lunes, 28 de octubre de 2013

Crónica de otro buen partido (o “Hang the speaker”)

El Atleti ganó un partido en el que previamente se guardó un minuto de silencio por María de Villota, piloto de Formula 1 con aspecto de buena persona y sin demasiada suerte, cuya muerte nos dio mucha más pena de lo esperado. Una lástima, descanse en paz.  

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Señores Directivos del Club:

De todos es sabido que no tienen la más remota idea de qué es el Club que Vds maldirigen e injustamente controlan. Nadie a estas alturas tiene dudas sobre sus verdaderas intenciones al frente del mismo y nadie se sorprende ya cuando compran y venden jugadores que nunca aparecen por el Calderón y acaban en Turquía. Sabemos de sobra que le importan un pito los socios, si se manchan los pantalones al sentarse en las localidades que con tanto esfuerzo pagan o si sufren infecciones urinarias tras pasar por los servicios. No necesitamos que nos expliquen que de historia del Club van justitos y que desconocen lo que significa, por ejemplo, posar con una camiseta del otro equipo grande de la capital o ignorar la alineación del Doblete. Sabemos a ciencia cierta que no permiten críticas en la grada ya sea en forma de gran pancarta reivindicativa o panfleto Din A-4, si bien sí toleran gritos del todo inaceptables por insultantes, vergonzosos y altamente ofensivos para los visitantes y los locales de buena fe; quizás sea porque algunos de Vds pasan los partidos en casa dando vueltas por la M-30 para así no ir al Calderón a pasar nervios, aunque sorprendentemente sí aparecen en Mónaco a ver una final a ver si cae algo, qué cosas, oiga. Asumimos con resignación su falta de tino y clase en las ocasiones en las que les toca representar oficialmente al Club al que nuestros abuelos dedicaron tantas horas. Nos irrita el oscurantismo y la falta de explicaciones sobre operaciones que tendrán un impacto directo en el futuro de ese Club con el que se hicieron de manera probadamente fraudulenta;  nos hace hasta gracia, eso sí, que cuando esta última se discute ante un tribunal, su prestigioso equipo jurídico adopta para la defensa el magnífico argumento de que el juez les tiene manía.

Con todo esto, asombrados aún por cómo por fin se dieron cuenta de que el más elemental perogrullismo aconsejaba traer un buen entrenador que conozca la casa, les reconocemos ojipláticos las mejoras en la imagen del Club que ha conseguido el equipo de comunicación que se incorporó hace ya un par de temporadas. Lo que éste ha venido haciendo ha sido por lo general positivo y en ocasiones (como alguno de los vídeos titulados ATM Insider) hasta brillante, y demuestra con frecuencia un conocimiento de lo que de verdad importa y llega al aficionado que Vds nunca jamás demostraron, sobre todo  el día del desfile triunfal de los de Sensación de Vivir.

Por ello nos asalta una pregunta. Si nos queda claro que Vds no tienen ni repajolera idea de qué es el Calderón pero han tenido el tino de dejar que alguien haga su trabajo, ¿DE QUIÉN HA SIDO LA BRILLANTE IDEA DE PONER UN SPEAKER A GRITAR EL NOMBRE DE LOS GOLEADORES DURANTE LA CELEBRACIÓN? ¿Es necesario que tras un gol alguien dé voces reclamando que el público coree el apellido del jugador que acaba de marcar al soniquete de “cómo están usteeedeeess”? ¿No han caído Vds en que en el Calderón se cantan los goles la mar de bien desde hace más de cuarenta años? ¿No se dan cuenta de que los speakers valen para estadios sin tradición y aficiones recién formadas, para equipos con centro comercial en los fondos y ejecutivos extranjeros en los palcos? ¿Para qué vale el speaker? ¿Cuánto cobra? ¿Es amigo suyo? Y, lo más importante de todo: ¿Es el speaker Gonzaló Miró?

