lunes, 20 de septiembre de 2010

Crónica del Atleti - Barça, o elogio del líbero y los buenos modos

Llegó la afición al campo con camisa limpia de partido grande y se fue con mala cara por haber perdido el partido y haber visto un gesto feo.


Decía el aficionado medio, el de caña previa y vino post partido, el que mira de reojo los resúmenes en el bar, el que queda con los amigos una hora antes y pregunta cómo lo ves y responde no sé, yo creo que hoy ganamos pero vamos que no sé, estos son muy buenos, decía ese aficionado que ojalá todos los partidos del año fueran el de ayer. Llegaba el Barça al Calderón, venía un equipo lleno de estrellas cercanas al que no se cansa de ver el aficionado a este deporte, un equipo que, rivalidades y oportunidades y clasificación aparte, no puede caer sino bien gracias a la forma de ser de la inmensa mayoría de sus jugadores. Un equipo, uno cree, histórico al que merece la pena ver cuantas veces sea posible para contar a los nietos si, yo vi a ese equipo en el Calderón no sé cuantas veces, le vi perder y le vi ganar, vi a Xavi fallar un pase y hacer tres mil bien, vi a Iniesta regateando rivales con un movimiento de barbilla, con la cabeza alta y sin mirar el balón, sin agachar la vista, sí, vi a Agüero romper cinturas como antes vi a Torres marcar una y otra vez contra ellos, sí, yo les vi, miren Vds qué bien. Llegaba el Barça, un equipo contra el que las victorias son dulces y las derrotas no tan amargas, un equipo contra el que el Atleti suele jugar bien y sacar la casta, un equipo que suele regalar grandes jugadas, goles para el recuerdo, domingos de esos de sonrisa hasta el jueves. Llegaba el Barça y el Calderón y sus alrededores estaba precioso, como en los días grandes, con buen tiempo y aceras repletas y camisetas rivales entre las locales y la gente esperando lo más grande.

Salió el Atleti y salió enfrente un equipo vestido de neurocirujano de corto, con camiseta verde hospital y pantalón azul, un equipo vestido de otro equipo que sin embargo resultó ser el gran equipo que esperábamos. El Atleti salió vestido de Atleti y con la única alineación que uno esperaría o quizás no: con Domínguez de nuevo de lateral izquierdo, frente a Alves, con Perea de central. El resto, lo esperado mientras no se manifieste el virtual Filipe Luis, lo normal mientras Tiago no haga méritos para buscarse un sitio o mientras Agüero no descanse tras una lesión.

Salió el Barça con un dibujo nuevo que era la comidilla en los pasillos del estadio en el medio tiempo: con tres centrales cuando sacaba el balón y cuando defendía, con dos laterales muy abiertos y adelantados en la fase inicial del juego, sin delantero centro, con un equipo que jugaba con siete u ocho centrocampistas, según las fases. La atención, por supuesto, estaba en la defensa: Busquets salió de líbero, mandando y barriendo tras dos centrales apoyados en los lados, y la noticia alegró a Franz Beckenbauer y Franco Baressi, quienes, al ver el planteamiento del partido, se echaron hacia adelante en el sofá, se pusieron un cojín en la barriga y abrieron los ojos, más brillantes que otros días. Mira, niño, un líbero, decían los aficionados con canas, dando codazos al sobrino, ¡un líbero! ... ¿Papá? ¿Sí? ¡Un líbero! ¡Ha salido un líbero!, decían otros llamando por teléfono a sus ancianos progenitores con la emoción del que ha visto el último tigre albino, un quetzal o un lince ibérico. ¿Pero qué me estás contando? Que sí, que sí, que en el campo hay un líbero, que yo lo he visto, lo he visto claro y meridiano, está ahí, a ojos de todos. Inmediatamente se suspendió una sesión de la ONU, se decretó un alto el fuego en un frente bélico africano, la Patrulla Águila fue movilizada por si alguien les pedía sobrevolar el Calderón en vuelo rasante para celebrar el evento y se colapsaron las centralitas de Iberia por la gran cantidad de llamadas de teléfono recibidas desde asociaciones de amigos del Yeti y buscadores del Big Foot y el Sasquatch, locos por venir a Madrid a estudiar el prodigio, tan esquivo como sus objetivos tradicionales. En el campo había un líbero, un líbero otra vez, un líbero, alabado sea Luiz Pereira.

