martes, 3 de marzo de 2015

Maneras de ver las cosas

Pasada la mitad del Torneo, algunas cosas nos van quedando (aún más) claras.

Nos va quedando claro que Escocia, que ha intentado hacer un rugby más alegre y audaz que en ediciones pasadas, no tiene ni la suerte ni la experiencia necesaria para llegar más arriba en el Torneo. No tiene suerte ni para evitar una derrota cruel en casa fruto de un ensayo raro tras un rebote que no era sino un fallo de uno de los más falladores del Torneo, Haimona, ni tuvo suerte para evitar esos diez minutos agónicos en su propia 22, evitando primero que los italianos entraran por riñones aplicados a la melé gracias a un golpe, pero regalando el balón al sacar ese mismo golpe, con lesión del pateador incluida. Tampoco tuvo suerte, ni oficio, ni quizás fuerzas para parar el maul italiano en la otra punta de la zona de ensayo, con un hombre menos por una amarilla en muy mal momento. Escocia, acostumbrada a pasarlo mal últimamente, no merece estas curas de humildad a menos que sea por el sacrilegio de vestir de rojo (se ve que lo de vestirse de España se ha puesto de moda) en el mismísimo Murrayfield.

De Italia hemos aprendido que de Italia no hay que fiarse: fuertes en melé y cómodos en este rugby que nos está regalando tantos mauls, con más oficio del demostrado contra los ingleses y con un punto de fortuna, demostró que aprende y aprende y que, comandado por un Parisse gigante, aprovecha las situaciones que le vienen de cara con maneras de equipo experto, por más que tenga algunos jugadores lejos del nivel que requieren los rivales. Italia se tomó muy en serio un partido contra un equipo en el que vieron fisuras que sólo Laidlaw y Ross Ford, concentrados y con cara seria durante Flower of Scotland, parecieron haber detectado entre los locales, por lo demás relajados durante los himnos.

De Francia parece claro que no tienen casi nada claro. Ni chicha ni limoné, los franceses no son ni un equipo fuerte ni un equipo astuto, no son ni rápidos ni toscos, ni talentosos ni aguerridos. En manos de Gales, irregular y, como el año pasado, en línea algo ascendente según avanza el Torneo, no parecieron tener demasiada personalidad ni demasiadas ganas, si bien es verdad que más acierto en los tiros a palos habrían cambiado mucho la historia. Pero Gales, lejos aún del potencial que esperábamos de esa línea descomunal y esa tercera línea feroz, ganó bien ganado en París tras haber dado muestras de desconcierto en partidos previos, quizás por echar de menos el pantalón blanco que nunca debió abandonar.

De Inglaterra hemos aprendido que, si quieren disputar el Mundial en casa, tienen trabajo por delante y plegarias pendientes para que San Jorge les ayude a vencer a los dragones que en breve subirán desde el Sur. Si bien parecían los claros favoritos (al menos tan favoritos como los chicos de verde) tras los dos primeros partidos, el choque contra el tractor irlandés les ha dejado mal parados. Asustados por la fiereza de los irlandeses, los ingleses no encontraron su sitio ni tirando de los jugadores que más están brillando este año: ni los kilos de Vunipola, ni el incansable trabajo de Robshaw ni los metros ganados por Burrell bastaron para hacer dudar al enorme equipo verde que, si nada se tuerce, debería pensar en hacer, por fin, un buen papel en el Mundial.  

Porque, pasados los dos partidos más duros en casa y pendientes claro está de la visita a Cardiff, lo que parece más claro a un día es que los irlandeses están un punto por encima del resto. Contra los ingleses mostraron un ritmo machacón y demoledor, un juego sin fisuras que mezcla una delantera furiosa en el ritmo pero contenida en los momentos más tensos, dos centros incansables en placaje y la ruptura que están haciendo que la afición respire aliviada al ver soluciones para el vacío que la ausencia de O’Driscoll y Darcy amenazaba, unos alas dinámicos y un zaguero con cara de pocos amigos que se suma a la línea tanto a la hora de atacar como de placar sin dudar un único segundo. Si a este entramado se une el efectivo juego de Murray y, sobre todo, el despliegue descomunal de Sexton, el resultado es un equipo muy difícil de batir, un tractor capaz de subir cuestas empinadas sin bajar el ritmo y, a la vez, capaz de trazar las líneas del viñedo con precisión quirúrgica. Sexton, además, parece haber dado definitivamente el paso adelante, quitándose ese aire de despiste, frialdad o blandura que tuvo en su momento, mirándose más en el espejo de Wilkinson, ese furibundo placador de punto de mira de sniper al que cada vez se parece más el bueno de Jonathan.

