domingo, 22 de febrero de 2015

Crónica cómoda tras el resbalón (y su resaca)




Volvía el Atleti a casa tras el extraño partido de Vigo y, cosas que ocurren, no flotaba en el ambiente ni la más mínima duda de que el equipo saldría fuerte, jugaría bien, ganaría el partido. La certeza no venía provocada por el estado de forma del Almería ni por su situación en la Liga, dentro de ese pelotón que va del puesto 10 al 16 en el que meten los codos equipos admirables como el Eibar, algo decepcionantes como el Athletic o directamente desconcertantes como la Real Sociedad. La certeza, cree el que suscribe, venía de otro sitio.

Si la afición llegaba al campo sin dudas era por esa capacidad que tiene el equipo del Cholo de retrotraernos a esos tiempos en los que uno iba al campo sabiendo que el Atleti iba a ganar. Quizás luego no ganase, ya lo saben Vds, pero la realidad es que, de chico, uno iba al campo con la certeza de que el Atleti iba como mucho muchísimo a empatar y eso si las cosas no se daban bien. Lo normal por aquel entonces era ganar, ganar jugando bien, ganar jugando mal. A veces, muy pocas, se perdía jugando bien, o se empataba jugando regular. Si se jugaba mal muchas veces se ganaba; sólo se perdía jugando medio bien si el equipo rival era mejor, más potente, estaba más en forma y, aún así, se perdía plantando cara y dando pelea hasta el pitido final siempre y cuando no ocurriera una desgracia o pitara Álvarez Margüenda.

Quizás esta sensación, que no era de invencibilidad ni de superioridad arrogante sino de seriedad y de solvencia, ha vuelto al Calderón demasiado rápido, de forma demasiado abrupta. La irrupción del Cholo y su carácter ganador, su solidez técnica, su capacidad para recuperar jugadores y convertir el agua en vino parece, cuando se compara con el período baldío y tristón de manzanos y ferrandos que le precedió, una orquídea floreciendo en medio del suelo de hormigón de un parking de polígono industrial. Aquello a lo que nos ha acostumbrado en tan poco tiempo el Cholo, es decir, a ganar, a plantar siempre cara, a poner en aprietos a los equipos más potentes en su casa o en la nuestra, a competir como fieras en pocas palabras, quizás nos haya hecho perder algo de perspectiva sobre el lugar del que venimos y, qué cosas, sobre las cosas que pasan en este deporte que llamamos fútbol.

Tras la derrota en Vigo, que fue justa y proporcionada para todo aquél que viera el partido, se levantó una tímida ola negra de pesimismo y de ira que acabó por sofocarse en poco tiempo; sin embargo, fue ola al fin y al cabo. En Vigo se jugó la mar de mal y se hicieron pruebas que demostraron ser fallidas. Jugadores que venían de hacer buenos partidos naufragaron sin excusa, y la ausencia de Arda, Koke y Raúl hizo que la afición pisara el rastrillo de la realidad y se diera en plena cara con el hecho incontestable de que la plantilla no es tan extensa como nos gustaría, que los jugadores a veces juegan mal, que los rivales a veces juegan mejor y que no siempre se gana por el simple hecho de querer ganar. Se perdió un partido que más bien ganó un rival inspirado en sus pocos tiros a puerta, en el que colaboró el árbitro con un par de decisiones desacertadas que, de haber ido en otro sentido, quizás podrían haber acabado en un partido injustamente empatado por el Atleti. Empatado, o hasta ganado, sí, pero injustamente. Pero, cosas que ocurren en la era digital, quizás por obra de la bendita costumbre de la victoria en la que nos ha sumergido Simeone y quizás por la ponzoña que derrama ese pozo de amargura y faltas de respeto que son las redes sociales, al acabar el partido de Vigo parecía que también se había acabado el equipo, las aspiraciones a Champions, la época dorada del Cholismo, el mismísimo Mundo al fin y al cabo.

