendría en realidad dentro otra
señora igual pero más delgada y así sucesivamente, siguiendo el efecto muñeca
matroska, hasta llegar hasta una estilizada gimnasta de esas que dan cinco
tirabuzones tras salir catapultadas de un plinto y caen clavando los pies en
una colchoneta y saludando al personal con los brazos abiertos, como cuando
Reyes reclama una falta de esas que sólo él ve.
Tras la invasión de la amenaza amarilla y la
ocupación de las fuerzas
de la antigua URSS, ahora se pregunta la grada, ya acostumbrada a la parada
militar de las tropas extranjeras con dirección a los mugrientos baños del
estadio en el medio tiempo, con qué exótica nacionalidad se codeará en el
próximo partido en casa. Cosas de la industria turística, oiga.
____
El Atleti ganó 4-0 un partido en el que jugó
mejor que el rival, en el que recordó al Atleti que tenemos en la memoria tras
ese año pasado de alegría continua y en el que metió más goles de los que uno
hubiera esperado. Cuatro goles metió el Atleti y la sensación general era casi
de perplejidad por el buen partido, la autoridad mostrada y sobre todo por la
cantidad de veces que el balón acabó dentro de la portería rival.
- - ¿Perplejidad? Hay que joderse.
El resultado fue quizás excesivo, porque el
Atleti no tiró a puerta muchas más veces que aquéllas que terminaron en
gol; curiosamente, la semana anterior el
equipo había ganado en Almería por cero a uno tras haber tirado más de quince
veces contra la portería rival. El fútbol tiene estas cosas y todos las
conocemos; no obstante, cada vez que ocurren, el personal y la prensa
especializada lanzan bombas de mortero en forma de conclusiones apresuradas que
rápidamente se elevan a categoría de regla absoluta, única e incuestionable. Sin
ir más lejos, hace poco más de una semana el Atleti no funcionaba en ataque y
el equipo era varios niveles peor que el de la temporada pasada; probablemente
a partir de mañana y hasta el miércoles al menos, el Atleti será un equipo
temible que mete una barbaridad de goles demostrando pegada de aspirante y
variantes ofensivas que ríase Vd de la Brigada Ligera. Sería demasiado inocente
entretenerse en rebatir cada postura: en breve saldrán nuevas teorías sesudas
pero fugaces, opiniones pasajeras con vocación de verdad absoluta y triste peso
de plumón de pollo.
Hace dos semanas el Atleti era un equipo de
cuatreros ultraviolentos que merodeaban los colegios para robar bocadillos a
los infantes y pegar palizas a los jubilados mientras bebían moloko y escuchaban
a Ludwing Van. Poco se tardó en desestimar este primer mito a base de
estadísticas de faltas cometidas – normalmente menos que los rivales – pero,
eso sí, recibiendo tarjetas amarillas como para llenar las maletas de los
veinte o treinta rusos que hoy vuelven camino de Vladivostok con su bufanda
rojiblanca al cuello, más contentos que Yeltsin en Sanfermines. Cuatro días más tarde, el Atleti era un equipo
de rufianes que tenían la poca elegancia de meter goles a balón parado, hombre
por Dios, a quién se le ocurre, qué vergüenza más grande, a balón parado con
niños delante, dónde vamos a llegar. Este debate, cogido con pinzas de depilar,
ha prendido menos porque tampoco hay demasiado que rascar; eso sí, vale aún
para que alguna lumbrera periodística lo use como coartada para justificar que,
a pesar de haberse llevado cuatro goles en contra, en el fondo su equipo juega
mejor que el nuestro.
Desconocemos cuál será el siguiente caballo de
batalla de la prensa especializada, pero ya nos hace gracia de antemano. ¿Se
acusará al Atleti de tener demasiados jugadores Géminis? ¿Lanzará la prensa una
campaña de denuncia sobre la excesiva afición de la plantilla del Atleti al
champú Moussel, Moussel de Legrain (¡para todos!)? ¿Desvelará de una vez por
todas algún audaz tertuliano que Simeone come pulpo crudo y bebe agua del mar,
como el malvado pirata Patapalo?
