viernes, 17 de septiembre de 2010

Dubitativa crónica jónica del Aris – Atleti (¿o era dórica? ¿o corintia?)

El Atleti salió ayer al campo seguro de sí mismo, con andares de Danny Zuko, y se encontró un césped lleno de lo que pensó que eran papelitos: se equivocaba, eran sus propias dudas.


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(viene de AQUI)

Con profusión de datos y amplio soporte documental, el Doctor Griffayala explicó ante sus colegas de profesión reunidos en el improvisado auditorio - que entre todos sumaban más de cinco mil dioptrías - el verdadero sentido de la Última Cena, muy alejado de lo que la tradición indica. La Última Cena fue una cena de equipo, pensada para festejar el final de la temporada de fútbol local y denunciar un acontecimiento miserable.

El Doctor demostró que San Judas Tadeo, a quien la tradición cristiana confiere el poder de resolver casos dificilísimo por ser patrón de los imposibles, no era un simple agricultor sino un portero de reflejos felinos y poderoso juego aéreo que, a pesar de su baja estatura y jugar con sandalias, era capaz de hacer paradas inverosímiles y salvar goles cantados in extremis. Demostró también sin ningún género de dudas que, por su envergadura, Santiago el Mayor jugaba de central (ya desde juveniles en su club de origen, el Compostela) y que compartía demarcación con San Andrés, jugador sobrio y conservador, conocido en el grupo por defender siempre la conveniencia de defender más que atacar dado que el cero cero era siempre un resultado positivo y valiosísimo; esto, según algunos teólogos, explica que más tarde la tradición hagiográfica le reconozca martirio en una cruz con forma de X. Al lado de estos dos apóstoles, como demostró Griffayala, jugaban dos laterales duros: por la izquierda el rudo Simón el Cananeo, rápido y pegón, y por la derecha, como no podría ser de otra forma, Tomás.

El Doctor demostró también que la figura de Jesucristo, a la que el resto de asistentes a la cena llamaban "maestro" o, en hebreo clásico, "míster", era el verdadero gestor del grupo, el líder, el responsable de marcar el futuro del mismo y su doctrina, como bien confirma la tradición cristiana. Entre el asombro y entusiasmo general, el Doctor Griffayala mostró como los símbolos cabalísticos, las flechas, los rectángulos y círculos, debidamente ordenados, confirmaban que en la época de Jesucristo el sistema predominante era el 4-3-3. Así, tras los cinco apóstoles mencionados, los papeles de Tubinga demuestran que la línea central, la más floja del equipo, estaba formada por Felipe, Bartolomé y Mateo, apóstoles de brega y sacrificio con menos talento creativo que la mayoría de sus compañeros, motivo por el cual han llegado con menos relumbrón a la historia. La única excepción a esta medular discreta la aportó San Mateo quien, si bien tuvo una carrera plagada de lesiones, trajo a un nuevo jugador al equipo, un conocido con el que compartió taller de escritura. Se trataba de Marcos, compañero de proyectos literarios y fino interior con pelo a tazón que terminó en el Barcelona.

La delantera titular, demostró el Doctor Griffayala, estaba formada por dos extremos jóvenes y livianos muy al gusto de la época, Santiago el Menor y el jovencísimo San Juan, el único imberbe del grupo. El delantero centro, alma del equipo, goleador, líder y autor de goles vitales, jugador oportunista que aprovechaba rebotes y despistes gracias al instinto desarrollado en su profesión original, era, naturalmente, Pedro.

Llegado a este punto de la brillante presentación, los expertos explotaron de júbilo, lanzaron sus carpetas y gafas al cielo, se abrazaron y vitorearon al Doctor Griffayala, que en este punto se arrodilló ante todos e hizo el arquero, justo antes de ser abrazado con violencia por el señor de Valladolid quien, a pesar de no haber hecho nada durante toda la investigación, le había cogido cariño. En medio del jolgorio y el entusiasmo, sin embargo, sonó la desagradable voz del arqueólogo enano Monsieur Mophette quien, rojo de ira por haber sido vencido en su carrera, se subió a una máquina de tabaco y reclamó la atención de los expertos quien, a estas alturas, hacían la conga por el parking de camiones.

"Bgrillante", dijo el francés con ese acento que tanta gracia nos hace, dando un par de palmas socarronas. "Bgrillante", repitió desafiante, "pegro vous ha olvidaddo algo impogtante... ¿Y Judas?"

