lunes, 18 de enero de 2010

De cómo se pasa de la desesperación a los cálculos de probabilidades, como siempre

Ganó el Atleti un partido en el que pudo marcar más goles sin jugar mejor que el rival: es lo que tiene contar con Agüero en filas propias.

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Se van casi por la puerta de atrás, en privado y casi como si se quisiera ocultar que ya no estarán más, como el resto. Cuando llegan, unos y otros, la prensa hace volteretas laterales, ya llegó, aquí está, es la solución a todos los males, menudo fenómeno, hay que ver lo bien que hacen las cosas estos directivos tan fetén. Y luego llegan y, la mayoría, ni fú ni fá. Unos fracasan con estruendo, otros pasan de largo sin demasiado interés, pocos aparentan tener un móvil más allá del sueldo. Pero hay algún otro, sí, hay otros que sí intentan hacer las cosas bien, entienden dónde llegaron, saben ponerse en la piel de los que llenan graderíos y bares para ver cómo lo hacen. Y éstos, que son pocos, meten el pie y juegan fuerte y corren y buscan lo mejor para el equipo, que es lo mismo que decir que buscan lo mejor para la grada y lo mejor para ellos mismos. Y éstos, con sus altos y sus bajos y sus partidarios y sus detractores, poco a poco se van haciendo con un sitio en el Club, en la gente, en el equipo. Y aguantan a veces pitos injustos y otras veces gozan de un trato más paciente que con el resto, probablemente porque se han ganado los galones y el respeto. Y la gente les exigen mucho porque saben que pueden dar mucho y que de hecho lo han dado, y tiene paciencia y respeto porque, con su juego, dieron muchas alegrías, muchas sonrisas en domingo y mucha dignidad los lunes. Y cuando estos se van, por increíble que parezca, la afición se queda sin la ocasión de al menos decirles gracias, gracias por las carreras, por meter la pierna, por tomarte en serio la rehabilitación tras la lesión, por entrar al choque, por controlar aquél balón y meter aquél gol. O gracias aunque nunca fuiste santo de mi devoción, pero reconozco que luchaste por lo mismo que yo, a veces menos de lo que yo creo que debieras, a veces menos de lo que el resto interpreta. Gracias, gracias por todo, suerte y que te vaya bien, que tengas éxito, si vuelves por aquí llama y cuéntanos cómo te va, si tienes un rato iremos a tomar cañas al bar de siempre.

Se ha ido Maxi tras cinco años en el club, tras ser Capitán del Atleti, tras muchos goles y muchos buenos partidos y una lesión terrible y también tras un último año flojo y algún detalle feo hacia la gente y el brazalete. Pero se ha ido un jugador honesto, completo, de nivel y calidad, un tipo que nos ha levantado del asiento muchas veces, un tipo al que los rivales temían y respetaban, un teórico pechofrío que se hartó de llorar el día que se iba de nuestro equipo. Se ha ido Maxi y no será fácil que llegue uno mejor o al menos eso parece. Se ha ido Maxi y no hemos tenido ocasión de despedirnos, sólo hemos podido verle llorar en una rueda de prensa después de escuchar a Cerezo leyendo una redacción sobre el Cluzz, quizás fuera eso lo que le hizo llorar desconsoladamente ahora que lo pensamos. Se ha ido Maxi, para quien un partido homenaje se antoja excesivo, sobre todo en este club en el que no se homenajea a nadie desde Capón - que tiene tela el tema - pero se ha ido sin que apareciera si quiera en el estadio para decir adiós a pesar de haber estado en las oficinas unas horas antes del partido. Se ha ido Maxi y no hemos podido desearle suerte ni el Club ha hecho nada para que la gente se despidiera. Tuvo que ser el público, en concreto el mismo fondo que hace unos años sacara una pancarta menos bonita y algo más tarde homenajeara como se debía al gran Juan Vizcaíno, quien tuviera el detalle de agradecer a Maxi los servicios prestados. Se ha ido Maxi y no hemos podido decirle adiós y gracias, gracias por robar balones y llegar al remate en segunda línea, gracias por ese gol en Anfield, por estar ahí cuando hacía falta. Se ha ido Maxi por la puerta de atrás, y esto no es más que un ejemplo más de lo poco que entienden en el club a los que, según ellos, sólo nos jugamos el dinero de la entrada. Sólo el dinero de la entrada, dice el tío. Hay que joderse, oiga.

Se ha ido Maxi y desde aquí le damos las gracias, le deseamos suerte y le decimos que nos habría gustado decírselo en directo, en el estadio, como debería hacerse cuando se va un capitán de un equipo centenario. Al menos decirle a la cara que a él, a él sí, le tenemos el respeto que otros nunca se ganaron.

