Jugó el Atleti en San Mamés y, cuando la afición esperaba ver algo que le invitara al optimismo y al convencimiento de que ya está aquí la nueva era, casi nada cambió.
Tras nueve jornadas, que es un cuarto de la liga, el Atleti está en descenso. En descenso. Hombre, si esto no ha hecho más que empezar, no sea Vd cenizo, no es para tanto, la liga es muy larga, esto tendrá que funcionar más tarde o más temprano, ¿o es que cree Vd que no vamos a ganar ningún partido este año? ¿piensa Vd que ni el Kun ni Forlán van a volver a marcar nunca, piensa que este año todas van a ir al palo? Tranquilo, hombre, son rachas, ya cambiarán, el Atleti es así, el sábado sin ir más lejos se juega en casa contra el otro equipo grande de la capital y el Atleti, que hace lo que nadie espera por más que ya esperemos que haga exactamente lo contrario de lo que sería lógico esperar, lo mismo gana. Y además, ¿qué esperaba Vd? Quique lleva horas, HORAS como entrenador, no ha tenido tiempo de cambiar nada, no esperaría Vd un cambio radical, ¿no? No, uno no esperaba nada, uno sabe que llevamos poco tiempo de liga y que hay tiempo para enderezar las cosas y que con esta plantilla quizás no se pueda esperar tanto como nos han vendido pero tampoco hay que pensar que nos vamos a Segunda así de sopetón, pero cuando uno abre el periódico y se va a la clasificación de Primera tiene que bajar mucho la vista, y pasar de largo los puestos agradables y seguir bajando el cuello y pasar la tierra de nadie y el lugar donde se hace feo y seco el paisaje y aún así hay que seguir bajando y bajando hasta los puestos que están en rojo porque, tras nueve jornadas, que es un cuarto de la liga, el Atleti está en descenso. En descenso.
En fin. Llegaba el Atleti a San Mamés, que es un estadio que, en contra de lo que cuenta la leyenda, a uno le gusta especialmente porque no sólo está en el centro de la ciudad sino que además cuando uno ha ido por ahí le han invitado a aperitivos, digestivos y copas largar sin dejar espacio a la negativa, y la cosa no pintaba bien, pero tampoco mal. El Athletic no estaba en buen momento y el Atleti debería aprovecharlo. La llegada del nuevo entrenador siempre ayuda a intentar ver las cosas un poco mejor que antes, y si la prensa colabora pues ya ni les cuento yo a Vds. Tras el partido de copa contra el Marbella la prensa hablaba de mejoría y de cambio y de aires nuevos y hubo quien habló de revolución, y no crean que es esto una chanza que hace el que suscribe, no, no, qué va, hubo quien habló de revolución y se publicó y todo y ni se rieron en la reunión editorial ni despidieron al autor del artículo ni le tiraron el ordenador por la ventana ni le pegaron en la espalda un cartel que ponía “humorista”. Nada de eso, eso no, pero hombre, ¿en qué mundo vive Vd?
En fin. Llegó el Atleti a San Mamés, que es un estadio viejo pero con solera que van a echar abajo como tantos otros para construir un nuevo estadio, más cómodo y moderno que permita a los socios estar más contentos mientras ven a su equipo. Y no lo harán en la otra punta de la ciudad ni al lado de una rotonda atascada ni cerca de una zona urbana que no tenga nada que ver con el equipo, no. Tampoco lo harán de forma chusca y de semi-tapadillo, firmando convenios que luego deban ser refrendados por cartas de intenciones sujetas a la confirmación de las partes por medio de un protocolo de más intenciones que en algún momento deberá cristalizar en un plan urbanístico, sino contando lo que hay dentro de lo poco que se cuenta en este país. Tampoco irá adornado el traslado del estadio con la foto de un alcalde posando junto a un par de señores condenados por un juez precisamente por quedarse por la patilla con ese estadio que ahora venden por treinta monedas, ni lo hará un alcalde conocido por meter a su ciudad en líos monumentales para su mayor gloria personal, ya sea a costa de la salud de sus ciudadanos, de la fealdad de sus calles, de destrozar lo poco que quedaba de buen vivir en la zona o de achicharrarlos a impuestos. San Mamés se irá abajo y a pocos metros nacerá otro estadio que permita a la gente ir al fútbol como siempre, pero más cómodos. A pocos metros. Más cómodos.