Conscientes de que faltaba un apóstol, de que sólo había hablado el Doctor Griffayala de once de los doce apóstoles, los expertos enmudecieron, pararon la conga, se quitaron las corbatas que habían anudado en la frente y se bajaron las perneras que se habían remangado. Volvieron a sus sillas, recuperaron sus blocs de notas y se dispusieron a escuchar al investigador argentino quien, consciente de que se jugaba toda su credibilidad y temeroso al poder darle un disgusto gordo al señor de Valladolid, tragó saliva. Con paso firme se acercó al estrado, ordenó sus notas y se dispuso a acometer el momento clave de su vida profesional con la entereza del que sabe que tiene razón.

Sin temblores en la voz, el Doctor Griffayala se lanzó con entusiasmo a la demostración definitiva. Mostró documentos, proyectó copias, elaboró teorías y presentó hechos y, finalmente, mostró un pergamino único, un documento en pésimo estado de conservación en el que se podía ver el cuño oficial de un club de la época y la rúbrica de un tribuno sin principios, envuelto en escándalos inmobiliarios relacionados con la construcción de unas termas. Así demostró el Doctor Griffayala que en época de Jesucristo al fútbol jugaban doce hasta que, precisamente tras esa cena y los acontecimientos que la siguieron, los equipos pasaron a estar definitivamente compuestos por once jugadores. El décimo segundo fue eliminado de las alineaciones por vergüenza, en memoria del infame hecho, de la vil traición que tuvo lugar esa noche. Porque, como se encargó de demostrar el Doctor Griffayala entre los vítores de sus compañeros de profesión y la mirada iracunda y vencida del pérfido arqueólogo enano, no había lugar a dudas: durante la Última Cena se descubrió que Judas, el traidor, Hugo según escritos apócrifos, había fichado, por la mezquina cantidad de 30 monedas por el otro equipo grande de Jerusalén.

Los disturbios y altercados que siguieron a esta noticia ya los conocen Vds.
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- A ver, que levante el dedo el que sepa dónde jugó ayer el Atleti. Bien, a ver, usted, el del jersey de ochos
- En el Infierno Griego
- Salga de clase ahora mismo. Y suspendido además.
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Llegó el Atleti muy bien peinado a Grecia y, emulando a Pepe Trueno, se sacó los cuellos de la camisa de la americana, se repasó el tupé y dijo a la concurrencia: mira bien cómo me muevo, mira qué bonito ando. Al no recordar la letra del todo y no encontrarla en google, también dijo el Atleti algunas verdades de la misma canción, aunque de forma inconexa: dar primero es dar dos veces, dar segundo es no dar ná; ir primero es importante, pero hay que saber llegar. Y, ya desafiando al rival, dijo aquello de envidia que tú no puedes, mira qué bonito ando. Un par de horas después el Atleti miraba sus zapatos de bailar y examinaba si había alguna piedra dentro.

Salió el Atleti a un campo lleno de papelitos y con unas gradas de esas que asustan hasta por la televisión, con una alineación rara y con cara de venir a cumplir con el expediente, recoger la ropa limpia e irse a tomarse un café. El Atleti salió con aires de Arturo Fernández y muchos centrocampistas, cinco para ser exactos: Camacho y Raúl más cerca de la defensa, Fran Mérida por la derecha, Simao por la izquierda y Tiago en el centro. Salió también con Forlán solito en punta y con cuatro defensas: los dos titulares en el centro, Valera en la derecha y Antonio López en la izquierda. Es decir, salió el Atleti con algunos titulares y algunos suplentes y cuasi titulares, cosas normales a principio de temporada y algo lógico cuando el Atleti tiene dentro de tres días un partido importantísimo y otro casi tan importante dentro de seis, algo normal cuando uno sale como campeón de una competición cuyos compases iniciales mezclan en fase de grupos equipos fáciles con otros menos fáciles. Salió el Atleti con un equipo que debería haber empatado como mínimo y perdió, se llevó un gol y se pudo llevar al menos otro. También pudo marcar alguno, es cierto, pero la sensación que dejó se resume en una palabra: duda.