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Llegó la gente al Calderón con otra cara tras lo del jueves, y haciendo cuentas como si fueran a una auditoría o vinieran de pedir un crédito para comprar la cama Restform. Si ganamos hoy y ganamos al Getafe y luego al Málaga, si ganamos al Celta el jueves y luego empatamos la vuelta, si pincha éste y aquél y el de más allá, si empatan todos todos los días menos nosotros, si la copa África dura otros tres meses por la sequía o las riadas, si Llamazares se pone turbante y le pillan en un control aeroportuario, si pasa todo eso se puede hacer algo. La afición, mustia desde principio de temporada, sólo necesita un poquito de fertilizante para hacer germinar orquídeas en las calculadoras y sacar pecho y pensar que, este año por fin sí, vivirán una nueva final de copa, ese acontecimiento que en un período fue casi cotidiano y ahora nos resulta tan lejano. La gente del Atleti, ya lo saben Vds, es lo que tiene: pasa de llamar a las barricadas a verse en Champions, pasa de criticar a todos y cada uno de los jugadores a elevarlos a los altares, pasa de estar del lado de un entrenador a pedir su cabeza en bandeja de plata. La gente del Atleti, ya lo saben Vds, es así y por eso nos gusta también, qué caramba.

Salió el Atleti y nada más salir cumplió con un minuto de silencio por las víctimas del terremoto de Haití y por un pobre chavalín del Atleti que se fue cuando no le correspondía y cuya foto apareció un par de veces en el marcador electrónico, helando la sangre de los presentes cuando pensaban en los pobres padres y familiares. Hay ocasiones en las que uno no sabría nunca qué decir, y ésta es claramente una de ellas.

Salió al Atleti y la gente, que está en todo, reparó en Indy. Indy ya no es Indy, dicen los niños; o se ha hecho un lifting o es un impostor, un doble, un imitador, ese de ahí no es Indy, sinvergüenza, que sí, que sí, lo que pasa es que se ha hecho lo de Belén Esteban. Indy ha cambiado el plumaje natural teñido por plumas sintéticas, más resistentes a los chaparrones que le dejan hecho un asco como bien sabemos. Indy ya no tiene dientes, no ha recuperado los incisivos que perdió, dicen las malas lenguas, en una pelea de bar por culpa de una mapache casada. Indy ha cambiado la dentadura por una lengua roja y ridícula que le da aspecto de rata con sed o de hamster rijoso, que es ya lo que le faltaba al bicho. Indy ya no es Indy, nos lo ha dicho el Cesid tras mucho investigar, resulta que el nuevo Indy es el hijo ilegítimo del antiguo Indy y es conocido ahora como Indy Jr. Es más oscuro, y el cambio de capa se debe a que su madre no era mapache, como el padre, sino mofeta; Indy Jr es por tanto un mapache mestizo, un mofache o mapeta. El padre, tras los ultimatums del Club para que cuidara la higiene personal y la dentadura, está al parecer en las Vegas haciendo de figurante en un musical que recrea Mars Attacks. Qué pena de mapache, dice la gente en los bares, cuando juegan a las máquinas y reco-ogen lo que les sale.

Salió el Atleti, y enfrente se encontró a un buen equipo, miren Vds por donde. Un equipo sin estrellas, con jugadores modestos y no muy conocidos que juega al fútbol siguiendo el modelo de otros equipos con plantillas de relumbrón. El Sporting, de nuevo arropado por una afición numerosa y bullanguera que siempre nos gusta que venga en tropel, jugó rápido y al ataque, dejó jugar e intentó hacer su juego, a ratos con éxito, casi siempre mejor que el Atleti. Jugó el Sporting cómodo en el centro del campo, combinando de primeras y lanzando ataques y, cree uno, no mereció llevarse tres goles. Pero se llevó tres goles, qué cosas, y si Agüero, un jugador enorme en un momento espectacular, llega a meter un par de ocasiones claras que se le fueron fuera o al larguero, se lleva cinco. Qué cosas pasan, qué cosas; qué cosa que Agüero, tras un partido inmenso, no marcara. Qué cosa que el Kun tenga más ganas de luchar, de agradar y de ganar que muchos jugadores limitados que no pueden ni por asomo pensar en acercarse a su inmenso talento. Qué jugada tras el saque de centro del segundo gol del Sporting. Qué suerte tenemos de que el Kun esté con nosotros, qué miedo nos da que se vaya, qué pena tener que resignarse a disfrutar de su juego mientras nos dure.

