Nuevo anuncio de la Marca Club Atlético de Madrid, cumpliendo con la tradición de los últimos años. Y eso, por no faltar a la tradición, una vez más llamadas al sentimentalismo, a la resignación y esta vez también a la afición de ultratumba… pero, ¿les saldrá el tiro por la culata?
El nuevo anuncio de la Sra. Rushmore para la Marca de la Cuota, antes Club Atlético de Madrid, me ha tocado especialmente. No por lo sentimental, ni por lo humorístico, ni por ser yo aficionado a los cementerios (aunque sí fan de los Cramps). Tampoco por lo agudo, ni por lo previsible, ni por lo reiterativo. Ni siquiera por el movimiento de la rama del abeto, que quizás sea de un pino, vaya Vd a saber. No. Más bien por la edad del sujeto, casi cuarentón, con edad de tener hijos que preguntan cosas incómodas, con edad de haber visto a otro equipo y no tener fuerza para identificarse con el bodrio con el que nos castigan últimamente. Como yo.
Se ve que el Club, consciente de que el timo es cada vez más evidente, tiene ahora como objetivo (“target” dirán los de la Rushmore) a esa porción de la afición que vio jugar a los grandes (puede que no a todos los grandes) y que creció viendo a otros que, quizás no tan grandes, sí mantenían el tipo con la gallardía que las rayas demandan. Buscan a esos que tenían veintipico cuando el Doblete y treinta y pico ahora, a los que conocieron a Calderón y a Cabeza, y vieron la llegada, auge y caída de Gil y el postrer banquete carroñero de los actuales directivos. Los que vimos lo que realmente fuimos y vemos ahora la grosera manta con la que lo tapan. En definitiva, los que tienen argumentos para revolverse y energía para hacerlo. Que lo hagan o no, es otro cantar, pero la Sra. Rushmore lo ha visto bien, que para eso ganan premios y cobran lo suyo, que menudos son.
La coartada vuelve a ser sentimentaloide: el padre que, incluso desde la tumba, afea al hijo, simpático sufridor de los que engrosa la cuota, la supuesta fragilidad de su espíritu ante lo que el Neo-Atleticismo demanda: estoicismo ante la adversidad, aguante ante el bochorno, silencio ante el mangoneo. El padre, quien ya no puede dar pescozones por estar criando malvas, se vale de un abeto (o quizás un pino) para darle al hijo un capón desde el otro barrio de esos que alguna vez se merece Iker Jiménez. El mensaje es claro: “Atléticos de hoy en día, toca seguir aguantando el tirón porque la debacle tiene visos de continuar aún un tiempo (que queda Alcorcón). Y no os deis de baja, seguid pagando el abono y pagando el peiperviú, que, aunque sabemos que este bodrio no lo aguanta ni el más pintado, la sagrada memoria de vuestros padres así lo exige”. Ahí es nada.
Lo que no han previsto la Sra Rushmore y sus clientes, la Marca de la Cuota, es que puede que les salga el tiro por la culata. Porque a lo mejor esos atléticos que descansan por ahí arriba y que se juntan los domingos para animar a golpe de lira, protestar por el mal juego del equipo y contarse batallitas se sienten ofendidos por la comparación y es la gota que colma el vaso. Y como se pongan de acuerdo y actúen ya pueden correr los del palco, los de la Sra Rushmore, los jugadores y hasta el Alcalde.
Y es que si a los que nos dejaron viendo un Atleti campeón les da por levantar la cabeza y ven en qué nos hemos convertido, puede temblar el misterio. Si el anuncio fuera cierto e Iker Jiménez lo hubiera investigado, seguro que habría detectado psicofonías en las que se maldeciría la estampa de los que están acabando con este Club, llamarían a la movilización de las masas dormidas, reclamarían un equipo campeón como el que veían los domingos en este valle de lágrimas. Lo de la rama de pino (¿o es abeto?) quedaría en poco más que una anécdota comparado con el vendaval que levantarían nuestros mayores protestando de camino al estadio como una Santa Compaña rojiblanca.