Locos estamos por saber cuál es la próxima,
oiga, hagan el favor de no defraudar.
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El Atleti hizo un buen partido contra el
Sevilla, en línea con lo que se venía apuntando en los últimos encuentros.
Quizás fue el mejor partido de la temporada hasta la fecha; el equipo fue más
sólido en defensa que durante el buen partido contra el Celta y el irregular
partido en Grecia, y también estuvo más acertado en ataque que en el aluvión
sin premio de Almería. Jugaron bien los centrales y jugaron bien los laterales,
con Ansaldi tomando ventaja clara en la carrera de la banda izquierda. Jugó
bien Tiago, de nuevo magistral al cubrir los espacios, leyendo las jugadas
rivales como si tuviera espías en las cabezas de los visitantes, anticipando el
lugar al que va el balón, el hueco hacia el que va el desmarque. Jugó bien Gabi
el tiempo que jugó, sustituido por un culpa de pisotón; Gabi fue el Gabi del
año pasado, presionando alegre y rápido la salida del rival, algo más suelto
para iniciar el asalto al tener en la línea de medios a la gran alegría de la
noche, Saúl. Saúl, titular y convincente, estuvo trabajador, descarado, eficaz
y goleador. Saúl dejó aroma a titularidad, a jugador utilísimo que puede jugar
en varios puestos, a muchos minutos este mismo año y a carrera prometedora,
nada que no sospecháramos ya.
También marcó Koke, a quien vimos enfadado por
primera vez – y con razón – gracias a un alarde de mal estilo de Emery, chusco
y poco elegante al pedir a sus jugadores que no devolvieran un balón cuando Mandzukic
estaba en el suelo; ver a Koke enfadado es algo así como ver a Iniesta rabioso,
a Gabi perezoso o a Reyes participando en una mesa redonda sobre la obra de
Ibsen y su influencia en la filmografía de Bergman. Jugó bien Arda y jugó bien
Mandzukic, valiente y peleón con su máscara de lirón careto, ídolo ya de una
grada que valora su arrojo para jugar con la nariz hecha un churro y entrenar a
los pocos días de la fractura disfrazado de Míster Increíble. Mandzukic, que no
marcó, se antoja uno de esos jugadores poco apreciados por los poco futboleros
por no ser capaz de hacer bicicletas y taconcitos ni celebrar los goles con
bailes ridículos o manifestaciones de egocentrismo bochornoso; sin embargo,
tiene pinta de ser uno de esos tipos que lucen precisamente el día que faltan,
días en los que el equipo se nota más incómodo, sin peso, sin combustión.
Veremos.
Jugó la mar de bien Arda, colaboró Griezman en
el rato que jugó (y le necesitaremos más que en los finales de los partidos) y
jugó bien y marcó Raúl García.
- - ¿Y el mexicano, oiga?
Ay, el mexicano. El mexicano, que el sábado pasado se llevó
una bronca por no dar una y de paso sirvió de excusa para crear una guerra
entre la grada y Simeone que sólo existió en la cabeza de aquellos que sueñan
con una guerra entre la grada y Simeone, salió con ganas de demostrar que puede
jugar al fútbol, que a estas alturas era algo que se dudaba seriamente. A Raúl
Jiménez le esperaba parte de la grada con la escopeta cargada y la otra parte con
pétalos de rosa y un mariachi en formación de boda, para compensar el disgusto
que los primeros podrían causarle al chiquillo.
Sabiendo la que se le venía encima, Tiago
pidió a la grada que se le recibiera bien y Godín se afanó por atribuirle
méritos en el gol y el penalti, gestos que honran a ambos y nos hacen pensar
que por algo son capitanes. Raúl Jiménez, a todo esto, salió con ganas (que
tampoco es algo como para ponerle su nombre a un parque público en Carabanchel,
qué quieren que yo les diga), peleó, corrió, recuperó algún balón bien y le dio
el pase a Griezman que acabó en gol. Por si fuera poco, metió un gol (bueno) y
dejó la impresión de que si coge ritmo y abandona su galbana inicial, podría
ayudar al equipo. No parece que esté para ser titular ni clave, pero sí para
quitar minutos a los que tendrán que llegar frescos a los partidos grandes si
queremos pelear las competiciones.