En fin. Salió el Atleti vestido de negro y con un pantalón rojo con ribetes azulitos y ante este inicio descriptivo uno se esperaría medias verdes con la vuelta naranja pero no, no fue así, las medias eran rojas, miren Vds. Salió el Atleti con un nuevo entrenador y la alineación y el dibujo de siempre, algo lógico dado el poco tiempo que ha tenido el hombre para conocer a los jugadores, lo cortito de la plantilla y lo triste del banquillo. Salió en fin el Atleti con los de siempre más o menos, con lo que ello supone: durante la temporada del Doblete hablábamos de los de siempre y se nos iluminaban los ojos y pensábamos si preferíamos a éste o a aquél con la inocencia de los que aún no conocíamos del todo a los que llevan el club y nunca habríamos sospechado que la mitad de ese equipazo sería defenestrado poco después; ahora sin embargo hablamos de los de siempre y nos encogemos de hombros y ponemos cara de decir pero qué quieres tú, es lo que hay, no hay más, fíjate que yo habría sacado a los mismos más o menos, es lo lógico.
En fin. Esperaba la afición algo que le hiciera notar la mano de Quique y durante los primeros minutos el Atleti presionó más arriba, apareció más junto y plantado de una forma algo diferente a los últimos partidos, con más intensidad, con más apoyos. Todo esto, durante quince minutos, no crean Vds que se pasó así la noche el equipo. Si a los doce minutos Maxi llega a meter dentro un balón que se le fue al poste tras un fallo del portero rival, o si entra el tiro de Agüero de después, quizás estaríamos hablando de otra cosa. Pero no sólo pasó eso sino que pasó lo contrario, y pocos minutos después marcó de cabeza el Athletic en la primera que tuvo. Pasó, cómo no, a balón parado. Pasó, cómo no, en el segundo palo y tras una falta lateral, como contra el Mallorca, lo ya casi lógico. Pasó que Javi Martínez, un jugador de veintiún años que ha pasado de ser interesante a ser interesantísimo, remató con cierta facilidad y bastante autoridad un balón que llegaba a la zona que Maxi, que intentó llegar con un saltito, y Raúl García, que se vio arrollado por un rival más alto que llegaba en carrera, defendían con algo de blandura. Uno cero, normalmente habría tiempo de remontar, normalmente se debería seguir igual, normalmente un equipo que quiere hacer cosas grandes encaja un gol sin que por ello se caigan todos y cada uno de los palos del sombrajo. Pero esto es lo que ocurre normalmente, oiga, no siempre, que eso sería lo lógico.
En fin. Ocurrió que el Atleti jugó el resto del primer tiempo apabullado por el Athletic, sin dar abasto para controlar a un rival que no aportaba más que kilómetros y entusiasmo gracias a conocer sus propios límites y a una grada que también los conoce y aporta lo que puede. En el Atleti el centro del campo corría y corría sin mucho sentido y Assunção se llevaba una amarilla que supone su ausencia en el próximo partido y, de paso, un problema gordo para el entrenador. Parecía que Raúl García debía llevar más peso del juego, pero la presión del rival le impedía tener el tiempo suficiente para darle algo de aire al juego local. Delante, Maxi aparecía de la nada como en él es costumbre, pero entre aparición y aparición su aportación era discreta. Agüero lo intentaba sin descanso como suele ser norma en estos últimos partidos, pero como también viene siendo norma el Kun se ve más lento, menos explosivo de lo que necesita, incluso con menos confianza en él mismo de la que tenía hasta ahora. Para colmo de males Forlán, el jugador que hizo un partido asombroso hace no mucho tiempo en ese mismo estadio, jugaba mal, dando la mayoría de pases al contrario, corriendo sin sentido, lejos del jugador con criterio constante del año pasado. Y si en un equipo limitadito ya de por sí los buenos no juegan como acostumbran ni contagian al resto ni les salen las cosas pues se acabó, la desesperación total, apaguen y vayámonos, que es subjuntivo.