Atentamente,

Carlos Fuentes
Liga Mundial Anti-Speakers, Sección Dioptrías



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Llegaba el Betis al Calderón y eso es siempre una buena noticia. Primero, porque viene el Betis; segundo, porque vienen los béticos, unos de las pocas aficiones rivales que vienen en tropel y vestidos con sus colores, se sientan en la grada mezclados con todo el mundo y no pasa nada de nada, como debería ser siempre. La afición del Betis llega siempre en buen número al Calderón y hay ya quien viene año tras año y ya le conocen en las localidades vecinas. Hombre qué bien, Vd por aquí otra vez, qué tal todo; hay que ver lo grande que se ha puesto este niño, la primera vez que vino era chiquitito y se aburría y ahora analiza el partido con un rigor táctico que ni Griguol, Carlos Timoteo, oiga. El Betis salió ayer trasquilado del Calderón y nos da una cierta pena, que no en vano el Calderón es un campo talismán para el Betis desde que ganara aquella Copa del 77 y desde que, poco después, le metiera un 0-4 al Atleti de Dirceu ni más ni menos aquél Betis memorable de Esnaola, Bizcocho, Cardeñosa, Parra, Ortega, Lobo Diarte y un jugador extremeño que luego se hizo muy antipático por frecuentar indeseables.

Salió el Betis vestido de Betis y esto fue ya una alegría. La afición, que ha visto al Betis vestido de cortina de baño, de equipo japonés y de filial de Banfield, respiró aliviada al ver al Betis vestido de rayas verdiblancas, sin camisetas de audaz diseño ochentero ni obras de diseñador daltónico. Salió también el Atleti, pero esto se lo contamos en un párrafo aparte que leerán en breve, un párrafo que está aquí mismo a la vuelta de la esquina, un párrafo impaciente por ser leído y ser terminado para así poder irse a jugar al dominó con otros párrafos amigos suyos en una cafetería frecuentada por párrafos y, en viernes, sábados y vísperas de festivo, por alguna cuarteta monísima.

Salió el Atleti con la defensa y delantera de los domingos y algún cambio en la media. Ausente Arda Turán por una distensión de perilla y bigote, Simeone alineó por fin a Óliver Torres, la joya de la cantera. Óliver Torres, jugador jovencito que muestra mucha más calidad y madurez que la mayoría de sus compañeros en las divisiones inferiores, se hacía de rogar en las alineaciones del Cholo y esto había levantado más de una ceja. El Cholo no se fía, pensaba la afición, Óliver Torres no está aún hecho del todo, le falta físico y experiencia y en el estado general del equipo, muy formado, muy serio y muy enfocado al partido a partido, no hay sitio para experimentar con Óliver. Pero contra el Betis Óliver, mu chiquetito, mu reondito y mu luminoso, salió de inicio para demostrar a Simeone que puede jugar dónde y como Arda y a los doce segundos ya había metido un gol.

-  - Qué gol más rápido, creo que nunca habíamos visto uno así de rápido del Atleti en este campo
-  - Debe ser por lo del cambio horario, oiga
-  - Debe ser, sí.

Óliver Torres se aprovechó de una jugada embarullada con rebotes, controles y descontroles que acabó iluminando Koke con un buen pase hacia el centro del área, zona por la que venía Óliver Torres junto con otros dos o tres compañeros, así, en tropel. Óliver Torres marcó tras pegar en un rival y, gracias a ello, se tranquilizó la afición, se tranquilizó Óliver Torres, se tranquilizaron los seguidores de la cantera y se tranquilizó el Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata, reunido en pleno extraordinario. Óliver hizo un buen partido con acciones de mérito y otras menos afortunadas que le valdrán para ir aprendiendo cosas valiosas cuando, en breve y si todo va como esperamos, esté llamado a llevar el peso del equipo.