Ahora bien, una cosa es ganarse el respeto de
la grada a fuerza de sudor y goles y otra hacer amago de besarse el escudo en
su segundo partido en casa, pocos meses después de unos tweets que como mucho
fueron sinceros y como poco, torpes. Gánese Raúl Jiménez a la grada trabajando
y ayudando, bien, pero hágalo como un mercenario honesto. Podemos aceptar que
crea que la grada es injusta e inoportuna por pitar a un jugador propio que
conviene que lo haga bien, pero que no piense que la grada es tonta y
desmemoriada. Si finalmente ve la luz y entiende dónde está y la verdadera
trascendencia de lo que dijo, nos alegraremos, pero no parece que es algo que
le haya podido pasar ya. Un consejo pues a los asesores de Raúl Jiménez:
díganle al chaval que se tape un poco, que trabaje, que lea la historia del
Club Atlético de Madrid y que siga trabajando. El resto, si debe llegar, ya
llegará.
____
¿Y el Sevilla?, se preguntará el lector. Pues
el Sevilla regular, la verdad. Según nos cuentan los sevillistas de pro, Emery
renunció a la fórmula que le estaba funcionando hasta ahora y optó por
superpoblar la defensa y la parte destructora del centro del campo, que es algo
que suele hacer Emery, dado al amarre, cuando los partidos son duros. El
Sevilla sacó un equipo que parecía de balonmano, lleno de jugadores grandotes y
fuertes, quizás convencidos de que el único recurso del Atleti eran los goles a
balón parado, más preocupados en defender que en pasarle balones a Bacca,
desasistido y desconocido. Quizás Emery cometiera el error que cometen tantos
aficionados del Atleti, esto es, creer que el Atleti es un equipo que no juega
sino que hace faltas, pensar que sólo es capaz de meter goles a balón parado, tomar
en fin por cierto lo que leen en los medios y en twitter sin preocuparse de ver
los partidos ellos mismos y sacar conclusiones por sí solos.
Al Sevilla se le volvió a faltar al respeto
desde la grada, aunque quizás menos que otras veces. Parece que la agria y
artificial rivalidad que surgió hace unos años va remitiendo para alegría de
los aficionados con gafas y gusto por la tapa de espinacas con garbanzos que poblamos
la grada en mucho mayor medida de la que los aficionados enfadados y faltones
creen. Que el Sevilla es un equipo potente y correoso al que alegra ganar por
ser un hueso duro y un competidor directo es una cosa; de ahí a faltar al respeto
e insultar hay un mundo.
El Sevilla es, por cierto, un equipazo capaz
de reinventarse año tras año, forzado a vender a sus mejores jugadores a
equipos más ricos y candidato a pesar de los pesares a hacer algo gordo cada temporada
gracias a una buena política de fichajes y una afición que aprieta como pocas;
sólo ya por eso merecería un recibimiento respetuoso. Que haya tenido
presidentes encantados de buscar polémicas para echar cortinas de humo sobre su
propia gestión delictiva es desde luego un problema. Que tenga un entrenador
sobreactuado que pide con grandes gestos que no se tire un balón fuera para sacar
de quicio a los rivales y embarrar un partido que va perdiendo por sus propios
errores tácticos no ayuda. Que parte de la afición rival, como la nuestra, sea
también dada al insulto y a la rima ofensiva (ofensiva tanto para el objeto del
insulto como para las reglas de acentuación de la gramática española, se
entiende), es una excusa pequeñita e infantil para justificar comportamientos
poco elegantes.
Piensa uno que no estaría de más que el
Calderón mostrase más respeto por los equipos que pelean en esta liga desigual
en la que dos se reparten el pastel que otros, también el Sevilla y el Atleti,
reclamamos. Sería desde luego más elegante, más coherente con lo que el propio
Atleti reclama y más agradable para todos. Si luego en otros campos no hacen lo
mismo y el Atleti es recibido a voces, eso ya sería problema suyo. Nosotros
habríamos cumplido con nuestra parte, que es lo importante.