En fin. El segundo tiempo fue engañoso. Engañoso porque pareció que el Atleti jugó mejor, cuando lo que en realidad ocurrió es que el Athletic desapareció de la faz de la tierra. Agotado, el equipo local se limitó a capear el temporalillo, la marejadilla que no llegaba ni a mar arbolada ni a marejada siquiera, un oleaje tímido en el mar de Alborán, la onda creada por la piedrecita lanzada al lago por el Atleti. Es cierto que el Atleti pudo ganar, pudo marcar al menos dos veces si los palos se mueven un poquito en el momento oportuno, uy uy, yo me quito de aquí que ha tirado Forlán, para una que le sale bien no voy yo a quedarme quieto. Pegó un palo Forlán y pegó otro Agüero, pero ni así marcó el Atleti ante un rival muy limitado. El segundo tiempo sirvió para varias cosas: sirvió para hacer de la mala suerte una coartada a los menos críticos y para convencer a los delanteros de que sigan intentándolo. Sirvió también para alimentar el debate sobre los porteros, en el que la afición no sabe bien cómo alinearse. Cada portero, sea De Gea o Asenjo, consigue con sus actuaciones que la grada se plantee si no es mejor que salga el otro: éste no sale por alto, éste sale demasiado, éste duda en las salidas, éste sale y hace penalti, éste es sobrio pero quizás se crea mejor de lo que es, éste es un palomitero y se fía demasiado de su plástico salto lateral. Asenjo hizo cosas bien y Asenjo hizo cosas mal, pero mucha fe hay que tener en el chaval para afirmar que transmite la seguridad necesaria como para espantar debates. Si a esto se le une el lastimoso estado de Antonio López y el baile general en el centro de la defensa (ayer sin Domínguez pero con Pablo y Juanito; el segundo, invisible y el primero, quizás llamado a tapar a Llorente, rápido al corte y obtuso en el despeje, empeñado en mandar balones a la grada en situaciones en las que los centrales solventes salen jugando y recuperando la iniciativa para el equipo), la añorada seguridad defensiva se antoja lejana. Pero así están las cosas, y si no hay equipo y no hay banquillo y no hay tiempo para hacer cambiar las cosas y además no hay puntería o suerte, la cosa se pone fea. La desesperación ante la inoperancia de la delantera que era de garantías hasta hace poco, la desesperación ante la portería que creíamos bien cubierta y que ahora parece llena de agujeros, la desesperación del calendario que viene.
En fin. Por si esto fuera poco, el martes llega el Chelsea, que además lo hace en buen momento. Y el sábado llega el otro equipo grande de la capital, ese que últimamente suele marcar en los primeros cinco minutos y dejar a la grada con cara de tonto. Para ese partido no estará Assunção, indiscutible en los últimos tiempos sea por sus prestaciones o por la ausencia total de alternativas. En un partido en el que habrá que atar corto al centro del campo rival, el Atleti pierde uno de sus puntales defensivos más fiables. El nuevo entrenador tiene una semana para desfacer el entuerto planteado, para ver si juega con Cléber y su querencia al espacio vacío o con Jurado (cuya presencia en esta crónica es proporcional a su trascendencia en el partido de ayer) y su querencia al espacio vacío y el pase al rival. Quizás se acuerde de Camacho, otra víctima del síndrome Domínguez, canteranos llamados a jugar un único partido de vez en cuando, siempre un partido difícil. Los precedentes, la dinámica del equipo y la falta de puntería de los delanteros no invitan al optimismo. Precisamente por ello, precisamente por que siempre esperamos que el Atleti haga lo que nadie espera por más que ya esperemos que haga exactamente lo contrario de lo que sería lógico esperar, seguiremos creyendo y pensando, en contra de toda lógica, que quizás gane el miércoles y el sábado.
En fin.