Dejando aparte la efeméride del debut de Óliver Torres, al que Dios guarde muchos años, el Atleti hizo un buen partido que acabó en goleada ante un rival flojo, en el que sólo Nosa demostró presencia y físico. El primer tiempo, aburrido gracias a un claro paso atrás dado por el Atleti tras tener ventaja, empezó a dejar clara la que iba a ser la noticia de la noche: la forma física de Villa. Villa, tan ausente últimamente, tan tristón en su juego y tan despegado de las zonas en las que puede hacer daño, empezó el partido mostrando mucha más mordiente y confianza en su físico y lo terminó casi igual. Más agresivo, más presente y más rápido en las recuperaciones, Villa pareció agradecer sobremanera el parón de la selección y el plan de mejora física al que probablemente le haya sometido el Profe Ortega. Más participativo y sobre todo más rápido a la hora de llegar a zonas de remate, terminó por meter dos goles, algo casi anecdótico por ser consecuencia de su mejoría general. Metió  uno de cabezazo hábil adelantándose a un defensa algo blandengue y otro, rompiendo un balón que le llegó tras un mal despeje de nuevo de la defensa del Betis. Ya puestos, le dio un buen balón a Diego Costa en el gol de éste. Villa pareció mucho más entonado en lo físico y más alegre en el juego, algo que echábamos de menos ya en los 15 partidos que se han disputado este año. Esperemos que este partido le sirva para ir para arriba y ganar definitivamente la confianza de los compañeros, más inclinados a buscar a Diego Costa en los contraataques hasta la fecha, vista la aportación ectoplasmática que ha tenido hasta el momento el asturiano.

Cada vez resulta más complicado destacar jugadores en los partidos del Atleti de Simeone, que se caracteriza por el alto nivel de físico y juego que muestran todos aquellos que juegan. Aquellos que destacan no lo hacen con muchos cuerpos de ventaja del resto, acostumbrados a hacer su trabajo y a hacerlo bien la mayor parte del tiempo. Si alguien hubo destacable en la defensa del Atleti del domingo fue Filipe Luis, muy activo, muy rápido al subir y en las recuperaciones, muy preciso en los pases hacia el centro del área (como en el gol de cabeza de Villa) y muy listo para salir de situaciones complicadas. Jugaron bien Miranda y Godín, y también Juanfran, cada vez más confiado, pero Filipe Luis fue quien más brilló y quien llevó el peso del inicio del ataque en más ocasiones. Llévese él pues el protagonismo de su párrafo.

En el centro del campo volvió a brillar Tiago, en un excelente estado de forma, agresivo cuando la situación lo requiere y pausado cuando hace falta. Jugó bien Koke, aunque quizás no al nivel estratosférico de los últimos partidos, y estuvo enorme Gabi. Gabi se ha convertido en un portento físico capaz de recuperar un balón en defensa en el minuto 85, tras carrera de 60 metros; dado que el ataque bético había sido causado por una pérdida de Juanfran, a Gabi le sobra aire para corregir y abroncar al lateral por haber arriesgado en exceso a pesar de ir 4-0, pero es que Gabi, como el Cholo, mantiene la concentración hasta la ducha y sólo consigue relajarse más o menos hacia el martes, viendo Bob Esponja. Gabi, que robó balones que acabaron en ocasión y recuperó otros que alejaban el peligro, acabó marcando un gol en el descuento aprovechando un rechace (hoy rechazo) tras una buena jugada de Adrián, y nos llevamos una alegría monumental por ser Gabi un tipo honrado que se merece esas cosas y alguna más y más gorda que seguro que está por venir.

Y por último la delantera. En la delantera no brilló tanto como otros días Diego Costa, que no tuvo muchas y sí falló un par de ocasiones de las que él no falla: una Lagarterana Denominación de Origen de esas de carrera trompicada y cabeza baja que acabó en posible penalti, balón al lateral de la red y el portero rival lesionado, y otra que terminó en buena parada de Sara. Y aun así metió otro gol el tío, esta vez a pase de Villa; hasta en días menos afortunados Diego Costa mete un golete y así se queda más tranquilo y puede dedicarse a los pensamientos abstractos, que es lo suyo. Hacia el final del partido saldría también Adrián, que hizo algunas cosas de mérito y dio más sensación de confianza excepto cuando, tras robar un balón y encarar al portero rival, consiguió que las piernas le fueran más rápidas que el resto del cuerpo y cayó de forma cómica, como a veces le ocurre al coyote por culpa del anormal del correcaminos. Quedó Adrián tendido tras la carrera en medio de las risotadas del respetable y nos temíamos que hubiera sufrido fisura de ego y esguince de autoestima de grado dos, pero luego enderezó las cosas con un par de buenas acciones y ya ni se hicieron chistes ni nada, oiga.