Irlanda tiene pinta de saber bien a lo que juega, a conocer sus armas y las de sus rivales, a fiarse de su propio método y posibilidades. Irlanda parece confiar en sí misma y no tener prisa durante los partidos para mostrar de qué es capaz y cómo contrarrestar lo que los rivales proponen. Irlanda, con este equipo que mezcla la rabia incansable de Best o O’Mahoney con la experiencia y poderío de O’Connell, el buen hacer del barcelonés Jordi Murphy (en un día en el que le tocaba la complicada misión de sustituir a Heaslip), la omnipresencia de dos centros con una misión histórica y las dotes de almirante de Sexton (nos sorprende por cierto que nadie haya hecho aún el chiste con “sextante”), tiene pinta de dar muchas alegrías a los que solemos vestir de verde en febrero y marzo.

En Cardiff sabremos más; mientras tanto, sigamos soñando con tréboles.
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Llegaba el Atleti a Sevilla tras el duro partido de Alemania y con la sensación de que el equipo ahora no manda en los partidos con la autoridad de hace unas semanas. El partido de Vigo y el de Leverkusen sembraron dudas en los aficionados y por supuesto entre cierta parte de la prensa, presta a encontrar problemones donde sólo hay problemillas y excitada ante la posibilidad de cantar la caída del equipo del Cholo, esa que vienen anunciando desde hace meses y meses entre publirreportajes de jugadores de equipos rivales y promociones de edredones con escudo oficial.

Las dudas, lógicas, que han dejado los últimos partidos han tenido el curioso efecto de enfadar también a los seguidores del Atleti quienes, más que preocupados, se muestran furiosos por que el equipo no soluciona los partidos fuera de casa a los diez minutos. Tras el partido de Vigo se leyeron en redes sociales amargas críticas al planteamiento táctico, que el propio entrenador había reconocido en rueda de prensa; tras el partido de Alemania se anunció poco menos que el fin de la prosperidad y la paz y, ya al conocerse la alineación del partido del Sevilla, hubo quien se echó las manos a la cabeza y acusó al Cholo de excesivamente conservador, cobarde y mal peinado. Así son las cosas, oiga, que aquí no se perdona una ocasión de hacer saber a todo el planeta Tierra desde el teclado que uno también sabe mucho de táctica, así como de vino, literatura, anatomía, videojuegos, bricolaje, alta política, enfermedades comunes del jilguero, maneras de recorrer el Sudeste Asiático sin contraer enfermedades gástricas ni malgastar el dinero en lavanderías, cubicaje de motores diésel, bares con buena ensaladilla rusa, nombres rusos de mujer, formas de cocinar la patata nueva sin que pierda sus propiedades, organizar eventos multitudinarios con tino y estilo, limpiar el rape asegurándose material suficiente para hacer un suquet  y atarse los zapatos en público sin perder la compostura. Luego, claro está, en la vida real, sin Google, con cara y gafas, las cosas son muy distintas.
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Salió el Atleti al Pizjuán con hechuras de equipo más defensivo de lo habitual, con un solo punta en el campo y dos en el banquillo, muchos centrocampistas por todas partes y menos pellizco de lo deseable, y en ese planteamiento hubo quien vio síntomas de empequeñecimiento del equipo y de las ambiciones del entrenador. Hubo quien se echó las manos a la cabeza y quien rabió por dentro al entender que desde el propio banquillo se habían traicionado sus propias ansias de victoria por rodillo y sin jugar, victoria desde el minuto uno, victoria por camiseteo, por ósmosis, por ciencia infusa. Victoria de las de otros, vaya.

Hubo también, qué cosas, quien vio en todo esto un planteamiento sensato. El Atleti visitaba el Pizjuán, campo complicadísimo en el que el propietario, buen equipo que viene de hacer una primera vuelta fantástica, no pierde desde hace meses. Visitaba el Pizjuán además en un momento complejo, con varios jugadores importantes fuera de punto o lesionados, otros apercibidos y muchos cansados, quizás en pleno valle de su preparación física. Y el Atleti visitaba el Pizjuán en vísperas de un “rally” de tres, cuatro partidos complicados en los que el equipo se jugaría el tercer puesto en la liga y continuar en Champions; quizás perder por arriesgar demasiado conllevaría contentar a la parroquia de inicio a costa del riesgo de convertir el de ya por sí empinado futuro inmediato en un puerto de categoría especial sin avituallamiento. A aquellos que vemos que el Atleti no gana con la facilidad con la que lo hacen otros y no contemplamos la inclusión del aplastamiento sistemático deportivo como una de las bellas artes no nos pareció insensato el planteamiento de Simeone: maneras de ver las cosas, maneras de vivir.

Contra un equipo correoso y fuerte en el centro del campo, de esos que al Atleti no le gustan por ser el reverso de su moneda, el Atleti jugó un partido serio pero no bonito. Demasiado metido atrás y demasiado lejos de la posibilidad de lanzar un contrataque sólo con Griezmann como velocista, el Atleti tuvo poco peso en ataque y mucha solidez en defensa. Con Koke lesionado, Arda y Griezmann eran los únicos jugadores de pellizco disponibles y ambos estuvieron bastante mal; sólo la salida de Torres, potentísimo y peligroso en este teórico momento de declive físico del que tanto hablan los que no le han visto jugar más que en Eurocopas y Mundiales, permitió al equipo salir de la trinchera. De haber marcado Griezmann tras un pase de Torres o el propio Torres tras irse por fuerza de dos rivales, el partido habría sido un prodigio táctico: primera mitad de contención, desesperación y desgaste rival desde trincheras, segunda parte con protagonismo para la caballería ligera y los francotiradores. No fue así y el Atleti sacó un buen empate en un campo dificilísimo contra un rival solvente y serio, un empate que en cualquier encuesta a principio de liga se habría tomado como un buen resultado.