Salió el Atleti y lo hizo como siempre: con cuatro defensas, con dos medios centros, con dos interiores que juegan como extremos, con Agüero y con Forlán. Llama la atención que, desde Aguirre, el equipo juega igual. Alguna vez puso Aguirre un sólo delantero y le llamaron cobardica, nenaza y flojo. Abel llegó al banquillo diciendo bravatas con esa voz cavernosa de corista de Barry White y adelantó un poco la defensa, sin cambiar mucho más. Llegó luego Quique y se quedó ronco y perdió dos kilos y se puso una bufanda gorda y anunció sosiego y trabajo, y al final todo quedó igual. A Aguirre le afeaban que el equipo no defendía bien a balón parado, a Abel le afeaban que el equipo no defendía bien a balón parado, a Quique se le afea que el equipo no defiende bien a balón parado. A Aguirre le decían que el equipo estaba poco trabajado y que se replegaba sin orden, improvisando; lo mismo se achacaba a Abel y lo mismo se le achaca a Quique. A Aguirre le dijeron que necesitaba un medio centro creador, a Abel le dijeron que pusiera un medio centro creador y a Quique le dieron a Jurado y, después de verle unos partidos, le dijeron que por qué había puesto a Jurado si lo que hacía falta era un medio centro creador. El tiempo pasa, el debate continúa y ni la salida de Maxi, que coincide con la resurrección momentánea de Reyes y la posible llegada de Salvio, parece que arroje luz sobre el modelo a seguir.

Salió el Atleti y, acabado el partido, dejó claras pocas cosas. Dejó claro que las dudas que levanta Asenjo empiezan a ser del tamaño del Vicente Calderón, en especial tras el asombroso e injustificable penalti de ayer. Dejó claro que Perea ha optado por pegar patadones para evitar cometer fallos clamorosos. Que Domínguez sigue siendo de largo el central más solvente. Que Ujfalusi, que dio un sensacional pase al Kun por encima de la defensa rival y que participó con un melonazo en el segundo gol, debería jugar de central y no de lateral, por más que agradezcamos su querencia al ataque y su negativa a esconderse. Que Simão, tras el partido del jueves, debe seguir esa senda y que Reyes, más comprometido con el equipo, a veces siente la llamada del frenopático y persigue a un rival y le hace una falta de amarilla en mal sitio y mal momento sin que nadie se explique por qué. Que Forlán parece más entonado y ve puerta y que Ibrahim, todo esfuerzo, zancada, pundonor y ganas de recuperar la posición, necesita pulir su técnica por más que marcara un gol de mérito. Y dejó claro que Assunção juega más cómodo con Raúl García al lado, que Tiago aprovechó sus minutillos para dejar una buena impresión inicial y que el Atleti, que ganó un partido metiendo más goles de los que mereció encajar el rival, sigue teniendo un problema en la creación y en el centro del campo que por ahora soluciona el inmenso talento y hambre de Agüero.

Y es que salió el Atleti con la misma cara que contra el Recre salvo por un cambio importante, el de Raúl García en vez de Jurado. Contra el Recre Quique, piensa uno, quiso sacar un equipo ofensivo al máximo, algo que a uno le parecería bien si compartiera la idea de que el equipo ataca más y mejor con Jurado que con Raúl García. Jurado sigue sin encontrar su sitio a pesar de haber jugado en el Atleti casi la mitad de los partidos de Maxi, que se dice pronto; Raúl García quizás siga luchando por su sitio a pesar de dedicarse a arreglarle el sitio a otros, por más que la grada no parezca apreciarlo. Y es que Raúl García, de quien uno es admirador y partidario, ayer no hizo un buen partido; y, es más, uno se atrevería a decir que es casi imposible que Raúl García haga un partido completo cuando tiene que jugar como ayer. Raúl García puede que no sea un dandy del balón ni un excelente gambeteador, puede que deba dar más de sí y decidirse a tomar las riendas del equipo. Pero, cree uno, las carencias de Raúl García (que ahí están y no hay que ocultarlas ni negarlas) tienen su origen en un único defecto, un clarísimo punto débil en el jugador: la ausencia casi total de egoísmo. Raúl García juega en equipo y para el equipo, piensa en el equipo y no en él, tapa el agujero que dejó el compañero agotado tras intentar cinco regates a pesar de no tener fuelle para volver a su posición en caso de contraataque rival. Raúl García, que tiene defectos pero tiene también calidad y poderío físico y kilos y envergadura, podría quizás unirse a la dinámica ofensiva, buscar el brillo propio y dejar a otro a la intemperie en caso de contraataque, pero al hombre no le sale: faltar a su deber supondría darle ventaja al rival, y eso podría suponer una jugada de ataque clara para el contrario, y eso podría suponer un gol en contra, y eso sería malo para el equipo y lo que es malo para el equipo es malo para Raúl García, y eso lo tiene claro Raúl García y no lo tienen claro los demás salvo alguna excepción.Y ese celo en ayudar, esa consciencia del deber, ese poner por delante lo que el resto necesita parece una losa para el carisma y la presencia de Raúl García.

