Debutaba el Atleti en casa y la gente acudió en tropel al campo, para sorpresa de casi todos, poco acostumbrados a los llenos agosteros del estadio. ¿Será cosa de la crisis, que la gente no sale de vacaciones? ¿Será cosa del prestigio del Atleti, que atrae a los visitantes? ¿Será el atractivo del equipo, de sus estrellas, de su juego ofensivo, de sus nuevos fichajes, de la esperada reforma del estadio? Uno no tiene ni idea, pero el caso es que a 22 de agosto el campo estaba de bote en bote y la afición tuvo que soportar para entrar más colas que en una semifinal de Champions. Uno no se explica bien por qué se tarda tantísimo en entrar al campo, pero sospecha que es cosa de los lectores del código de barras, diseñados por un humorista que gusta de ver cómo la gente intenta dar con la inclinación adecuada de la entrada o el abono sin éxito, hasta que un operario cuya única misión es precisamente poner entradas en ángulos apropiados ayuda al espectador para desesperación del resto de la cola.
Sea como fuere, la afición entró al campo y se puso en su
sitio e hizo las reflexiones clásicas de
cada principio de temporada. Anda, no está ese señor tan antipático que se mete
siempre con Raúl García, a ver si hay suerte y no ha renovado el abono; uy, ese
tipo con aspecto de funcionario de correos tan gris este verano ha sufrido una
metamorfosis, ahora lleva pantaloncito pesquero y pulseritas de colores, como
Aznar; caramba, la niña de la fila catorce se fue infante y ha vuelto hecha una
mujer fatal; ay mi madre qué gordo se puso Torralba, debe haber estado tumbado
todo agosto.
Lo segundo que hizo la afición agostada fue reparar en la
cacareada reforma de las tribunas, anunciada a bombo y platillo por los medios
de comunicación: sepan Vds, aficionados, que a partir de ahora se sentarán en
asientos limpios y nuevos, como las personas decentes. La reforma fue, eso sí,
un chasco. Nada de asientos nuevos, sino los de siempre pero pintados a pistola
y con un numerico. La reforma ha consistido por tanto en pintar los asientos, algo
que está muy bien, pero sin desmontarlos ni abonar, airear, desbrozar o pegar
un repasito a la manta vegetal que desde hace años se desarrolla feliz bajo las
nalgas de la afición colchonera. Como resultado, los operarios han procedido a
pintar directamente la capa orgánica que produce cada primavera el milagro de
la germinación espontánea de plantas terenbitáceas, en su mayoría de la especie
Cotinus Coggygria o “Árbol de las Pelucas”, especie que únicamente se
desarrolla en la zona china del Himalaya y en las tribunas del Calderón, ese
prodigio botánico que debería ser considerado Reserva de la Biosfera, como
tantas veces hemos denunciado. En el huequecito que hace las veces de sumidero
del asiento se almacenan ahora cáscaras de pipas, hojas marchitas y otros
restos vegetales pintados convenientemente de azul o blanco, según el caso.
Esperamos para la próxima primavera, por tanto, una excelente cosecha de
hortensias.
Los asientos azules de grada de lateral están ahora mechados
de asientos blancos que forman las palabras “Atlético de Madrid” y los
aficionados de pedigree rezaban porque no les hubiera tocado uno. Al que
suscribe, como no, le han puesto un asiento blanco, hay que joderse. Probablemente
sea encima la tilde, uno tiene un destino ligado a la ortografía que se
manifiesta constantemente de manera irritante.
Sentados en sus asientos repintados, la afición se dispuso a
ver el partido y reparó, ya puestos, en que la línea de fuera de banda está
este año – al menos aparentemente – más lejos aún de los asientos. Desde la
llegada del conocido entrenador griposo Quique Sánchez Flores, en grada de
lateral la afición tiene la sensación de que el campo se va estrechando,
alejándose hacia la tribuna y dejando un espacio cada vez mayor entre la valla
que separa al público y los jugadores. Será quizás un efecto óptico, quizás
cosas de la edad o el desarrollo imparable de la miopía pero el caso es que
entre que hay jugadores nuevos y desconocidos y la línea se ve cada vez más
lejos, la afición entornaba los ojillos para, camuflados entre los numerosos
asiáticos visitantes de la grada, saber si ese del pelo cortado con media
americana era Saúl o era Carrasco, si ese era
Vietto o Lucas Hernández o era al revés, si el del traje era el Mono
Burgos o un espejismo.