En Twitter, ya sabemos, conviven especímenes molestos tales como el rival amargado presto a hacer comentarios que terminan en jajaja, los entusiastas del suplicio ajeno, los guardianes de la estética futbolística y la moral pateadora, los pontífices tácticos y los periodistas rabiosos. Toda esta molesta jauría es tan extensa que, aunque uno no siga a ninguno de ellos por no tener interés lo que dicen, resulta prácticamente imposible no enterarse de las barbaridades e inconveniencias que sueltan. Lo grave, además, es que muchas veces es porque son precisamente los seguidores del equipo propio los que contestan a sus bravatas, discuten sobre sus disparates y dan publicidad a sus opiniones carentes de cualquier valor. Porque, por si fuera poco, al grupete anterior se suman en los días señaladitos los atléticos amargos incapaces de ver con perspectiva el momento maravilloso que vivimos, los pretorianos que no toleran la crítica a nadie si él no está de acuerdo, los catastrofistas que ven en cada mínima muestra de humanidad del equipo señales inequívocas de que el final se acerca y graves doctores que guardan larvada la amargura de ver que un jugador al que siempre criticaron despunta ahora como un buen elemento, que aprovechan cualquier desliz para lanzar a los cuatro vientos eso de “ahí lo tienen, mírenlo, anda que no he dicho yo veces que fulano es un petardo”. Un poema, un ambientazo, un rollo importante, oiga.

Al final, entre unos y otros resulta más aconsejable cerrar persianas en ciertos días y quedarse tan tranquilo al amor de la lumbre propia. En día de derrota resulta casi imposible asomarse a ciertas redes sociales a opinar con calma sin ser apedreado tanto por los que consideran que no cabe la crítica al equipo o el entrenador como por los que elevan a la categoría de catástrofe-que-yo-ya-predije cualquier partido de fútbol. Si bien todos coincidimos en el NO CONSUMAN cuando se trata de ciertos disparates contados por ciertos medios (o más bien por ciertos periodistas dentro de ciertos medios), parece que el siguiente paso es no consumir tampoco redes sociales ni para bien ni para mal. Así somos de majos, qué les parece a Vds.

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Salió el Atleti al campo y salió también el Almería, que iba vestido como de chándal de gimnasia sueca de esos que se llevaban antes: azulito y con una V grande en el pecho. Si nos dicen que en vez del Almería había venido en su lugar un equipo checo de los 80 nos lo habríamos creído igual; si en vez de medias hasta la rodilla sale el Almería con calcetinitos blancos cortos de esos con una raya azul y otra roja y dos raquetitas de tenis cruzadas, tampoco nos habría extrañado. El Almería salió vestido de señor de mediana edad que anda rápido por el paseo marítimo y lo peor es que a estas alturas ya nada nos extraña; las cosas del fútbol de hoy en día, ya lo saben Vds.

El Atleti salió, algo es algo, vestido de Atleti y  con el equipo que uno considera que debe salir, incluyendo a Saúl haciendo de Koke durante la lesión de Koke. Y Saúl hizo bien de Koke y el Atleti jugó bien y resolvió rápido, beneficiándose de un penalti que no fue, jugando una única mitad de partido y reservando jugadores y protegiendo amonestados en vísperas de los dos próximos partidos de liga que se nos vienen encima, que serán muy importantes y llegan en un momento complicado. Lo que viene siendo una gestión eficaz del tiempo y los recursos, oiga, todo un curso de Management de ese.

En el Atleti de ayer se vieron algunas de esas cosas que hacen muy eficaz al Atleti de hoy en día: un portero al que le tiran pocas (tan poco trabajo conlleva mucho mérito para hacer bien las cosas cuando toca, por cierto), unos centrales serios y concentrados, dos laterales que requieren un poco más de análisis y dos medio centros sensatos y a tono. Del resto, es decir, de Saúl y su buen partido, de Arda Turan y su capacidad para hacer exactamente lo que le da la gana en absolutamente cualquier situación, y de la estupenda conexión que está naciendo entre los dos delanteros de unas semanas a esta parte, depende que el equipo, eficaz y sólido en cuartos traseros, resuelva con más o menos brillo y en más o menos tiempo este tipo de partidos poco exigentes.