La salida de Busquets como último hombre trastocó al Atleti. ¿De qué juega ese?, decía Agüero. De líbero, decía Forlán, antes se jugaba así, eso me dijo mi padre. Anda, ¿sí? qué me dices, qué cosas tiene Guardiola, se ve que ese gusto por el jerselito retro le ha llegado también al estilo de juego. ¿De qué juega eseeeeeeee?, preguntaba a voces Raúl García a todo el que pasaba, y probablemente fueran esas preguntas las que le hicieron cometer fallos de esos tan escandalosos suyos en las primeras tres, cuatro pelotas que tocó. El Atleti parecía haber salido a apretar al Barça arriba, contando con Busquets por delante de la defensa; pero delante de la defensa no había nadie, había un espacio y, al final de ese espacio, Xavi e Iniesta, ahí es nada. Kun, tocado tras la lesión de Bilbao, no estaba y Forlán corría y corría pero no encontraba nadie cerca a quien presionar, estando Busquets tan atrás. Assunção y, sobre todo Raúl García esperaban, más cerca de la defensa, dando metros a los que piensan en el Barça. El resultado, ideal para el rival: entre Busquets y los centrales sacaban cómodos el balón hasta Xavi e Iniesta quien, con metros por delante (salvo arreones de Assunção) y con dos laterales abiertos, Messi y Pedrito omnipresente, no tenían demasiado problemas para controlar el partido. Sólo Villa parecía despistado, aunque no lo estuviera tanto.

Con la defensa del Atleti algo adelantada y los medio centros muy cerca de ella, el Barça acumulaba centrocampista en una franja limitada de terreno. Ahí es donde se ve la calidad de los barcelonistas: con espacio son buenos, con poco espacio, también. Hasta ocho jugadores ocupaban una parcela de campo relativamente estrecha cuando el Barcelona atacaba y Busquets adelantaba a los centrales; Alves, además, ocupaba toda su banda y estrechaba aún más la zona en la que se movía el resto. Éstos, con toques de fútbol sala, combinaban y combinaban mientras Assunção y Raúl perseguían el balón e intentaban tapar espacio. Dos centrocampistas son pocos para aguantar tal chaparrón y se echó de menos más ayudas de Simão y Reyes. Domínguez sufría de lateral, Ujfalusi no tanto. Perea se limitaba a cruzarse y correr y hacer su pifia reglamentaria en medio de un buen partido, Godín mandaba aunque dejando detalles de esos suyos que le hacen a uno maldecir: salir más lejos de lo recomendable, intentar un regate más antes de dársela a un centrocampista, dudar en un despeje.

Controlado el centro del campo, era cuestión de tiempo que el Barça tuviera un tiro claro. Un balón en profundidad a Villa acabó en un palo, el rechace en otra jugada, en otro balón profundo y en un buen gol de Messi de toque sutil. En la grada llamaba al atención la facilidad con la que jugaba el rival, cundía la sensación de que podrían verse muchas más jugadas parecidas, de que jugar en el centro del campo del Atleti ayer debía ser un infierno. Empató Raúl García de cabeza aprovechando una pifia de Valdés, mala señal dado el poco trabajo que tuvo, y celebró el gol casi solo, qué cosas tiene a veces este equipo. El Atleti se encontraba con un empate afortunado y tocaba defender la situación. No se hizo: falló Godín en un balón alto y marcó Piqué. El Atleti dejaba ir el golpe de suerte del empate, y el partido llegaba al descanso con la sensación de que en pocos partidos se había visto tan cómodo al Barça y en pocos partidos tan incómodo e impotente al Atleti.

Cambió algo el equipo en el segundo tiempo, pero no lo suficiente. Desaparecido Agüero por problemas físicos y desarbolado el resto por exceso de trabajo, parecía necesario dar un giro al asunto. Quique demostró no tener plan B y estar superado claramente por Guardiola. Pudo meter a Tiago, abrir los interiores, dejar a Forlán sólo en punta. Pudo echar a Forlán más atrás a defender el primer por delante de los medio centros, pudo meter otro interior y subir a Reyes a la media punta, pudo obligar a los jugadores a jugar a un toque, o sólo con la izquierda, o hablar en esperanto entre ellos para sembrar el desconcierto en las filas rivales. Pero Quique no pareció tener herramientas para cambiar el partido. Cambió cromo por cromo, punta por punta, lateral (con tarjeta) por lateral. El cambio de Domínguez fue sintomático, en el banquillo no había ideas y se intentaba, al menos, evitar males mayores.

