Así, como quien no quiere la cosa, el triste equipo del cuestionado entrenador argentino que no sabe bien qué hacer con una buena plantilla capaz de hacer un fútbol de toque que él mismo no es capaz de elaborar (al contrario que el 90% de los aficionados, al parecer), firmó otro buen partido y, ya de paso, se ha puesto segundo en la liga. Quién lo iba a decir, con lo malísimamente que juega el equipo.
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Salió el Atleti al campo del Villamarín sabiendo muchas
cosas de esas que son interesantes y además meten presión: de ganar el partido,
el Atleti se pondría segundo. Además, muchos de los rivales directos para los
objetivos que el equipo se ha marcado habían perdido o empatado, con lo que los
puntos que podrían llevarse de vuelta de Sevilla eran de lo más valioso. Con
todo esto el Atleti no podía fallar, situación que dispara en la parroquia
colchonera un viejo postulado: cuando el equipo no puede fallar, suele hacerlo.
El Atleti salió al campo con la alineación que muchos
consideramos que debería ser la titular: hasta ahora, pocas veces Simeone falla
en esa lista inicial de jugadores, por más que a muchos les guste discutir
todo. A muchos nos parece evidente que hoy por hoy Carrasco debe jugar por
delante de Oliver y Saúl, a muchos nos parece que Torres, por más que estuviera
torpón en partidos recientes, debe ser titular por delante de Jackson, que
tampoco ha demostrado ser un amo de la filigrana y mucho menos un ejemplo del
esfuerzo a la manera de Stajanov. A muchos nos gusta Gámez y le vemos un
sustituto estupendo de Juanfran, y miren que es complicado eso, con el nivelón
que está mostrando nuestro lateral derecho. A muchos nos gustaría que Saúl se
hubiera ganado los galones como escudero de Tiago, quitando minutos a Gabi,
pero estos muchos coincidimos (piensa uno) en que Saúl, que tiene cosas
buenísimas, no ha aprovechado los minutos para despejar dudas sobre la
posibilidad de que sea él y no otro quien sustituya al Capitán Fernández. Por
tanto, nada que objetar a la alineación titular del Atleti, como casi siempre,
oiga.
Salió el Atleti con ganas y con la convicción de que había
que solucionar el partido pronto y vaya si lo hizo. Pocos minutos tardó el
equipo en mostrar lo que iba a ser la seña de identidad en el primer tiempo: la
presión alta, la solidaridad entre todos los jugadores a la hora de presionar y
robar, la ambición de morder al rival menos centrado, la calidad para salir
tocando por las bandas (sobre todo la izquierda) cuando las cosas se ponen
feas. Cosas, oh sorpresa, que el Atleti ha buscado siempre en las últimas
temporadas, las señas de identidad del equipo de Siemone, del campeón de liga.
Dos buenas noticias llegaron durante el primer tiempo: la
primera, el buen juego de Torres. Peleón e incisivo, tiró bien a puerta para
que luego fuera Koke quien marcara tras hacerse con el rechace. Un tiro mejor
habría acabado en gol, un tiro malo en saque de puerta o en balón blocado, pero
Torres pegó un zapatazo tras un buen robo de balón y el Atleti se puso por
delante. Torres siguió porfiando, quizás más tranquilo y menos acelerado por
tener por delante al menos 60 minutos, según el inamovible minutaje de cambios
impuesto por Simeone, y dejó un balón estupendo a Griezmann, de exterior,
bombeado y a la primera, que el francés no pudo meter. Torres trabajó,
intimidó, hizo cometer fallos a los rivales y recuperó balones en el centro del
campo, sin atropellarse en las salidas como otras veces. Torres mostró que esas
dudas permanentes sobre su juego no vienen de lo que hace o deja de hacer, sino
más bien de opiniones ya formadas por este o aquel motivo que no merece la pena
discutir, dada la cerrazón de unos y otros. Pero el partido de Torres ahí está,
su contribución ahí está, su trabajo ahí está y allá cada cual a la hora de
valorarlo; en caso de ver lo que no ocurrió recomendamos acudir a un
especialista, preferiblemente con gafas y un espejito de esos en la frente.
La segunda buena noticia del primer tiempo fue Koke. Koke
llevaba unos partidos sin llegar a romper en Koke, esto es, sin llegar a ser el
todocamino diésel - que lo mismo vale para subir una cuesta remolcando un
carromato que para conducir en nieve – con prestaciones de deportivo italiano
cuando se trata de hacer el último pase o ponérsela en la cabecita a un
rematador. En Sevilla sí pareció volver a ser el Koke de siempre: más metido
hacia dentro en el campo, ambicioso, generoso, con personalidad para pedir al
resto que subieran la presión, con calidad para dar el último pase entre los
defensas (a Carrasco, por ejemplo) y para guardar el balón cuando hacía falta.