El Atleti, serio, concentrado y muy fuerte, pasó por encima a un Betis que dista mucho del buen equipo que hemos visto hasta hace poco. Con ello, el Atleti sigue con una racha tremenda y un montón de puntos que le mantiene en segunda posición de la tabla y a los aficionados mejor peinados que nunca. Sin querer ir más allá del partido-a-partido, esa fórmula mágica que también ha calado en la afición, reacia a hablar de altas metas futuras, el Atleti sigue teniendo la excelente pinta que se difuminó momentáneamente en Cornellá hace unos días. La mejoría de Villa, la capacidad de aportar de Óliver Torres y el buen momento general de titulares y menos titulares invitan, como poco, a dormir tranquilos hasta el miércoles, que el jueves vuelve el lío. Enhorabuena a todos. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Memento mori II (o tengan cuidado ahí fuera)






Que Madrid está hecho un asco es algo que venimos notando los madrileños desde hace ya un tiempo, al menos dos años y pico, desde el partido contra el Strømsgodset, sin ir más lejos. Madrid está sucio y feo, además de triste. Lo segundo es por la crisis, lo primero dicen que también. No hay dinero, se conoce, para vaciar las papeleras. No hay dinero al parecer para soplar las hojas y regar las esquinas en las que los perros y los borrachos hacen pis, ni para recoger la mugre que se amontona en torno a los contenedores de reciclaje. No hay dinero para cortar el césped en los parques, ni para llevarse la rama que tiró la tormenta, ni para recoger esa bolsa de basura despanzurrada que va regando de mondas de naranja la calle principal. No hay dinero para arreglar las calles, para rellenar los baches tamaño piscina, invisibles en días de lluvia en los que las motos entran y salen como los ñus salen del río Mara en su migración anual, ni esos otros tipo marca de arado en los que, si uno mete la rueda delantera de la vespa, queda condenado a seguir por la hendidura hasta que ésta  termine, como si fuera un rail.

No hay conciencia tampoco del madrileño medio, quien, viendo la ciudad hecha un asquito, contribuye a la repugnancia general tirando de todo al suelo aunque, eso sí, protestando en los bares por la falta de personal de limpieza. Quizás animado por la costumbre general de llenar los arriates de porquería, el madrileño tira de todo y a todas horas y si alguien le afea la actitud responde insultando a la madre del denunciante y, ya de paso, a los inexistentes servicios municipales. La falta de civismo y la protesta simultánea gustan mucho en esta tierra, casi tanto como limpiar la propia conciencia con la excusa de que todo el mundo hace lo mismo. No hay dinero, se conoce, para explicar en las escuelas que lo público es de todos, que ensuciar no está bien visto, que si cada uno se hiciera cargo de lo suyo todo sería más fácil.

En el centro la basura desborda las papeleras y el olor de las esquinas recuerda a los urinarios del Calderón de hace unos años, cuando había una acequia evacuadora que discurría cerca de los pies de los usuarios y terminaba en un sumidero. Y eso es el centro, la zona donde van los turistas, los barrios que vende el Ayuntamiento a los turoperadores para que capten viajeros con la promesa de una vida cultural nocturna que ya no existe apenas. En los barrios, donde la imagen de la calle no vende en el extranjero, la situación es más grave y ya se escuchan relatos sobre vertederos espontáneos en los que habita la serpiente aquella del basurero de la Estrella de la Muerte,  pirámides de porquería que desafían en altura a las de Chichén-Itzá y baches inundados en los que se han hecho fuertes familias de castores de más de quince individuos.