Una vez acostumbrada a la nueva distancia, la afición
colchonera se dispuso a ver el partido y presentar sus respetos a los
aficionados rivales, que acudieron en buen número al estadio, algo que nos
alegra una barbaridad. Tras los partidos de pretemporada y los análisis sesudos
de periodistas y blogueros, la afición esperaba un equipo armado que jugueteara
plácidamente con un recién ascendido, una orquesta perfectamente encajada que
ejecutara con brillantez una de las complejas sinfonías de Johan Sebastian
Mastropiero. Sin embargo, el Atleti pareció más un equipo aún en pretemporada,
incapaz de alardes sinfónicos, humilde combo de cumbia epistemológica como
mucho, más cerca del tarareo conceptual del mismo autor y de su “Aria Agraria”,
culmen artístico de este valiente estilo musical.
La afición esperaba ver alguna de las variantes tácticas que
la nueva plantilla permite, pero Simeone sacó el equipo que todo el mundo
hubiera esperado hace dos años, cambiando a Óliver Torres por otro jugador que
en la época jugaba en el Atleti y ahora está de vacaciones hasta enero riéndose
por lo bajini de sus hagiógrafos y fans, y a Jackson Martínez por otro jugador
también emigrado, esta vez a Londres, donde recientemente se ha peleado con un
entrenador pesadísimo que parece no desaparecer nunca de nuestras vidas. Ni
Koke al centro (como tanto se ha hablado, eso sí, en teoría durante la
pretemporada), ni 4-2-3-1, ni 4-1-4-1 ni nada que no hayamos visto. El Atleti
salió con un 4-4-2 la mar de clásico, con Gabi y Tiago en el doble pivote, con
Koke echado a un lado corriendo más de lo que debería y Olivier Torres a otro
aunque cambiando posiciones con Koke a ratos, con Jackson de 9 y Griezmann de
segundo delantero. Lo de siempre, oiga, tampoco
nos vamos a extender mucho más.
Entre los nuevos, a Filipe Luis Filipe le consideraremos
veterano y así se desenvolvió, sin que diera en ningún momento la sensación de
no haber estado aquí siempre y no haberse ido un año con ese entrenador tan
pesado que se llevó al jugador, aparentemente, para que no lo tuviera el
Atleti, como esos niños ricos que prefieren romperle el juguete al vecino y
joder a la pandilla entera con tal de que el protagonista no sea otro. Por
tanto, empezaremos por el más nuevo de todos: Jackson Martínez.
Jackson Martínez, 35 millones del ala, no parece que pueda
ser otra cosa que titular y nos parece bien. De físico impresionante y mentón
de la dinastía de los Austrias, Jackson parece aún despistado y alejado del
ritmo frenético que el equipo debería alcanzar en breve, esperemos que a tiempo
para el durísimo principio de liga que el bombo nos ha regalado. Algo torpón y
poco participativo, Jackson hizo más bien poco pero también es normal. Ni el
poco tiempo pasado en el equipo, ni el césped catastrófico, ni la carga de
trabajo físico que posiblemente haya programado el cuerpo técnico ni la forma
en que se plantó en el Calderón Las Palmas, con tres centrales y dos laterales,
más tres medios más defensivos por delante, ayudaron al debutante; tampoco
ayudó por cierto a Torres, torpón en un par de acciones a pesar de mostrarse
más agresivo y confiado que el despistado colombiano en los minutos que estuvo
en el campo. Esperaremos un poco más de tiempo para hacernos una opinión sobre
Jackson El Del Potente Mentón, el Habsburgo Negro, el 9 titular del Atleti según
vamos viendo.
Óliver Torres, la gran esperanza de todos nosotros, era el
gran centro de atención. Todos esperamos mucho porque todos hemos visto grandes
detalles y todos esperamos también que corrija esa querencia a perder balones en mal momento por exceso de
complicación que tanto irritan a Simeone. Dos de esos balones perdió en los
primeros diez minutos, para desesperación de los que creemos en él. Más
adelante, es cierto, dejó pinceladas de jugador diferente, de tener capacidad
de cambiar las cosas, de ser ese jugador que hará falta para acelerar o dormir
el partido cuando las cosas se pongan feas, para oxigenar zonas en las que el
rival presione, para guardar el balón cuando haya que controlar el tiempo. Aún
queda mucho por ver y Óliver debe demostrar que acepta el guante que le arrojó
Simeone; el partido de ayer no sirve para sacar conclusiones, pero vistas las
pérdidas de balón no extrañaría que aún no salga de titular cuando los partidos
sean más duros.