El Barça aflojó, cómodo en el partido, y el Atleti apretó más. Poco se le puede echar en cara a los jugadores ayer. En alguna ocasión dejaron entrar a Messi hasta dentro, mirando cómo lo hacía, es cierto; en otras, Forlán no metió el pie en los balones que requerían jugársela, es posible; pero, en general el equipo intentó capear el temporal con lo que pudo y, así, milagrosamente, llegó a falta de diez minutos con un gol de desventaja, sólo uno.

Aquí el único pero que se le puede sacar al equipo, visiblemente a merced del rival el resto del partido: no haber tocado a rebato, no haberse lanzado en busca de un punto que habría sabido a gloria y podrá ser importante en el futuro. ¿Qué diferencia habría habido entre perder ayer 1-2 o 1-3? ¿Por qué no se lanzó el Atleti a un asedio suicida del equipo rival, a buscar un gol de barullo, de rebote, de espaldazo de esos que la prensa ensalza como golazo según quién lo mete? Quizás el Atleti se reservara para los próximos partidos y prefiriera no arriesgar tarjetas o fatiga en los últimos quince minutos, quizás el Barça les tuviera comida la moral o quizás simplemente no fuera posible.

Y quizás simplemente no fuera posible porque, de no ser por un único factor, el partido de ayer normalmente habría acabado 1-4 o 1-5. Ese factor, naturalmente, fue David De Gea. Uno, que no lleva tanto en esto pero que ya lleva un rato, no recuerda una actuación de un portero del Atleti como la de ayer. Sí recuerda a algún portero rival parando cuatro, cinco goles claros, sí recuerda a Diego López desesperando al personal o a algún portero, propio o rival, salvando puntos con un par de intervenciones de calendario; lo de ayer, la verdad, no lo recuerda uno. Por arriba y por abajo, a una mano, blocando, despejando e imponiendo, De Gea fue el jugador clave en una derrota y eso dice mucho del partido. De Gea desespera a los rivales y da una increíble seguridad a los propios con ese estilo tan suyo, con esa cara tan suya de estar haciendo un sudoku mientras le llega el balón. De Gea da la impresión de poder charlar animadamente con un central sobre cómo conseguir que la verdura quede crocante pero no cruda en el arroz meloso, blocar un tiro a la escuadra desde quince metros del máximo goleador de la liga, y seguir, al levantarse con el balón atrapado, dando consejos al mismo central sobre qué verduras hay que echar antes, por ser más duras y resistentes al hervor, todo como si tal cosa. Ayer De Gea paró las que vienen de lejos y sacó los uno contra uno a dos metros. Paró balones en la cepa del poste izquierdo y en la escuadra derecha con una mano y con la otra. De Gea paró hasta las jugadas anuladas y lo hizo siempre con esa suficiencia tan suya que desespera a los delanteros, con esa naturalidad casi insultante. De Gea fue lo mejor del Atleti en un partido en el que el Atleti, poniendo ganas, no estuvo bien.

Penúltimos párrafos para el lance que ocupa todas las portadas de hoy, para el borrón del domingo. Ujfalusi, con el partido casi acabado, hizo una entrada a Messi que en el campo no pareció para tanto pero que en televisión y foto da grima. Ujfalusi cazó, queremos pensar que sin voluntad, el tobillo de Messi y éste, un jugador que no se queja en exceso a pesar de recibir su buena ración de patadas por partido, inmediatamente dejó claro que le habían hecho daño. Ujfalusi, vaya por delante, es el ojito derecho del que suscribe. Siempre se ha comportado como un jugador valiente sin ser violento, duro pero noble, poco amigo de que le tomen el pelo y dado a marcar territorio pero no dado a la patada alevosa o al teatro mezquino de otros. Ayer Ujfalusi se llevó por delante a Messi, hizo una entrada feísima que, de ser voluntaria, requeriría una sanción tan fuerte como la que normalmente reclamamos para los jugadores que hacen lo mismo con los nuestros. Y nos gustaría que Ujfalusi acatará la decisión con la misma nobleza que ha mostrado hasta ahora en el campo. Y no lo dudamos.