Dudas dejaron algunos de los jugadores llamados a reforzar un equipo que el año pasado empezó a funcionar y que ha empezado la liga con más autoridad de la esperada. Entre las dudas leves entra la duda de Tiago. Tiago, que jugó primero en un centro del campo superpoblado y luego compartiendo doble pivote, el puesto en el que el año pasado brilló a veces y cumplió otras. Pero Tiago jugó lento, sin sitio y sin participación en el primer tiempo cuando se agolpaban centrocampistas, y jugó sin sustancia y sin presencia en el segundo, cuando el equipo volvió a su dibujo habitual, con dos puntas. Tiago jugó andando, no encontró el sitio, no se sintió cómodo y dejó dudas sobre su forma física, sobre su momento puntual y sobre su verdadero peso en el equipo, que parece haber perdido en parte tras unas pocas ausencias. Si bien Tiago cuenta con crédito y la convicción general de que es un buen jugador de plantilla que mejora lo que había y que, si juega bien, puede tener una participación más que interesante, también ha hecho a más de uno levantar la ceja, preguntarse si no debería estar a un mayor nivel físico ya o si el año pasado dio más de sí por ser año de Mundial. Ayer Tiago dejó dudas pero cuenta al menos con un saco de certezas que echarnos a la cara por ahora.

Más dudas dejó Camacho, o menos, según se mire. A Camacho todos le deseamos lo mejor por ser joven, venir de la cantera (si bien no desde alevines, oiga), ser aguerrido e internacional en las categorías inferiores. Camacho, además, ha hecho buenos partidos en el pasado incluso cuando llegaba al equipo como caído de un quinto piso, sin continuidad, como parche en partidos importantes y de nivel en los que cumplía con más nota de la que lo haría un veterano. Pero Camacho, ayer, arrojó luz sobre sus propias ausencias y dejó montones de dudas sobre su futuro. Ni estuvo en su sitio ni permitió a los jugadores que le rodeaban estarlo. Acelerado a ratos, lento otros, pegón en mal momento, algo ausente, Camacho bajó repentinamente ayer varios puestos en el ranking de jugadores de cantera que llaman a la puerta para pedir una oportunidad en serio. Camacho, si quiere recuperar crédito, deberá emplearse más y con más cabeza, ganar galones y calma, transmitir saber hacer y completar buenos partidos. Ayer, aunque quizás sea pronto para decirlo, quedó muy lejos de todo ello.

Dudas dejó también Fran Mérida, un jugador al que muchos esperamos con especial cariño, receptivos a lo que haga, mirando con un cristal indulgente sus actuaciones. De Fran Mérida nos gusta que sea del Atleti, que haya querido venir, que haya pasado por escuelas de prestigio como la Masía y el Arsenal y aún así prefiera jugar con nosotros. Le presuponemos clase y base por haber pasado por donde ha pasado, y cuenta con un cierto prestigio por haber sido fijo en selecciones de categorías inferiores. Le presuponemos toque de porcelana y talento natural, y esperamos que sea el jugador que aporte luz cuando haya apagón general en el resto, algo común en el Atleti. Y, con todo eso, ayer ná. Pegado en la banda derecha, no tuvimos noticias de él durante el partido, ni buenas ni malas. No aportó nada al juego, quizás lo bueno es que tampoco aportara fallos garrafales. Insustancial y gris, a más de uno le hizo pensar en otro jugador que tampoco es de brega ni de suficiente toque, ni de punta ni de banda sino de posición natural, un jugador que no nombraremos por no mentar a la bicha. Eso sí, Fran Mérida deberá despejar dudas si no quiere pasar a la lista de promesa en espera, esa lista tan larga en el fútbol español.

Dudas deja también Filipe Luis y sus continuas ausencias. Filipe Luis, un fichaje caro y recién salido de una lesión, es quizás el más ilusionante de la temporada y el que menos hemos visto. Filipe Luis, a quien la mayoría llamamos Luis Filipe por que nos es más sencillo, está llamado a ocupar toda la banda izquierda del Atleti y por ahora sólo ocupa una silla en el banquillo, que es algo que otros también podemos hacer bien. No sabemos si es que no está físicamente bien, no sabemos si es que le falta ritmo o confianza, no sabemos si es que Quique es de naturaleza reservona y cauta y por eso no quiere arriesgar, pero el caso es que donde debería estar Filipe Luis hemos visto a Domínguez y Antonio López y no a Filipe Luis, y ya uno empieza a dudar de todo.