Ante el Atleti se empiezan a ver las curvas más duras de la subida de las próximas semanas. Haber perdido en Sevilla nos haría ver la empresa como casi imposible, el empate nos hace pensar que no vamos mal de piernas y que por ahora la gestión de fuerzas, en momento complicado, es adecuada. El domingo hay un partido importantísimo, el miércoles otro aún casi más, otro difícil luego en Barcelona. Esperando que vuelvan las energías a las piernas, solo queda ver cada curva como se ha visto siempre, pedalada a pedalada, curva a curva, partido a partido. 

8 comentarios:

Jose Ramón dijo...

Es que los rivales también saben jugar.
No es tan fácil ganar en Sevilla.
El Sevilla y el Valencia son dos muy buenos equipos.
Tampoco va a ser fácil ganar el domingo.
El Leverkusen es después del Espanyol.
¡Viva Torres!
Buenos días.

Gonzalo dijo...

Lo gracioso es que el mensaje de ir partido a partido, que sabemos que es el único plan que funciona para este equipo, parece que ya no va con nosotros, por no hablar del "no consuman".
Ayer escuché a Juanfrán en el programa de Onda Cero de después de comer. Busquen el audio, es una inyección de vitamina atlética y de positivismo todo su mensaje. Me quedo con eso, no con los gurús de las redes sociales.
Buenos días.

Costa dijo...

¡Muchas Gracias por su crónica!
También lo veo así, y cuando dudo, me acuerdo del árbol que da manzanas y se me pasa.
Abrazos.

Libros Mondo dijo...

Buenas tardes, Maestro. Del rugby no digo nada; de su análisis del Atleti bastante de acuerdo, con una precisión: el equipo no manda últimamente en los partidos por la sencilla razón de que le falta su mejor hombre, ese que se apellida Resurrección Merodio. Y, fíjese, yo que era más optimista antes de las visitas a Leverkusen y Sevilla, sorprendentemente he quedado muy satisfecho con lo acontecido: derrota por la mínima en Alemania tras un mal partido que, con un pelo de mala suerte, nos habría dejado fuera de la Liga de Campeones; y empate sin goles en Sevilla, que, con un pelo de buena suerte, hubiera sido victoria, que elimina totalmente a los de Emery, gol average particular incluido, de nuestra guerra por la tercera plaza.
Ha sido una semana muy dura y se ha salido de ella con motivos fundados para el optimismo: nos esperan dos partidos durísimos contra alemanes y valencianos, sí, pero ambos serán en el Vicente Calderón, donde le gustan al Cholo.
El partido de los periquitos será otro cantar dependiendo mucho de que se metan o no en la final de Copa.
Yo, pese a la bronquitis, confío más que hace siete días, que ya es decir.
Lo que me molesta, sin embargo, son campañas como la iniciada hoy por Barbero & Cia a cuento de los "problemas" que está creando Mandzukic. Esperemos que nuestro bravísimo portero de discoteca croata calle unas cuantas bocas el domingo, empezando por la del porterete saltimbanqui de los ché.
Forza Atleti!!!!

ISMAEL dijo...

Muy de acuerdo con su crónica rugbier: la torpe patada final del tres cuartos apertura de Escocia (que debutaba) es impropia del nivel de esta competición, y se paga.
Francia sigue con su rugby industrial. Con ver la cara de Saint André y escuchar sus declaraciones, queda todo explicado. Con su pan se lo coman.
Hablando del Atleti, tan solo decir que el año pasado ganamos muchos partidos que hubo que "madurar" primero. Ese creo yo que era el plan y, si no salió bien al 100%, fue por detalles. Cosa muy normal en futbol, por cierto.
Yo confío, y aplaudo la temporada que está haciendo el equipo.

Dr. Caligari dijo...

Don Dueño, el crecimiento del rugby como deporte universal solo puede llegar a través de la humillación de las selecciones históricas(y no lo digo por la victoria de la pésima Italia). La pena es que sean tan escasas estas ocasiones.
Si me apura, le digo que hay que invalidar todas las Copas del Mundo hasta que no haya disponible una temible selección brasileña.

Hablando de futbol, con el empate en Sevilla creo que tenemos un rival menos en la carrera para llegar a la tercera plaza, es algo.

qsP dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
qsP dijo...

Vaya lío de tarde. Los del Español parecían placadores galeses.

http://ctxt.es/es/20150312/deportes/592/El-escudo-por-dentro-La-colchoneria-El-hacha.htm