Cuando la liga empieza, los que de esto dicen saber hablan de las “sensaciones”, que es la forma ahora aceptada para denominar lo que antes, antes de la irrupción masiva de los pubs irlandeses franquiciados, llamábamos “pinta”. El equipo transmite sensaciones de uno u otro signo, dicen los medios, y a nosotros, menos rimbombantes, creemos que tiene buena o mala pinta. O incluso nos da mala o buena espina, que es más castizo.
El Atleti del sábado, claro, dejó sensaciones. Dejó la sensación de estar bastante verde, descompensado y algo perdido. Venía de hacer una pretemporada apañaíta que la prensa se encargó de convertir en La Gran Temporada Del Sueño Europeo, y en cuanto se topó el equipo con otro con ganas de correr y de ganar, quedó con varios jugadores con el culo al aire y la sensación de que el míster tiene mucho trabajo por delante: por ejemplo, saber a qué quiere jugar.
Da la sensación, una vez más, de que Aguirre tiene un sistema del que no se baja aunque la plantilla no sea la idónea para ponerlo en práctica. Aguirre tiene varios dilemas en lo relativo al equipo y no parece tener la solución clara (que es para lo que se le paga). Aguirre sólo está cómodo y confiado en aquellas líneas en las que no tiene mucha alternativa: la defensa y los medios centros. Estas dos zonas, las peores del equipo, son en las que Aguirre tiene las ideas claras, muy posiblemente porque no hay mucho más que poner. “Y a quién quieres que ponga”, dice Aguirre y santas pascuas. Así es cómodo ser entrenador.
Que Maniche y Raúl García pueden llegar a funcionar es tan cierto como que el sábado no funcionaron. Ni Maniche pudo con el puesto ni Raúl García mostró el carácter que de él se espera. Ambos dieron la sensación de estar siempre lejos de donde debían, dejando que el Madrid jugara con comodidad. Mal vamos. En el segundo tiempo dieron la sensación de estar fundidos, desbordados quizás por la falta de apoyo de los interiores. Habrá que confiar aún en el recién llegado, pero sobre el portugués hay dudas, porque o hace un partidazo o no da una.
La defensa es otro tema. Poseído Pablo por el espíritu de Santi Denia (¿tendrá algo que ver Albacete?), Perea fue el encargado de apagar los fuegos, algo que hace bien cuando se pueden solucionar las cosas por velocidad pero no tanto cuando es cuestión de colocación y toque. Eso se supone que es lo que aporta Pablo a su pareja de baile, pero Pablo ya no está. Pablo casi mide dos metros y despeja de cabeza poco o nada. Antes salía al corte con autoridad y decisión y ahora pregunta a los delanteros si no les importa que meta un poco el pie, así, la puntita nada más. Antes nos preguntábamos si con Pablo teníamos central para los próximos diez años, y últimamente sólo nos preguntamos si es de huevo o de vainilla.
Los laterales tampoco dan mucha seguridad. Da la sensación de que Aguirre confía en Seitaridis más de lo que debiera. También da la sensación de que Seitaridis confía en él mismo más de lo que debiera. Tiene físico, desborda a veces con facilidad y centra bien. Con eso piensa que le vale, porque en defensa se aplica poquito y se mete en líos monumentales. Pernía es distinto (por cierto, empieza a guardar un parecido preocupante con el gran Héctor Quiroga). Lo intenta el hombre, pero no le sale y además da la sensación de que ya no es capaz de que le salga. Resulta inexplicable el bajón post mundial, sobre todo porque del mundial hace ya un año. Y Antonio López al parecer tampoco está en su mejor momento. Lo que nos faltaba.
Aún sí, el Atleti dejó algunas sensaciones buenas. Agüero da la sensación de haber vuelto al buen camino y de ser capaz de irse de todos los defensas de la liga. Incluso de todos juntos, si se ponen en fila india. Volvió locos a unos cuantos y no se achica ante las actitudes de matón de futbolín de algún rival, lo que será sin duda una ventaja en el futuro. Forlán da la sensación de ser un tipo peligroso aunque ande tan tranquilo por ahí, como si la cosa no fuera con él. Simao da la sensación de poder aportar mucho en ataque por más que se olvide de su lateral en defensa. Maxi no parece en su mejor momento, pero veo complicado criticar a un tipo como Maxi, la verdad.
Es en esta zona del campo donde mejores sensaciones hay y, paradójicamente, donde más dudas existen. ¿Cómo quiere jugar Aguirre? Parece que en su rígido esquema futbolístico, Agüero y Forlán no tienen cabida al mismo tiempo, como ya ocurrió el año pasado con el Kun y Torres. Obligado a poner a ambos por las evidencias o por la presión de afición, prensa o cuenta de resultados … ¿quién les pasa los balones? ¿los medio centros, no tan creativos como debieran? ¿los interiores, a cambio de no ser tan laboriosos en tareas defensivas como debieran? … Se plantean más cuestiones: ¿de qué quiere Aguirre que juegue Maxi? ¿rinde como debiera en una banda? ¿si se le saca de una banda, dónde jugaría? ¿podría Maxi ser uno de los dos medio centros o debe jugar más cerca del área, de media punta? ¿sería un rombo la solución a nuestros males? ¿tiene el Atleti un jugador que pueda hacer de medio centro defensivo en un rombo? ¿tiene el Atleti un enganche capaz de darle el balón a los de la delantera?.... Todas estas preguntas sin respuesta las conoce Aguirre, pero cuando se las preguntan uno tiene la sensación de que mira hacia otro lado y canta “niano, niano”, como Miliki con la escoba.
Una última sensación, esta no estrictamente relacionada con el terreno de juego. Da la sensación de que la prensa y la televisión han descubierto por fin la vis cómica del presidente de la entidad. No sabemos si es por ese posado en bañadorcito y alpargatas de este verano, o por sus audaces declaraciones del curso pasado, pero el caso es que algunos de la prensa han visto por fin un filón en Don Enrique. El otro día parece que hubo un cámara pendiente de sus reacciones en el palco (no le diera por insultar a la afición colchonera o algo), hasta que dio con la perla. La secuencia durante el gol de Forlán y posterior anulación prometen acaparar programas de zapping. Estemos atentos.
En definitiva, sensaciones variadas y no todas buenas ni todas malas. Seguimos con la idea de que se han incorporado buenos jugadores y de que hay lagunas profundas en puestos claves. Muchos de los refuerzos valen pero algunos se echan de menos, igual que se echa de más a algunos de los jugadores que se han quedado. Veremos en qué derivan estas sensaciones, que aún es pronto. Y además con las sensaciones ya se sabe que sólo hay una cosa cierta:
She’s a sensation
She’s a sensation
She looks so sweet
She’s a sensation
She looks so sweet
2 comentarios:
Mi ex-admirado Sr. Fuentes: Qué pena. Una pena que haya dilapidado usted con este comentario todo el interés que me despetaba su blog y sus artículos, dotados de un talento inusual en los tiempos que corren. Su referencia a la bellísima ciudad de Albacete, y su insinuación acerca de la negativa influencia que haya podido causar en las carreras futbolísticas de Pablo y Santi Denia (ahora ojeador a sueldo pendiente del Atleti)me arrastran irremediablemente al repudio. Trataré, se lo advierto, de que todos los paisanos de estos dos vocacionales atléticos de pro, tomen ejemplo y le hagan a usted luz de gas. Por cierto, de los dos, Pablo es el que se muerde la lengua mientras hace que defiende. Sin otro particular. "Albacete, siempre.." dijo Azorín
con la Mancha hemos topao ...
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