Ujfalusi fue expulsado directamente, algo que pareció excesivo en el campo y menos tras ver la repetición, y Messi se fue del campo en camilla, casi como Agüero la semana pasada en Bilbao. Igual que la semana pasada en Bilbao, parte del público silbó a Messi y le deseó lo peor; si vergüenza nos dio la escena de San Mamés, más vergüenza nos dio ayer lo visto en el Calderón. Más vergüenza, sí, por ser los nuestros. No sólo porque es desagradable ver que alguien pita a un jugador lesionado, ni porque ese jugador lesionado sea alguien poco dado a las provocaciones y los malos modos sino, bien al contrario, un tipo humilde que ya se fue una vez ovacionado del Calderón al hacer un partidazo. No sólo por lo que supone de esquizofrenia colectiva, sólo justificable por el manido argumento de "esto pasa en todos lados". Nos dolió más por pasar en nuestra casa, por ser los nuestros, por ser curiosamente los mismos que ovacionaron antes a Iniesta al salir del campo, quizás para agradecerle, no el partido, sino la humildad, el buen gusto y la cantidad de cervezas que nos hemos tomado celebrando su golazo ante Holanda. Nos dolió más porque fueron los nuestros, porque antes en el Calderón no pasaba lo mismo que en otros campos y ayer sí fue así. Quizás, como dijo alguien, es una batalla perdida; pero en ganar las batallas perdidas está la sal de la vida, la esencia del ser distinto, la seña de identidad de las rayas rojiblancas.

En sólo dos días el Atleti jugará en Valencia. El partido de Tesalónica sembró dudas y el de ayer confirmó que, como no era evidente, el equipo está lejos de hacerle sombra al Barça. El partido de Valencia, empero, será importantísimo para aclarar en qué situación está el Atleti, qué podemos esperar de él. Mientras deseamos una pronta recuperación a Messi, esperaremos a ver cómo evoluciona el esguince colectivo que el Barça hizo ayer al equipo.

228 comentarios:

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Jose Ramón dijo...

Me ha parecido ver a Ayala.
Y a Gárate y a Becerra.

Fran Omega dijo...

Todos los Costa del mundo, menos Nikka y Gavras, están en Mestalla.

Jose Ramón dijo...

Jajaja.
Muy cierto.

Jesús dijo...

Pues a mi me jode este empate. Mucho. Es el empate del tonto. Un partido que has tenido ahí, que has podido sentenciar fácil en dos ocasiones de Forlán, que te aguanta el resultado un porterazo y que al final te empatan simplemente porque el equipo recula y recula. Mal QSF, muy mal. Al final va a saber más de esto el bueno de Juan Sabas que ha dicho, sabiamente, en Telemadrid: "Jugar con dos delanteros si renuncias totalmente al ataque es absurdo". Pues sí, absurdo. Mal QSF contra el Barça saliendo con uno menos y mal QSF esta noche no amarrando cuando se tiene que amarrar. Veremos que sensaciones tiene...

Buenas noches.

PD: Phil Collins da ascopena.
PD2: Albelda es un perro.

Vicente dijo...

Yo creo que el planteamiento de QSF ha estado bien. Desde luego con los cambios, visto lo que ha pasado, podrían haber sido otros (quizá antes), pero en todo caso QSF no tiene la culpa de que nuestro Costa, cuando defiende en nuestro campo, presiona peor que mi abuela.

Creo que el equipo ha dado la cara y no nos la han partido.

Emilio dijo...

El sobrino del pescailla plantea bien los partidos,pero le falta un plan b, no reacciona cuando la cosa cambia.

De todas formas, el equipo está armado atrás y eso es obra suya. Por lo demás, la pareja de centrales debe ser siempre la de ayer, la de mediocentros también salvo rotaciones obligadas, Forlán es más Forlán con Kun y hay que reconocer que Perea cumple donde le ponen. Para mí el único pero es lo intermitente que es Simao, desaparece del juego durante grandes periodos, tal vez porque en defensa se sacrifica bastante.

Manchego Curado dijo...

Pues anoche a mí Simao me encantó..

Dr. Caligari dijo...

En la segunda parte estuvimos demasiado atrás. Faltaron pasadores para lanzar las contras o aguantar un poco más la pelota, no es novedad.