Koke fue Koke en el primer tiempo y gran parte del segundo y el equipo lo
agradeció volviendo a ser, por fases, el equipo apisonadora que recordamos durante
los brindis de media tarde.
Quizás la aparición de estas dos piezas fundamentales animó
al equipo a firmar un primer tiempo fantástico, pero quizás no. También se jugó
muy bien contra el Valencia y en Coruña el primer tiempo, y en esos casos era Jackson
quien estuvo (si bien no muy activo) y Koke no brilló tanto. Quizás sea pues
cosa de otros factores, o sobre todo de algunos. Tiago, también ayer, está
haciendo una temporada prodigiosa y su mano se nota en todas las fases del
juego. Tiago consigue que la defensa juegue más tranquila, que tenga menos
trabajo y más facilidad para sacar el balón. Tiago consigue también, incluso
cuando Gabi no está bien como ayer, que el centro del campo ofrezca siempre alivio
al resto cuando el rival presiona. Con Tiago la vida de todos es más fácil,
igual que la vida de Tiago es más fácil cuando Koke está bien y cuando Filipe
Luis está bien, algo que ocurrió ayer en bastantes ocasiones en las que el
equipo salió mandando de la presión, jugando donde otras veces se despeja. Si
Koke vuelve por sus fueros, como parece, Tiago estará aún mejor. Y si Griezmann
vuelve a querer jugar al fútbol ayudando al centro del campo en vez de esperar balones
que le permitan mejorar estadísticas, la que se puede formar es de traca.
Como ocurriera contra el Valencia y en Coruña, el Atleti
pudo irse al descanso con 0-3 y el partido solucionado y no fue así. Griezmann
falló una buena ocasión a pase de Torres y Carrasco, muy activo y vivaracho
aunque a veces excesivamente individualista, tuvo otra a pase de Koke. El 0-1
avivó la duda entre la afición, imaginamos que más aún entre aquellos que
gustan de anunciar la inminente llegada del Apocalipsis en forma de empate
tardío, y la duda no se despejó hasta el final. No sobra, sin embargo, la
crítica a los jugadores por no cerrar los partidos cuando se puede, por meter
menos goles de los que el equipo merece.
Es cierto que el Atleti pasó apuros al final, como es cierto
que de no ser Oblak un portero superlativo el Betis habría marcado al menos un
gol. Pero también es cierto que el Atleti falló ocasiones y ocasiones que
evitaron que el partido acabara 0-3 o
0-4, resultado que no habría sido injusto. Falló Griezmann un par de ocasiones
claras, y esto no sería un problema si no fuera porque falló por egoísta y por
blandito. Falló Óliver Torres al rebañarle un defensa un balón bien controlado
y Vietto ni falló, aunque volvió a dar la sensación de que no le importa
esconderse entre los centrales cuando la cosa está achuchada. El Atleti falló y
falló ocasiones en el segundo tiempo que había creado con relativa facilidad
gracias a pases en profundidad de Gabi, Tiago y compañía, y eso que con la salida
de Koke, Carrasco y Torres había dejado de mostrar esa furia y presión alta que
en el primer tiempo acabó con el Betis. Porque el Atleti, con Óliver, Vietto y
Griezmann haciendo labores de ataque, pasó a convertirse en un equipo blandito
y despistado de tres cuartos para adelante, desconocedor de lo que había en
juego, asustadizo y egoísta en la definición, como los equipos de infantiles
que buscan epatar al entrenador sin pensar en los demás, como el equipo que
Simeone no debería tolerar más veces.
Por suerte, ese apéndice frontal del equipo, blandito y
asustadizo, estaba sujeto a un ancla de petrolero a prueba de tifones con
nombre de señor, como Joaquín. Con Tiago pagando el esfuerzo del primer tiempo
(como ya pasara en Coruña, donde no contó con la ayuda de los dos de delante
durante casi todo el partido) y la mala tarde de Gabi (fallón en balones
fáciles aunque brillante en algún pase al hueco), el protagonismo bajó una línea
y se acercó al área chica. Oblak volvió a hacer un paradón memorabe, Filipe
Luis jugó quizás el mejor partido de este año, Gámez transmitió tranquilidad y
poderío y Savic, muy sobrio y correcto, dio muestras de poder suplir con
garantías a Giménez, ni más ni menos.