Y es que Juanfran ha asumido definitivamente el papel de Filipe Luis – el lateral que, combinando y con rapidez, permite construir el ataque por su lado – y Arda así lo ha ratificado, combinando alegre tantas veces necesite por su banda hasta encontrar la ocasión de llevar el balón a posiciones de tiro. Mientras tanto, por la otra banda, en un universo paralelo (no hagan chistes), discurre la vida de Siqueira. Siqueira, fiel a su estilo desconcertante, lo mismo sale corriendo como una bala en dirección a la nada como se para e intenta un regate de filigrana. A veces llega bien a la línea de fondo y pone un pase magistral, a veces desbarata él solito una situación ventajosa tomando una decisión catastrófica. Siqueira, además, no tiene suerte, el hombre; Siqueira es de esa gente que aparece en bermudas en un funeral por no haber leído el mensaje completo, o suelta un chiste inoportuno cuando ya terminó la pelea de bar y se vuelve a montar un follón cuando ya todo parecía resuelto. Siqueira consiguió que le expulsaran (quizás injustamente) en el único partido en el que el Atleti había gestionado a la perfección el no recibir amarillas, y se fue para el vestuario con una cara muy cómica, sin explicarse, una vez más, la situación que él mismo había provocado. Eso sí, les advierto yo una cosa: a Siqueira, que es un desastre con buena voluntad, el don de la inoportunidad y la capacidad para tomar decisiones adecuadas de una acelga, le estoy yo cogiendo cariño. Me pasa un poco como con Pernía. Avisados quedan.

Alejados en fin de la zona impredecible del lateral izquierdo, ayer fue el día de los delanteros. Mandzukic, que tiró de galones a la hora de hacerse con el balón del penalti (y eso que Griezmann lo había cogido por si colaba) marcó un gol y pasó los balones en los otros dos; Griezmann, que abrió la tarde con un control portentoso tras un pelotazo larguísimo de Moyá, marcó dos. Entre uno y otro amargaron la existencia a la defensa del Almería, tan tranquila con su chándal de jubilado, y dejaron el partido cerradito y con un lazo cuando se llevaba media hora. Mandzukic sirvió a la perfección dos balones, uno en profundidad y uno por alto, reeditando lances de su partidazo contra el tercer equipo de Madrid del otro día; Griezmann volvió a lucir control prodigioso en carrera y precisión de cirujano para poner el balón en el poste en el primer gol, y habilidad ratonera en el segundo.

Entre uno y otro, con la posibilidad de meter a Torres casi por cualquiera de ellos si la situación lo requiere, el Atleti tiene garantías de hacer daño y mantener a la defensa rival ocupada siempre y cuando no se produzca la rara conjunción astral de Vigo. Y si Mandzukic se ha ido ganando los galones y el sitio poco a poco desde el inicio de la temporada, la progresión de Griezmann desde el partido de Bilbao, quizás coincidiendo con el ataque de epilepsia que llevó a su peluquero a hacerle ese desaguisado, es meteórica. Goleador, fino estilista y hábil cuasi-centrocampista con trote ligero de tirador de florete, Griezmann está ya muy cerca del jugador que debe ser; cerca, no ya allí, porque de Griezmann esperamos más. Si adquiere algo del instinto peleón de Mandzukic y se convence, como Arda, de que ir al suelo, rebañar balones y no perderlos por entrar con la pierna floja y sin fe, es parte fundamental de su trabajo, Griezmann puede convertirse en un jugador aún más letal, más completo que ese físico de López Ufarte sugiere, más potente, mejor; viendo la progresión, no parece que estemos lejos. 



Así que, una vez más tras un tropiezo, el Atleti ganó bien y volvió a dejar claro que lo suyo es precisamente ir a lo suyo, lejos de los amargos cantos de Twitter que anuncian la catástrofe, lejos de las risitas de los rivales que esconden en sus chistecitos el miedo al que viene fuerte y la rabia por el – al menos provisional – fin del cómodo bi-equipismo que todo lo explica. El Atleti tiene ahora dos partidos muy complicados y un tercero, el Espanyol, que puede complicarse mucho también. En medio, Champions, esto es, un mes complicadísimo con muchos partidos duros. Precisamente lo que le gusta al equipo del Cholo, precisamente el fregado en el que se desenvuelven bien los jugadores. Confiemos. 