Vicente dijo...

Así es, de acuerdo con Ud., Simao estuvo bien y Perea siempre cumple (ayer estuvo casi perfecto). Lo más flojo fue Diego Costa, pero tampoco estuvo mal del todo. El Valencia apretó mucho y lleva mucho tiempo sin ser un rival fácil para nosotros. El año pasado no parábamos de hacer el ridiculo partido tras partido fuera de casa y este año victoria y empate. ¡No está mal!.
Además parece que el Kun ha pedido perdón al vestuario por haber jugado en malas condiciones contra el Barça y creo que la actitud de ayer del equipo como equipo fue muy buena.

Fran Omega dijo...

Tiene un problema de los graves, QSF, que es tener menos reflejos que un espejo de piedra.

Ayer su payasil, histriónico y saltimbanqui colega, le dio un baño de los que hacen época; manejando los cambios, y los tiempos para hacerlos, con gran maestría ... mientras nuestro bi-Campeón tardaba sus habituales diez-quince minutos en reaccionar.

Y fue una pena, porque el partido estaba ganado, gracias a un primer tiempo notable alto (gran Simao, me sumo), a un gol de jugada colectiva primorosa, al trabajo defensivo del equipo (y ahí QSF tiene mérito indiscutible) y, por supuesto, a la exhibición del Ilmo. Sr. D. David de Gea.

ISMAEL dijo...

Yo veo el mismo equipo que el año pasado, con la faceta defensiva reforzada (incluyendo los dos mediocentros). Falta personalidad, mala leche para ir a por el rival.
Quique mal, en mi opinión no ha sabido adaptar el equipo al desarrollo del partido.
Cualquiera vió lo que se disponía a hacer el rival (debido a sus limitaciones), QQ se limitó a esperar que no funcionara y a acambiar sus cromos. Mal
Albelda es un criminal.

jesusez dijo...

Primera parte muy seria y tras el descanso, entre el cansancio y el ruin de QSF, se regala el balón al Violencia y el Atleti desaparece del partido.
Me uno a la mayoría de sus comentarios, muy acertados, pero lo que verdaderamente me preocupa es que ayer puse al Atleti en la piel del Valencia,y me hubiera jugado un brazo a que no empataba.
Me temo que con este entrenador el día que nos metan primero se acaba el partido para nosotros. Nunca va a ir con todo como ayer el histérico-histriónico de Unai . Ya se vio en Salónica.

Jose Ramón dijo...

4 puntos en San Mamés y Mestalla.
Bien.

Sinus dijo...

Estoy con D. Jose Ramón. 7 puntos habiendo jugado contra el Barsa y luego en Mestalla y San Mamés. No está nada mal.

QSF siempre se retrasa con los cambios. En el Valencia era igual, de heecho fue uno de los motivos por los que le pitaba la grada. Pero este equipo tiene un empaque que hace tiempo que no le veía al Atleti. En la primera parte dominó claramente y si Forlán (Dios me libre de criticarle) no hubiese fallado por querer asegurar el gol, habríamos cerrado el partido.

El equipo de ayer + el Kun = muchos puntos.

Me gusta como la baja y la aguanta D. Costa, pero lo veo irregular y gafado de cara al gol. Habrá q tener paciencia.

ljrufo dijo...

Para cambiar cromos cualquiera de nosotros vale, se supone que Quique es un profesional de esto y por lo tanto debe tener plan a,b y c. Ya Guardiola le dio un repaso desde el minuto 1 y ayer se lo dio el tonto este.

Emilio dijo...

No se me echen encima, que tal vez me he explicado mal. Simao hizo un buen partido pero echo de menos más continuidad en su juego, por poner un ejemplo Reyes participa mucho más (aunque el resultado no siempre sea el óptimo).

Me uno a D.Sinus, D.C. sólo necesita tiempo pero puede aportar mucho.

Fran Omega dijo...

Respecto al comentario del último párrafo del Sr. Sinus, estoy muy de acuerdo.

Sin compararles en absoluto como jugadores, conste, recuerdo los comienzos de Vieri en el Atleti y las múltiples burlas que sufrimos de nuestros desagradables vecinos, cuando debutó fallando no menos de cuatro goles, que hubiesen decidido un derby en el local de la Castellana.