Pero por delante de toda una defensa entonada y seria
emergió, de nuevo, la figura de Godín. Godín sacó el balón, cortó ataques,
intimidó a los rivales por anticipación y ganas y remató a puerta varias veces.
Por si esto fuera poco, bastantes de estas cosas las hizo tras recibir un
porrazo monumental en la cabeza en un choque con Adán, primero, y un golpe aún
mayor al llevárselo puesto N’Diaye, centrocampista con hechuras de flanker que
mira sólo al balón cuando entra de cabeza. Pero hace falta algo más que un
portero grandote y 90 kilos de centrocampista lanzados con velocidad de hombre
bala para parar a nuestro uruguayo: Godín, con un esparadrapo en la frente como
los accidentados de los libros de Mortadelo, siguió jugando al máximo nivel,
disputando todos los balones y rematando (¡de cabeza!) si hacía falta, haciendo
las veces de delantero centro cuando no hay uno en el campo (como suele ocurrir
cuando el que juega es Martínez). Como muestra, un botón: en un choque entre
Godín y Adán (1.90, 92 kilos) Godín salió con una tirita sobre la ceja mientras
que el portero rival pedía el cambio con los previsibles dolores en la cabeza y
también, ya de paso, en un pie. Anoten Vds, traumatólogos del Mundo: sólo Godín
es capaz de lesionarle a alguien un pie de un cabezazo en la frente. Mejórenlo
si pueden.
Ajeno al catastrofismo de la afición experta y de los
columnistas que buscan no se sabe bien qué, el Atleti anda allí donde todos
querríamos verle a estas alturas de temporada.
Salvo el partido de Astana, el balance de juego de los partidos contra
Valencia, Deportivo y Betis es más que positivo, por más que nos hayan contado
hasta la saciedad lo contrario. Sabemos que aquellos que presumían de contar
con la clave que le faltaba a Simeone para hacer jugar el equipo dirán ahora
que lo que ha ocurrido es exactamente lo que ellos dijeron, con lo que estarán
muy orgullosos de que el equipo ahora juegue bien a pesar de haber dicho una
cosa hace diez días y exactamente lo contrario hace cinco. Tampoco hay que
menospreciar el hecho de que sí el Atleti hubiera ganado el partido en casa
contra el otro equipo grande de la capital (como mereció), y Giménez no hubiera
tenido un fallo puntual e infrecuente en él, ahora mismo el equipo sería
co-líder junto al públicamente admirado Barcelona. Pero las cosas, ya saben,
son diferentes según cada uno quiera verlas y entre los propios aficionados
colchoneros hay más fatalismo y afición por la sentencia de los estrictamente
recomendables para ver el bosque tras los árboles.
10 comentarios:
Y, cada vez, se ve menos Calvino a Oblak...
Buen partido de Torres, de lo que me alegro muchísimo.
Gran partido del Atleti en general que debió acabar en un 3 o 4-0 como usted bien dice.
Los cambios no mejoraron al equipo, también es cierto, y a algunos eso le cuesta verlo.
Yo hubiera sentado al amigo francés, que necesita ver que no es indiscutible siempre.
Efectivamente, el equipo está donde queríamos. Ahora a ganar a los turcos.
(Solo fue un peinado más agresivo y engañoso, Kalbo sigue)
Hablando de fútbol, seria una pena perder a Oliver Torres para la causa.
Hooooombre! Amaneció en Onteniente. Sabia apreciación capilar, no obstante. Habrá que preguntar a Mendieta...
Buenos días, Maestro, estaba por decirle que coincido con usté, como suele ocurrir, pero no tanto. Coincido, sí, lógicamente, en lo de Tiago, lo de Koke, lo de Filipe, lo de Carrasco (con esos tres tocándola por la izquierda damos miedo). Con lo de Godín, Gámez y Savic, por supuesto.
En lo que no coincido es en lo de Antoine y en lo de la blandura. Antoine estuvo mal en Sevilla porque debió meter cuatro goles y no metió ninguno. Para un delantero, incuestionablemente, una mala noche. Ahora bien, yo no le vi blandito en absoluto, le ví bregador, recuperó varios balones y presionó bien. De cara a gol, pésimo, eso sí, pero lo veo más como excepción a la regla. Al Torete tampoco le vi blando para nada, cierto que le rebañan esa ocasión clara por entretenerse, pero nada más. De hecho, dio dos pases de gol al hueco excelentes. De Vietto no digo nada, porque todavía no le he visto.
En fin, Maestro, lo importante de hoy es esto: http://www.plasticosydecibelios.com/dientes-nuevos-para-shane-mcgowan/
Forza Atleti!