222 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 222 de 222de Central son Vito y Doggy
y Servidor se va a su casa, hasta mañana
¡¡Que canallas!!
Don Vito es más de la Juve de allessandrino...
Y, por cierto, en un ratito jugamos en cancha de Argentinos Juniors. ¡¡¡Dale Jesusito!!!
Le pisan al gnomo.
Un empate en diez, Don Jesús.
Buenos días, don Vito. El día que el Atleti tenga un Jesusito Méndez en mitad de la cancha poniendolé el pecho empezará a ser un equipo de fútbol...
Por cierto, Jozean hoy entrevistado en EL PAIS:
"R: ¡Madre mía, me lo va a decir a mí! Después de haber aguantado tantas críticas, tantos insultos de la grada, demasiados diría yo... Me emocioné mucho cuando el Calderón me ovacionó contra el Chelsea. Fue mi mejor partido de rojiblanco. Espero haber dejado atrás los pitos de la afición. Eran muy duros.
P. No lo parecía. Le han abucheado toda la temporada y no perdía la sonrisa. Su actitud desconcierta a mucha gente.
R: Ni la he perdido ni la perderé. No tengo motivos para hacerlo. ¿Sabe por qué? Porque tengo salud, tengo a mi familia bien. No puedo perder la alegría en la vida. Yo tenía mucha confianza en mí. Sabía que, en cuanto el mister me diera la oportunidad, iba a cambiar los gritos y los insultos por los aplausos. Era el objetivo que me había planteado, me lo recordaba todos los días uno de los tatuajes que llevo: "No importa cuántas veces me caiga sino las que me levante".
Posibles titulares:
1)Gracias al trabajo táctico de Quique el Atleti vuelve a ganar un derbi.
2)A pesar de la notable mejoria, el Atleti sigue reñido con la victoria en el derbi.
3)El Atleti sigue en coma, ni Quique logra levantarlo.
4)La suerte sonríe a un Atleti todavía más desdibujado.
5)Godzilla sale del Manzanares y se come MAGM (en la M30) y Cerezo en el palco: partido suspendido.
6) DelPiero vio el derbi madrileño en su casa, el resultado ya no cuenta (Gazzetta dello Sport).
"...como somos el contexto, y el contexto somos nosotros, parece que Yeste queda para ser el distinto y es, curiosamente al contrario, cuando existe un lenguaje común en concepto y desarrollo, cuando se expresan mejor las capacidades similares..."
Juanma Lillo dixit.
Los entrenadores son raros. Yo tuve uno que daba la charla,bastante nervioso, en el vestuario, poco antes de empezar el partido y a mí siempre me decía:"Tú busca ventaja, si no puedes, lo que veas, pero de "lao", siempre de "lao", ¿estamos?".
Nunca entendí lo que me quería decir. Lo curioso es que muchas veces, al acabar el partido, me decía: "Muy bien, muy bien, ¿has visto?, de "lao", claro que sí, mucho más fácil".
Y yo asentía y sonreía, y me iba a la ducha confuso pero contento porque había jugado de "lao", que, por lo visto, es como había que jugar.
Ya digo, son raros.
Me voy pa la Caldera. Forza Atleti!!
¿Qué pasa? ¿Cabizbajos? ¿Deprimidos? ¿Hastiados? ¡¡Venga ya!! A poner el pecho, ¡carajo!
Bien D.Jesús. Aquí no se rinde nadie. Yo por lo menos no.
El equipo no salió ni a jugar ni a presionar, ni calidad ni garra.
¡Forza Atleti cohone! a mi no me achanta nadie, ni palanganas, ni verdolagas(digan lo que digan por ahi son los dos iguales)ni vikingos que haberlos haylos y en cantidades industriales.
¡Forza coño!.
(vetado a menores)
Vamos bensonseñora!!!!
John Terry es ejemplar.
Pulgadas
Que pena más grande.
Vamos, vamos, ¡¡¡vamos!!!
D. Jesús, ya me gustaría a mí tener su talante.
Me voy.
Volveré cuando vuelva quien falta. No digo más.
P.D.: Viva Wyatt Earp!!!!
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