Dudas volvió a dejar Diego Costa. Salió en el segundo tiempo por Raúl García, el centrocampista más entonado, para que el equipo jugase con dos puntas y, entendemos, para que Raúl descansara en espera de la paliza de correr que deberá sin duda darse el domingo. Salió Diego Costa y nos quedamos un poco igual. Tuvo tiempo para mostrarse, tuvo ocasiones para marcar y tuvo la puntería averiada. Tuvo un remate clarísimo de cabeza que echó alto, un remate más forzado con el pie, quizás alguna otra ocasión. No resolvió, que es algo admisible en alguien que resuelve normalmente, preocupante en Diego Costa. Diego Costa pudo marcar y despejar alguna duda, y en vez de eso despejó algún balón alto y se cubrió de más dudas, ya de paso.

Menos dudas y más confirmaciones dejó Valera. Valera dejó claro que no hay dudas sobre que no es un recambio de garantías para el lateral derecho, que su banda es un vergel para los delanteros rivales y que, por más esfuerzo que le ponga, por más que salvara un gol cantado con el pecho, por más que mirase una de sus botas tras caerse, como si la culpa fuera de quien se las ató sin lazada doble, razón por la que se pisó un cordón, no transmite más que miedo cuando sale de titular. Estaba claro que no había lateral derecho de garantías si Ujfalusi falta, ahora ya no hay duda alguna.

Tanta duda hubo que De Gea dudó en un balón despejado y casi nos marcan y hasta Domínguez dudó en el gol del Aris y no llegó a tiempo. Dudaron Forlán y Simao sobre si seguir corriendo o dejarlo y reservarse para el Barça, dudó Reyes si sonreir como él es costumbre o estudiar física cuántica. Dudó Quique y cambió de sistema al medio tiempo, dudó la afición entre quinto y tercio, dudó hasta el apuntador tras el partido de ayer. Dudaron los señores que cenaban si pedir carne o pescado, dudaron sus señoras esposas entre blanco y rosado y tanto dudó el personal que la propia autoridad dudó si declarar el día de ayer Día Mundial Cartesiano.

Deberían también dudar los que creen que el Atleti es candidato al título sin despeinarse, los que opinan que corriendo la mitad ganaremos el doble, los que sacan más pecho del que corresponde y los que hacen burla a los barcelonistas antes del partido del domingo. Más le vale al equipo hacer examen de conciencia sobre lo visto ayer en Tesalónica; de lo contrario, el derrape jónico, dórico o corintio, que ya dudamos, se puede convertir en más frecuente de lo que pensamos.

20 comentarios:

Vicente dijo...

Examen de conciencia y... ¡dolor de los pecados!.

(Si además le echan un poco de coraje, SIEMPRE, pues mejor).

Fran Omega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fran Omega dijo...

Bien expulsado de clase y suspendido ese tipo, sí señor. Por ignorante pero, sobre todo, por llevar un jersey de ochos en pleno septiembre. A quién se le ocurre.

(¡¡Qué prolífico está usted, oiga!!. Enhorabuena y gracias).

Dr. Balaban dijo...

Leyendo su extenso y certero documento histórico, no se quién se lo ha pasado mejor: si usted escribiéndolo o yo leyéndolo. Bueno, no me quedan dudas...

Enhorabuena

Dr. Caligari dijo...

Uy, el Dr. Balaban!!!

Foto para DonPa, si me permite y sin sentar precedente:
http://www.lastampa.it/multimedia/calcio/29891_album/atletico_aris01.jpg

Jesús dijo...

La instantánea está muy bien. La crónica mejor todavía. El Maestro está en racha, oigan. Esperemos que se le pegue algo al equipo el domingo...

Gracias.

Bluesbreaker dijo...

Yo al que ficharía sin más dilación es a Duda, el del Málaga.

Enhorabuena don Dueño.

ISMAEL dijo...

De lo mejor que ha escrito, D. Carlos.
Me ha gustado muchísimo.
Quique se tomó el partido como si fuera de pretemporada (y los jugadores también).

Jose Ramón dijo...

El documento histórico es sensacional.
La alineación fue rara.
Valera, malísimo.
Camacho (hay que reconocerlo)menos bueno de lo que siempre hemos pensado y (sobre todo) querido.
Mérida fuera de sitio.
Diego Costa me gustó y si hubiera marcado los dos goles que tuvo, se habria dicho de todo.
Tiene calidad y físico y si él quiere (esa es la duda) va a ser un buen jugador.
Los jerseys de ochos son inaceptables en cualquier época del año.
Buenos días a todos y enhorabuena al autor.
¡Viva Tubinga!
¡Viva Silesia!
¡Viva Almuradiel!

cdelrui dijo...