22 comentarios:
Hola!! ¿es aquí donde Bambino y Bravido?...
no exactamente, pero si trae una tartera o algo la cogemos rápido
Bueno, bueno, Maestro. Nosotros a cumplir y Emery a sufrir. Que teñido intolerable lleva ese hombre, ¡por Cholo! Uno lo ve y piensa "este tío es tonto, pero tonto de capirote, como Buruaga". Y a lo mejor no, a lo mejor es un tipo entrañable. Pero es que ese tintao... Y luego el nota le da al magín y dice, ¡tate, ya lo tengo!: me presento en el Calderón con cinco centrales y se la lío... Ojo, que lo mismo sólo lo parece.
Yo sigo en mi línea de seguir su línea, Maestro. El equipo bien y todo, más o menos, como dice usted. Me corroen la envidia y la desazón por no poder estar en el Sagrado Templo este miércoles para ver a Tévez y compañía. Como me gusta el Apache, macho. Siempre he pensado que era un jugador ideal para el Atleti...
En fin, que divago, pero estoy contento y creo que cerramos la semana con dos nuevas victorias. No le sigo en la loa al sevillismo, pero eso es porque yo soy un perraco. Y hablando de perracos, como he visto con estupor que regresa Donis, le adjunto esta preciosa galería de los años toledanos de su entrenador de referencia. De Donis, no de usted, Maestro.
Atento don Gangreno que hay joyas: https://www.flickr.com/search/?w=44574218@N02&q=manzano
Yo creo que Stein era muy de Gregorio...
En cuanto a Emery el Aspavientos, mejor me callo. Para no decir palabrotas, se entiende.
Por aquí ya se discute de nuevo si fué penalty a Zigic (como el Valencia no tiene co qué distraerse entre semana...).
Que no fué, que yo estaba en el campo con don Fran y no vimos que pitaran penalty alguna, ya vale.
Para acabar, decirles que veo muy disperso al voceras del Libros. menos generalidades y más pizarrín, que ilustre.
Au.
http://www.hoy.es/extremadura/201409/29/aficionados-extremenos-atletico-madrid-20140929190552.html
Pues verá Ud D. Carlos, que todos tenemos equipos que nos caen muy simpáticos y otros que no tanto. No sé si es por las marrullerías de sus centrales de hace unos años, los cortes del ritmo de los partidos con lesiones fingidas, las pérdidas de tiempo de sus jugadores, la final del Camp Nou, o porque mi abuelo era del Betis, pero a mí el Sevilla....
No están nada mal la guitarras de los Pata Negra, oigan.
Y Donis es un fanático de los Cantores de Hispalis...
¡Viva el ardaturanismo!
Y ahora, rotaciones!
Se muere usté de ganas por ver a Cherchi titular, ¿eh?
No me gusta la publicidad de Protos. Exijo que la cambien a un vino que me guste.
Tenemos a un tío nacido en Mâcon. Ahí hacen vino, pero por desgracia lo hacen franceses.
Del Italiano no me pronuncio. Dudo que eso que hay allí pueda ser nombrado como vino.
Exijo la Denominación Ribera del Manzanares.
Uy!
Uy!
¡Esperpento!
http://imagizer.imageshack.us/a/img538/8339/FAx3El.png
un dueño Chino como Recoba?
Don Vito: nos metimos en semifinales de la Copa Argentina. Lo siento por el Cholo que estaba en la platea alentando a su hijo Gio (que, por cierto, tiene muy buena pinta, para quitarle el sitio mañana al vikingo mejicano).
http://www.ole.com.ar/copa-argentina/recambio-copado_0_1226877612.html
(Los vídeos 3 y 4 son sendas ocasiones al palo de Gio Simeone)
Bien por la copa, mal por la liga
Un documental maravilloso, aprovechando que llega el Malmö, para los que no lo hayan visto:
https://www.youtube.com/watch?v=KeMO8GS3t-s
Una joyita.
Una maravilla, oiga
¿Verdad? Emocionante hasta las lágrimas esa historia de amor y fútbol.
Bon giorno!
Buonasera!
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