11 comentarios:

Cristian Vieri dijo...

Coincido en su análisis de los laterales al completo. Pregunto, por si vds. lo saben, ¿qué ocurre con Ansaldi?
Se supone que ya está y no va convocado, cuando parecía uno de los de la guardia pretoriana del Cholo.
Visto su cariño a los laterales izquierdos de dudosa valía, no sé cuál será su opinión sobre el mítico Clemente Villaverde. (Con el pelo negro y postura inclinada, recorriendo la banda, no del de ahora).
En el último párrafo ese Twister está muy bien colado, no crea.

Gonzalo dijo...

Yo creo que estamos siendo muy injustos con Siqueira. Más que nada porque viene a suplir a uno de los mejores (si no el mejor) en su puesto y las comoaraciones son odiosas. Pero, de hecho, lo está haciendo mucho mejor que Filipe en sus dos primeras temporadas aquí (y fíjense en lo que le está costando a él ser titular en ese odioso equipo donde decidió ir). Creo que su mayor problema es en partidos donde debido a un exceso de relajación, pierde la concentración, lo que le lleva a cometer faltas absurdas. Le pasó en Éibar y ayer en la primera tarjeta, por no remontarnos mucho más. Pero como no le levanten la tarjeta será una baja muy sensible, más que nada porque Ansaldi, ni está ni se le espera. Tengo muchas ganas de ver los tres siguientes partidos de liga y la eliminatoria de Champions. Si los sacamos adelante, será importantísimo para afrontar todo lo que falte estando muy arriba.

Libros Mondo dijo...

Yo también confío, Maestro. Sin dudas.
Un abrazo!

Abantos dijo...

Yo creo que lo mejor está por venir....
El atleti, a parte tropiezos como el de Vigo, tiene una pinta para esta segunda vuelta y champions tremenda.
9 de cada 10 dentistas recomendábamos a Ansaldi...
Lo de Siqueira lo explicó muy bien don Ramón: cuando tienen que botar, pasa, cuando tiene que pasar, tira, y cuando tiene que tirar, no sabe si pasar, botar o tirar. Vaya menda, es exasperante. Y tampoco defiende bien.
Abrazo a todo y las máximas expectativas ante el mes que se avecina.
Pedazo de jugador Griezman, y el croata, al que me ha costado un tiempo ver, por torpeza mía, vaya 9!!

cdelrui dijo...

Confiamos, D. Carlos, confiamos. Como no puede ser de otra manera.
¿Pero cómo es posible que alguien no esté disfrutando de esta época? ¿Cómo es posible que haya tanto "amargao"? Pónganse cómodos, oigan, que viene lo mejor.

Buenos dias.

Anónimo dijo...

Hola,

Qué tiernas las raquetitas y las Dunlop Maxply.

Qué tiernos los muletos de los 80.

Y qué capacidad tiene Ud. para asociar imágenes: la comparación con de los jubilados y sus alpargatas de cuero (o–como–se–llamen) con sus calcetines también blancos que pasean rápidos por el paseo marítimo para ir a un sitio que no saben donde esta porque no hay tal sitio.

Mes complicado. Sigamos disfrutando.

Un saludo.

Jose Ramón dijo...

Lo mejor del partido es haber conocido personalmente al Sr. Omega y al Sr. Mondo.
¡Viva Prim!
Buenos días.

Russeus Albusque dijo...

http://www.marca.com/2015/02/24/futbol/equipos/atletico/1424759731.html

Qué gozada leer las declaraciones del Niño, tan feliz y tan comprometido.

Libros Mondo dijo...

Por cierto, Don-José-Ramón es moreno!

Gonzalo dijo...

Seguimos creyendo, por supuesto.

Libros Mondo dijo...

Ganar, ganar, ganar, ganar y volver a ganar, ganar, ganar, ganar y volver a ganar, ganar, ganar...