Antes era común ver cuadrillas fosforescentes recorriendo la ciudad de cabo a rabo y limpia que te limpia, atronando las mañanas de sábado de otoño con unos motores pegados a un tubo que agrupaban las hojas caídas y regando las calles tras una tormenta con aparato eléctrico y caídas de cien litros por metro cuadrado en media hora. Los buenos, viejos tiempos en los que las calles se limpiaban casi demasiado parecen haber pasado y uno sospecha que el origen de la nueva tendencia está en el mismísimo Estadio Vicente Calderón, coliseo descuidado por sus propios propietarios ilegítimos, que escatiman en la limpieza y mantenimiento de los asientos para así pagar menos a la contrata de limpieza de la que, dicen, ellos mismos son propietarios. Uno no descarta que Cerezo, tan bien relacionado en las altas esferas madrileñas no electas, sugiriese a sus contactos en Ayuntamiento y Comunidad el cambio de estrategia: no limpien, oiga, nosotros llevamos no sé cuánto tiempo sin pasar un mocho por la grada del Calderón y ahí nadie se queja, oiga. Y encima, si se queja alguno, tengo los santos cojones de decir públicamente que me extraña tanta suciedad al ser yo un maniático de la limpieza y con eso todos tan contentos, ya verán.

Madrid está hecho un asco y de la ruina general sólo lo salva parcialmente el brillo de un equipazo de fútbol cuyo estadio también quieren convertir en un montón de escombros los mismos que no se ocupan de retirar la basura del resto de calles de la capital.

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En domingo soleado de octubre llegó la afición al Calderón prontito por la mañana, y tomó café con porras o chocolate con churros o café largo en vaso con leche templada o una mediana con leche y media tostada con aceite ¿y tomate o solo aceite? venga, tomate también, que es rojo y con el blanco de la miga del pan hacemos los alegres colores de tu raya roja y blanca, cuando al quedar campeones todo el público te aclama. ¿Y el niño? El niño quiere un colacao ¿quieres un colacao? No quiere, dice, póngalo igual, niño, el colacao, ven aquí a tomarte el colacao o te pongo en el techo de tu cuarto sobre la cama una foto de un primer plano de la cara de Diego Costa a tamaño cartel de cine de la Gran Vía y no pegas ojo hasta que acabes la Universidad, te lo digo yo, tómate el colacao que te conviene, niño ya. El fútbol a las doce de domingo es lo que tiene, que uno desayuna un rato antes de meterse al estadio y da la mar de alegría saber que el día comienza tomando el solecito en la grada del estadio.

La afición tomó el solecito y vaya si lo tomó: durante todo el partido, y a excepción de algunas zonas cubiertas, la afición se bronceó, pero solo por el lado que daba al fondo sur, por el que venía el sol de visita y con cara de domingo. No le dio tiempo al sol a cubrir todo el estadio en el tiempo que duró el partido y así, cuando después del final la gente se echó a la calle a celebrar una nueva victoria del equipo del Cholo Simeone y ocupó terrazas y barras de la zona del Rastro y la Latina, los que no habían ido al estadio se asombraron por la invasión de descendientes del Barón Ashler que tomó súbitamente la zona. Se ha quemado Vd pero sólo el lado izquierdo, tiene Vd la nariz colorá pero sólo el lado izquierdo, se le nota a  Vd la marca de la patilla de las gafas pero sólo el lado izquierdo. Así es, respondía la afición semibronceada, así somos los del Atleti, tan buen momento vivimos que nos ha dado por broncearnos en rojo y blanco, la mitad de la cara de cada color para que se note bien el lunes quién manda en la capital; así somos nosotros, váyalo sabiendo, oiga.

Salió el Atleti al campo y se llevó una ovación atronadora, la ovación que se le da a los equipos que llevan 7 de 7 ganados en liga, tres de ellos en salidas a campos complicados, más dos más en Champions que son nueve y no seguimos contando por no pecar de soberbios. Aclamo la afición al equipo y sobre todo lo hicieron los miles de niños chicos que ocupaban las gradas vestidos de rojo y blanco, como Dios manda. No cabía un alfiler en la grada del Calderón y hasta las escaleras de la grada de lateral estaban llenas de gente que intentaba controlar a los niños que subían y bajaban por las tribunas para agotamiento de sus cuidadores.