Sólo se fallan ocasiones, cuando se está en el sitio para fallarlas, y Diego Costa está. Ya le entrarán. Mientras tanto, aunque es verdad que es un jugador muy raro, está trabajando bien.

Manchego Curado dijo...

El resultado del juego de Reyes es decisivo según los comentaristas de televisión. Yo, sin embargo, le quiero matar.

(como dijo aquí D. Txema, alguien debería explicarle que no todas las jugadas tienen que acabar en falta)

Jose Ramón dijo...

Es que su objetivo real es acabar sentado en el suelo, con las piernas separadas y los brazos en cruz.
El recibir la falta es el medio para tan dudoso fin.

Jesús dijo...

Buenos días,

les veo tan complacientes, contentos y satisfechos como al propio QSF ("no perder en Mestalla siempre es un buen resultado" dijo anoche en sala de prensa). Pues yo alucino, la verdad. 4 puntos entre San Mamés, la visita del Barça y lo de anoche me parecen un bagaje famélico si es que el equipo quiere aspirar a algo. Lo del Barça lo dejamos, está claro que ni siquiera disputamos el partido saliendo con diez, pero lo de anoche... Que eran tres puntos muy ricos en la buchaca, coño, ¡que lo regalamos! Aún me dura el cabreo, señores, será el otoño...

Fran Omega dijo...

Pero para detestarle ya estamos nosotros, Doña. No necesitamos, ni el apoyo de Mireille Mathieu, ni la habitual complicidad arbitral con ese sub-deporte, que es machacar al utrerano.

De acuerdo con Don Jesús; cuatro puntos en Bilbao+Valencia, son de esas cosas "que firmas" antes, pero no después de saber que has tenido en la mano los seis.

Jose Ramón dijo...

Tiene razón (en parte) D. Jesús.
El empate de ayer sabe a poco porque el partido estaba ganado y se debió ganar.
Eso no quita para que un empate en Mestalla no sea un mal resultado.
En las 10 últimas temporadas el tercer clasificado obtuvo los siguientes puntos: 71-70-67-71-69-65-71-72-66-71
(empezando en el 2010 y acabando en el 2001)
Es decir que con 70/72 se asegura ese tercer puesto.
Un poco por debajo de la "media inglesa.
Hay que conseguir 15 puntos cada 8 partidos.
Llevamos 7 en 4 (uno con el Barcelona)
Vamos bien.

Emilio dijo...

A mí Reyes también me desespera,pero hacerle entender que no tiene que regatear a tres contrarios cada vez que recibe el balón es complicado, no habla el mismo idioma que el resto de los mortales.

ISMAEL dijo...

A mi me suena raro eso de que el partido estaba ganado...
Es decir, los partidos se acaban cuando se pita el final, y los nuestros no supieron rematar y poner una distancia de por medio en el marcador.
Le dieron vida al rival, algo muy típico de nuestro equipo, sin que el mister hiciera nada, siendo el responsable absoluto de lo plano del planteamiento del equipo.
Yo estoy cansado de exclamar "demasiado pronto" cuando marcamos en la primera media hora del partido, precisamente por eso, porque rara vez gestionamos un marcador a favor, ni tactica, ni animicamente.
No veo que nos aclaremos:
Si el equipo aspira a TODO, ¿porqué no fue a por el empate a tope contra el Barça?
Si el equipo solo aspira a quedar tercero ¿porque no fue a machacar a EL rival más directo?
A eso me refiero con la falta de personalidad: a falta de ambición.

Vicente dijo...

A mi Reyes tambien me desespera (no tanto como el año pasado), pero me gusta como hace que los rivales se desesperen.

Ayer estuvo a punto de conseguir la expulsion del lateral del Valencia

Vicente dijo...

A mi Reyes tambien me desespera (no tanto como el año pasado), pero me gusta como hace que los rivales se desesperen.

Ayer estuvo a punto de conseguir la expulsion del lateral del Valencia

Jose Ramón dijo...

Sí, quizás la expresión "estaba ganado" no es la más adecuada.
Quería decir que el partido estaba "de cara", que la situación nos era favorable.
Y, efectivamente, como dicen D. Jesús y D. Ismael, no supimos cerrarlo.
Y por eso sabe a poco el empate.
Me dió la impresión que llegamos muy justos, físicamente, al final del partido.

ISMAEL dijo...

Yo llegué con un cabreo de narices...

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