El talento del torete no es discutible, pero su aplicación práctica sí. Y más en este equipo, con las exigencias que el Cholo (Dios le ilumine y proteja) considera innegociables.
A mí, cada día me parece más "Diego", y menos el turco traidor. Su pausa se acentúa y su velocidad de reacción se ralentiza, lo que es típico en jugadores que disponen cada vez de menos minutos.
Preocupante que, de ser el fichaje del año, pase a desinflarse de ese modo. Por eso encontré doloroso que no aprovechara la ocasión de gol, y se durmiese en el control.
Enfin.
Discrepo diametralmente de usté, como era de esperar. Me parece insultante que le compare con "Diego", especialmente porque el Torete es un canterano nuestro y no un mercenario y porque acaba de cumplir 21 años y ya juega en la élite. Es un diamante en construcción y es nuestro, eso debería bastar para demostrar más empatía. Es un sesgo cainita que tiene la afición rojiblanca y que me resulta muy duro digerir.
Yo creo que va bien, porque yo no esperaba, como otros, que tuviera que ser el sustituto del mercenario otomano por decreto. Y lo que me mantiene tranquilo es que el Cholo le sigue dando bola y, según todos los indicios, cree en él.
Veo (y anhelo) un paralelismo con Kalbo.
También veo un paralelismo entre usté y el nuevo malo de Fargo.
yo a Griezmann no es que le viera blando en Sevilla, es que le veo blando siempre. Tampoco debería ser un problema, porque su misión no es fajarse, pero con esa actitud (y look) de Crispín el del Capitán Trueno, me temo que necesita al lado un Goliath más que el comer. Cuando está Torres funciona mejor (a costa de que éste no pare un momento, y además no le mate a palos cuando no le da el balón, como suele ocurrir); cuando está Jackson no funciona; no sé si el bajón de Griezmann y su dimisión del juego coincide con los partidos en los que ha sido titular con Martínez, pero es muy posible.
Cuando están Jackson y Griezmann los que sudan tinta china son los centrocampistas, que tienen años ya para alicatar dos cuartos de baño y sin embargo tienen que correr como juveniles. Yo creo que los bajones de los segundos tiempos están en parte motivados por la edad de Tiago y Gabi, pero también porque con Griezmann (y si está Jackson ya no le digo ná) la ayuda que tienen por delante es insuficiente para lo que sus venerables fondos físicos requieren.
En cuanto al Torete, tampoco le veo un tipo duro. Creo que es muy bueno pero me pregunto si no está un poco sobrepasado por todo esto, como Vietto. Empieza bien los partidos y se va desinflando, como si le pesara el papel que le toca desempeñar. Bueno es bueno a rabiar, y joven también; no me preocupa su carrera, pero sí los próximos tres meses, cuando puede que se le pida cosas que ahora mismo parecen quedarle grandes. Creo que el Atleti juega a una velocidad a la que le es complicado desplegar su juego, sobre todo porque así echado a una banda debe no sólo adaptarse al ritmo, sino al sitio.
Yo me pregunto si es jugador para jugar un pelo más atrás, si con Koke o Saúl al lado podría jugar dentro de unos años ocupando el doble pivote.... según le veo por ahora, eso le quedaría grande y puede quedarse en mediapunta, que es esa demarcación en la que tanto le gusta situarse a los jugadores finos, de manita atrás a la salida del regate, que se consideran demasiado selectos para defender. El problema es que con la forma de jugar de Simeone no hay espacio para los mediapuntas. Me temo también que el Cholo está cambiando esa querencia del chaval y por eso anda Oliver algo tardo: está en el proceso de ser un jugador aún mejor.
Respecto a los paralelismos, yo a D. Ismael le veo más bien paralelepípedo
Oliver, por lo que yo vi, en el Oporto jugaba en una posición más central.
Es Oliver peor que Sergi Roberto?
Sergi Roberto es más rápido, más veloz, para entendernos. Al Oliver, le vi más hecho como jugador a su regreso, ahora le veo sobrepasado por el ritmo del equipo, por la intensidad.
En el Oporto tenía más respiro, un juego más pachón que le beneficiaba. Y jugaba más centrado, es cierto, y más atrás: ahí donde no se fía el Cholo de él.
A mi me gustaría que diera ese paso adelante de calidad / capacidad, que sí ha dado Sergi Roberto.
Pero temo que, muy al contrario, acabe siendo un Juradín, colibrí de ala fina. Camino de ello lleva.
(Gamberros).
Lamentable análisis el suyo. Gurriato!
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