Salió el Atleti titular-titular y esto produjo el primer comentario de la grada. Vaya vaya, ni una rotación hoy, ni un cambio tras los dos últimos partidos y el esfuerzo que exigieron. ¿No era día para ver a alguno de los nuevos? ¿No era día para dar descanso entre los que más partidos llevan, por más que haya dos semanas de parón? ¿Cuándo tendrán minutos en casa Manquillo, Aldecoa y Guilavogui? ¿Será que el Cholo no se fía, que no quiere irse al parón con un mal sabor de boca, que la presión que pone el Barça obliga a no fallar nunca? Vaya vaya, todos los titulares, todos, qué cosas, oiga, qué cosas.

Salió el Atleti muy sólido y con ganas de solucionar las cosas pronto, como si Simeone supiera que todo lo que no fuera llegar desahogado al  último tramo de partido sería una losa demasiado pesada. Y así fue, o al menos lo pareció, y el Celta no jugó en campo del Atleti durante todo el primer tiempo, con lo que la grada entera miraba al fondo Sur y al asedio de los nuestros y gracias a ello cogió un poco más de color en el otro lado de la cara. El Atleti jugó serio y agresivo y el Celta se defendió bien y con orden – quizás con excesiva querencia a caerse al mínimo contacto - y entre todos destacó en el primer tiempo Juanfran, desatado a ratos por su banda, contento de recordar sus tiempos de extremo driblador y llegador. Jugó bien también Filipe Luis y entre uno y otro entraban y entraban hacia el centro del ataque donde Villa una vez más aparecía poco y Diego Costa aparecía más. Con el centro del campo más opaco que otros días, en especial Arda Turan, los laterales llevaron toda la alegría al ataque y los centrocampistas sostuvieron la presión y la recuperación.

Pero los contrarios también juegan, al menos a veces, y el buen primer tiempo del Atleti topó con Yoel, portero del Celta vestido de defensa de River Plate. Yoel paró un penalti tontorrón pero penalti al fin y al cabo, y también paró su secuela. Paró luego por arriba y por abajo, paró todo lo que le llegaba a puerta hasta que Filipe Luis se coló por su banda y metió un pase fuerte y cruzado que pasó por delante del primer palo, en el que estaba el portero. Al segundo entraban Godín y Diego Costa y en el campo pareció que fue el primero el que metió el gol, mientras que en los papeles parece que fue el segundo. Tanto da, uno cero tras un buen primer tiempo, quizás algo escaso pero ahí quedó.

El segundo tiempo fue otro cantar. El Celta dio un paso al frente y el Atleti lo dio hacia atrás, más justo en sus fuerzas y menos dominador. Poco a poco el Celta fue sintiéndose más cómodo y el Atleti pasó a tener un único recurso: el pase largo a Diego Costa, más beneficiado por tener más espacio por delante. Como el día del Osasuna, cada balón recuperado por la media llevaba al aficionado a buscar instintivamente el arranque largo de Diego Costa desde la izquierda hacia el centro. Eso mismo pensó Gabi cuando pareció despejar un balón recuperado en el centro del campo: pareció despejar, decimos, porque en realidad hizo un pase magnífico para que Diego Costa marcara el segundo en un momento importantísimo, cuando el Celta se crecía y el Atleti se achicaba. Controló Diego Costa en zona proclive a la Lagarterana, frente al cartel de Castellana Wagen, pero en este caso condujo bien, dejó atrás a su marcador y marcó un gol estupendo, otro más, otro gol importantísimo tras otra muestra de poderío. Diego Costa está en un momento espectacular, con una confianza y un físico que le permiten protagonizar unas arrancadas parecidas a las de De Villiers o Barret en el INCREÍBLE Sudáfrica – Nueva Zelanda del sábado, un partido que todos los aficionados al rugby deberían ver y que todos aquellos que nunca han visto un partido de rugby pero sienten una mínima curiosidad deberían ver también: deporte de kilates en su máxima expresión.