Si vuelven los socios de los años del Atleti grande, con sus bigotes de Saza y sus trajes impolutos de domingo en el Metropolitano, a lo mejor cambia el cuento. Porque posiblemente tendrían los arrestos que faltan para enderezar el tema. Porque recuperarían la pancarta de la foto que adorna este artículo, y lo que significa. Porque harían imposible el derribo del estadio para los fines que conocemos, averiando excavadoras y derribando grúas cual poltergeist colchonero, sembrando el pánico entre los trabajadores de las contratas de Martinsa. Porque reclamarían un uso justo para los terrenos y las gradas que ellos, entre otros, pagaron. Porque se aparecerían en las redacciones y en las radios y en los platós de TV obligando a los periodistas a decir las verdades del barquero y a respetar a la afición. Porque pondrían a Dirceu de entrenador y a Vavá de director técnico, y rugirían desde el fondo de tal manera que ríase Vd del ejército ese fantasma del Señor de los Anillos. Y en el fondo, incluso si esto pasa ahora, la Sra Rushmore habrá tenido suerte; lo digo porque si el 0-6 del Barcelona o la venta del estadio le pilla a mi abuelo en forma ectoplasmática por estos lares, se monta la de San Quintín.
Y es que a mi no me cuesta mucho imaginarme una procesión de airados atléticos de ultratumba, con mi abuelo y mi tío en las primeras filas, dispuestos a dar una lección a la afición actual de qué es lo que se debe reclamar en el campo mientras cantan Rascayú. La Sra Rushmore ha querido hacer un chiste y a lo mejor se ha pegado un tiro en el pie. Si el atlético medio empieza a mirar lo que el Atleti era para su padre y lo compara con lo que quedará para su hijo, puede que se de cuenta del engaño. Y puede que a esa reacción ayude un espíritu con bufanda rojiblanca que no quiere hijos pusilánimes, no, pero que tampoco traga con un esperpento de Club convertido en una máquina de hacer dinero para los que lo dirigen, que usan parte del mismo para adormilar a los herederos de los que lo convirtieron en una leyenda.
Eso sí, ya les digo que algún capón me caería a mi, y a Vd, y a Vd, y también a Vd que lee esto con una sonrisilla, por habernos convertido en esa afición que va a devolver la bufanda. Y es que si mi abuelo vuelve por estos fueros y ve como está el Atleti, le da un patatús; pero si le da por ir la grada, se coge un berrinche que se muere de nuevo, el pobre. Y es que si se llega a formar la Peña Atlética Más Allá, en caso de que no esté ya formada, nos corren a gorrazos a nosotros también por no haber sabido defender lo que ellos levantaron. Por no respetar los principios y las tradiciones que nos inculcaron. Por pusilánimes, conformistas y blandengues. En una palabra, por mirindas.
2 comentarios:
No me gusta nada ese anuncio. No me gusta nada esa imagen de sufridores, de "jugar como nunca y perder con siempre", del pupas en definitiva. Pese a 20 años de infierno gilista, de gran sequía, seguimos siendo el tercer equipo de España en títulos y afición. Recordar ahora que hace 30 y 40 años el Atleti era tan bueno como el que más (4 ligas entre el 66 y el 77) es como contar las batallitas del abuelo, pero yo nací en esa época y a mi quedar séptimos no me vale, ni ir a la UEFA por la puerta de atrás. No podemos seguir conformándonos con objetivos que podrían valer para el Betis o el Español, pero no para el Atleti. Pero para eso hay que empezar por cambiar la mentalidad de una afición borrega, sumisa y conformista. Somos el Atleti, no somos cualquiera.
así es
así que contigo contamos en el próximo partido para montar un lío en cuanto nos vuelvan a ofrecer el espectáculo de costumbre
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