Da la sensación de que si se sometiera a plebiscito la presencia en el equipo de Raúl García sería sobre todo defendido por sus compañeros más cercanos en el campo, en especial Assunção. La diferencia entre el partido del jueves pasado, en el que Assunção se fundió de tanto correr y terminó expulsado tras defender más solo que la una por todo el campo, y el de ayer, en el que pudo hasta llegar a rematar un gol en la línea de la portería rival, quizás esté en que a su lado estaba Raúl apagando fuegos codo con codo en vez de mirando la manera en que salir en las crónicas. Quizás Raúl García daría más de sí con un centro del campo más comprometido con tareas defensivas, con un tercer compañero en su línea (dejando cuatro buenos jugadores para tres puestos arriba) que le permitiera ser el centrocampista de ida y vuelta que tanto gustaba a Aguirre. Quizás una media formada por Assunção, Raúl García y un jugador del corte que anuncia Tiago aportaría algo al equipo, pero como sabemos ningún entrenador tiene la intención de variar el dibujo que ideara el mexicano, quizás sabiendo que dicho cambio le privaría de la coartada del "esto es lo que heredé". Y quizás, también hay que decirlo, Raúl García no se haya ganado el derecho a que el dibujo del equipo se modifique para encontrarle un buen acomodo.

Y, vaya por delante, todo esto el día después de que uno se sintiera algo decepcionado por el partido de Raúl García de ayer, del que uno había esperado un partido sólido y brillante que dejara a las claras que Raúl García es un buen jugador que debería tener un papel más importante en el Atleti. Pero no fue así y, a día de hoy, uno teme que Raúl García acabe hartándose del Atleti o el Atleti de Raúl García y éste acabe formando parte de la plantilla de otro equipo que juegue más junto, más comprometido, más solidario, y si ese día llega quizás entonces echaremos de menos la solidaridad de un tipo al que la grada, cree uno, no respeta lo que merece.

- Hay que ver con qué intensidad defiende Vd a este hombre

- Es que uno, sépanlo todos, es un gran defensor de la gente con la nariz grande,

- Ya

- Bueno, todos salvo el Ramoncín pre-quirófano

- Hombre, normal.

216 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 216 de 216
Jose Ramón dijo...

Muchas botas amarillas, mal.
Tiago, bien.
Nosotros jugamos mal y además el Celta jugo muy bien.
A mí Valera y Perea me dan pena.
De Gea, otra vez, muy bien.
En Vigo ganamos.

¡Buenos días!

Manchego Curado dijo...

Estoy con D. Vicente: los periodistas nos hacen pupita.

ISMAEL dijo...

Esos periodistas, grrrr!!!

Fran Omega dijo...

Claro que sí. Anda que los periodistas, anda que ...

Se coloca muy bien, la toca muy bien, se le ve carácter, para ser su primer partido con el Atleti, se notó la inadaptación bastante poco ... ¡hombre! ¡no se trata de fundar la Peña Tiago! -al menos por ahora- pero si uno está acostumbrado al Raúl García & Assunçao, y a partir de ahí el desastre en la media, es lógico entonar unos cuantos vivas, yujus y yupis viendo moverse al 5 ...

... que además nació al ladiño de Galicia. No recuerdo si ya lo había dicho antes.

Paul Marble dijo...

Yo no le vi nada destacable. Vamos a esperar.

Jesús dijo...

Hoy, lenguaditos a la plancha.

ISMAEL dijo...

¿Se ha quedado sin arroz?

Fran Omega dijo...

Madrid y su provincia, Don Ismael. DonJe ha agotado las provisiones.

Jose Ramón dijo...

El 14. Bien elegido.

Dr. Caligari dijo...

A cuál extracomunitario dieron la baja? El Kun?

Manchego Curado dijo...

Ah, mira, ya le han fichado. Gracias a Dios porque no recuerdo un caso en el que se haya tardado tanto entre el aterrizaje del chico y que se formalice la cosa.

Dr. Caligari dijo...

(Piratería aérea?)

qsP dijo...

Estos son unos golfos, nos traen a Tiago gratis y a Salvio por la mitad que lo que sacaron por el ignoto y Heitinga, más lo que se ahorran de Maxi.

Es como pintar el barco y no reparar las fugas de agua. ¿Tan difícil es traer algún lateral?

Jose Ramón dijo...

están intentando traer a Rafinha.

qsP dijo...

...llevan cuatro años intentándolo...

Jose Ramón dijo...

Pues sí. Es curioso, pero hacer las cosas mal les sale casi sin intentarlo. Les sale solo. Es genético.

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