Buenos dias a todos.
Genial, D. Carlos, como siempre, de eso no hay dudas.
Del Atleti, algunas. Vamos mejorando, pero todavía falta mucho para la garantía del éxito (y eso que vamos bien), aunque esto dependa de donde pongamos el listón.
El jersey de ochos es de expulsión, sin duda.
Y de Hugo Judas Sanchez dicen los textos que, con las 30 monedas, montó la primera clínica dental de Jerusalen, que no tuvo mucho éxito. Por lo visto tuvo que emigrar al oriente de Hispania...
Saludos.

Paquito dijo...

Los bolígrafos que se podían borrar se llaman Replay. Ha aparecido uno en mi mesa esta mañana. ¿Casualidad?

Por otro lado, Mike Patton ha anunciado en su Twitter la intención de querellarse contra este blog por los comentarios vertidos sobre su persona en la crónica anterior.

PD: Uno va a echar de menos a McNulty.

Paquito dijo...

Convocatoria para mañana:

13 De Gea
27 Joel

_2 Valera
_3 Antonio López
_4 M Suárez
_5 Tiago
_6 Camacho
_7 Forlán
_8 Raúl García
10 Agüero
11 Mérida
12 Assunção
14 Filipe Luis
15 Godín
16 Juanito
17 Ujfalusi
18 Domínguez
19 Reyes
20 Simão
21 Perea
22 Diego Costa
32 Koke
43 Pulido

jesusez dijo...

Pues hemos ido del orgullo(Bilbao) a la vergüenza(ayer) pasando por la duda (Tesalónica)...cuál será la próxima parada???
Yo apuesto por tener los pies en la tierra y volver a pelear por lo de últimamente.

Felicitaciones por el artículo.

Paul Marble dijo...

¡Qué meneo nos pegó Guardiola ayer, madre mía! ¡Cómo preparó el partido! Sólo moviendo a Busquets nos jodió (con perdón) todo el invento.
De todas formas, no pasa nada; desgraciadamente no estaremos con ellos. Ahora a Valencia a ganar.
Mal Ujfalusi, que por esa entrada absurda se perderá 2/4 partidos.
Ahora bien, me da asco ver cómo están machacando al checo, al que en un deportivo nocturno un asno le llamó burro (sólo cometió esa falta). ¿A Agüero sí se le puede machacar? Nuestro argentino no fue portada. El tobillo de Messi sí.

Jesús dijo...

Buenos días, don Paul!

Pues sí, el Pep le dio un repasito fino a QSF. Aunque fue el propio QSF quien se puso la soga jugándole al Barça con diez, ¿no? El Kun no debió jugar y eso lo supimos todos a los tres minutos: sin el enano presionando a Busquets no hubo nada que hacer, salvo la bestial exhibición de David. Un detalle, para mi importante, del espíritu del equipo ayer fue el gol de Raúl García, un empate totalmente inmerecido en ese momento: nadie corrió a abrazarle y acabó celebrándolo solo en un corner. De todos modos, calma, esto dice nuestro Presidente Delincuente como resumen del choque, ojo que es sic: "Yo creo que hemos estado muy bien, pero estos partidos son como son. No se puede ganar siempre y cuando la pelota no entra es que no entra".
Respecto a lo del checo, mal, por supuesto, aunque soy de la opinión que expresó ayer Don Vito: esas patadas hay que darlas en los primeros cinco minutos.

Forza Atleti!

Paul Marble dijo...

Buenos días, don Jesús.
Ayer estuvimos todos (también la Grada) muy flojos; no sólo el equipo, don Jesús. No sé por qué, pero no supimos transmitir ese espíritu (que usted notó ausente) a nuestros jugadores.
¡Forza Atleti!

Paul Marble dijo...

¡Buuuuuuuuuuh!

Manchego Curado dijo...

Qué es eso? Le pasa a Vd algo?

Paul Marble dijo...

Nada, que me ha debido entrar un virus y se me ha vuelto loca la computadora. De hecho, veo fatal el blog. Me salen como dos franjas blancas a los lados.
En otro orden de cosas, a don Paquito he decidido retirarle la palabra 24 horas.

Jesús dijo...

¡Buuuuuuuuuuh!