Momentos antes del gol de Diego Costa, Villa fue sustituido por Óliver Torres. Villa había fallado una ocasión clamorosa a pase de Diego Costa tras arrancada à-la-all-black de éste a la que Villa se sumó tarde, lento y sin potencia en la arrancada. Aún así, Diego Costa guardó el balón y puso un pase perfecto a Villa, que falló un gol más que probable. No es eso lo grave. El tema Villa, a juicio del que suscribe, empieza a ser preocupante. No por el fallo, que estas cosas pasan, sino por la falta de fuerza. No por los errores sino por el agotamiento que los provoca. No por la desconexión total del juego y la falta de protagonismo, sino por el estado físico que le lleva a ello. Villa se fue lesionado y algunos pensamos que le vendrá muy bien no ir a la selección y quedarse dos semanas bajo la vigilancia del Profe Ortega, porque algo no funciona en el asturiano.

Cuando el partido se ponía feo salió Óliver Torres por Villa y marcó Diego Costa. Equipo y grada entraron en una especie de agradable sopor que no presagiaba nada bueno; el primero pudo estar agotado; la segunda, excesivamente confiada. Dos cero era un buen resultado pero el Celta, con Rafinha a la cabeza y Nolito recién salido, empezaba a dar la sensación de hacerse con el control ante un equipo cansado. Marcó el Celta con casi 25 minutos aún por jugar y el susto se hizo hueco entre la afición tostada vuelta-sin-vuelta. La salida de Arda agravó la situación, al ponerse Óliver Torres a defender por delante de Juanfran. Óliver Torres, virtuoso del balón y siempre presto a enseñarse a los compañeros, se vio incomodísimo en su función táctica cerca de la banda y fue una y otra vez desbordado por los contrarios, que entraban cómodos por su banda ante la falta de entendimiento del chaval con Gabi y Juanfran. En un momento dado, aprovechando una pausa, desde la grada pareció que Gabi hablaba con gestos a Simeone, indicando con las manos un cambio a realizar: inmediatamente después el Cebolla Rodríguez pasó a la banda derecha, donde el Celta hacía sangre, y Óliver se iba a la izquierda. El Cebolla lo hizo mal, desfondado y sin su electricidad característica, despegado del follón y con tendencia a irse al centro, dejando huecos a  su espalda. Todo esto demostró varias cosas. La primera, que a Óliver le falta tiempo y que por ello es normal que Simeone tome precauciones. La segunda, que con cuatro o cinco lesionados a la vez, el banquillo ofrece muchas menos alternativas y por tanto es importante que los nuevos cojan minutos. La tercera, que Gabi es importantísimo, y no solo por lo muchísimo que corre. Por eso la lesión de Gabi, que en el campo pareció mucho más grave de lo que luego por fortuna fue, dejó a buena parte de la afición muy preocupada toda la tarde.

Tras un rato de asedio y angustia en el que Courtois dejó claro que con él siempre se pudo contar y en el que debutó Guilavogui y su estampa de fondista kenyano, terminó el partido. Dos a uno ganó el Atleti, que sigue con su racha triunfal; no obstante, la carga de partidos y la intensidad de los últimos pide a gritos descanso para algunos de los titulares y minutos para el fondo de armario. Por segunda vez consecutiva se sacó adelante un partido en casa de esos que antes se empataban o perdían, pero el mensaje no debe quedar en saco roto. “Memento mori”, susurraban a los generales romanos al oído cuando entraban triunfantes en Roma, “recuerda que eres mortal”, les decían para que no se relajaran y no se subieran a la parra. Memento mori debería recordar el equipo cuando marca el segundo gol en casa y da aire al rival: sin un 100% de intensidad, el equipo es menos; con parte del banquillo lesionado, el equipo es menos; con la grada de parranda, el equipo es menos. El Cholo lo sabe bien y ayer sacó la artillería pesada para un partido teóricamente cómodo, consciente del cansancio y de la enorme presión por mantener el pulso de la liga. Lo que el Cholo hace, bien está: ayudemos pues, memento mori.