El Atleti jugó un partido soso ante un buen rival con poca
pinta de recién ascendido, con gusto por el toque y que no pegó ni un pelotazo ni una patada. No
mostró la fluidez que le hará falta contra equipos más fuertes ni la pegada que
la inversión en atacantes sugiere, ni tampoco esa solidez defensiva absoluta
que empieza en los medio centros gracias a la presión de los de delante. De
hecho, si Oblak no hace un paradón estaríamos hablando de patinazo de los
gordos. Y todo ello a pesar de una aparente mejoría de Gabi, de la magnífica
colocación acostumbrada de Tiago, de las buenas sensaciones que dio Correa, de
los solventes y acertados minutos de Raúl García y de la inspiración de
Griezmann, fiel a su gol: a Griezmann parece que no le hace falta ni estar en
contacto con el balón ni excesivamente involucrado en el juego para marcar
goles clave, en el caso de ayer de falta con rebote. Griezmann, jugador con
aire de bailarín, parece definitivamente tocado por la varita de Ester Píscore.
El Atleti dejó por tanto una sensación algo decepcionante,
como si el equipo estuviera aún en pretemporada o esta no hubiera sido todo lo
intensa que debería. Pero estas cosas tienen remedio y se solucionan
planificando y trabajando, eso que hacen tan bien Simeone y el Profe Ortega,
con lo que sería injusto e ilógico no mantener la fe en lo que vendrá y creer
que cualquier mala imagen tiene remedio.
Lo que no tiene remedio es lo de Rabinovich, oiga. Nos
llevamos un disgusto con lo de Saza pero en cierto modo era esperable; lo que
ha sido un sofocón es lo de Rabinovich. Que Ester Píscore le guíe en su nuevo
espectáculo. Mientras tanto, confiemos en que el Atleti empiece a carburar y
encare la próxima cuesta arriba del calendario con ganas de epistemologar
rivales.
12 comentarios:
Gracias Sr. Fuentes. Se le echaba mucho de menos.
Parece Ud. Simenon, que dice lo importante como quien no quiere la cosa... que Koke corre más de lo que debiera, que es condescendiente con el 9, que Raul García es muy importante, que es posible que la pareja Gabi (sobre todo) - Tiago no sea suficiente y que Correa es diferente. En fin. Démosle tiempo a la cosa.
El caso es que en nuestro quinto cambio de asiento en cuatro años para huir de los que insultan a Raul García parece que finalmente hemos acertado si bien esta vez el japonés de detrás llevaba una camiseta de Cristiano Ronaldo. Intentamos reconvenirle pero lo dejamos estar porque no tenía camiseta de repuesto. Si por su sector viera 6 asientos vacíos no tiene más que silbar ya que parece zona franca.
Una pena lo de Rabinovich.
Le informo para su conocimiento que en Tribuna ni ha pintado ni han desaparecido los brotes verdes.
Y también que Muntari ya no está en el Milán; noticia muy triste y que ha pasado desapercibida.
Desde Rodalquilar, reciba Ud. un cordial saludo,
Maqrol
anda! desde Rodalquilar??
hágame un favor: vaya al bar El Cinto, al lado de donde se compran los periódicos, y pregunte si ya dio a luz la perrita esa que pone ojos de Bette Davies. Ellos le entenderán.
Téngame al tanto, y gracias
Sr. Fuentes,
Daremos curso a su consulta. Faltaría más.
Un cordial saludo,
Maqrol
Don Fuentes, yo vi algo en el partido, que no sé si usted se fijó, o si no le pareció relevante:
En todos los corners que nos lanzó el contrario, nos hizo ocasión de gol.
Por cierto, al equipo lo vi muy verde aún.
Gran resultado.
Au.
Don Fuentes, yo vi algo en el partido, que no sé si usted se fijó, o si no le pareció relevante:
En todos los corners que nos lanzó el contrario, nos hizo ocasión de gol.
Por cierto, al equipo lo vi muy verde aún.
Gran resultado.
Au.
Buenas,
La perrita parió 8 cachorros. Le podría hacer una crónica con analogías del Cortijo del Fraile pero mejor me lo ahorro. Ando leyendo novela negra así que corto y al pie: siete muertos y uno salvado para que pudiera darle de mamar. La de El Cinto me dice que mejor que le diga una mentira piadosa. Pero, ya ve, Ross McDonald es lo que tiene. La comparación con el tercer equipo de la capital es tan evidente que mejor me la ahorro.
La Taberna del Faro ha cambiado de dueño y esta el-todo-Rodalquilar allí. Pasado velas. Esto ya no es lo que era, probablemente desde que Neptuno vendió el castillo del playazo. Ahora no hay erizos en el embarcadero ni estrellas de mar sino zodiacs y reggaeton. Habrá que ir pensando en mudarse de playa.
Un cordial saludo,
Maqrol
Gran primera crónica de la temporada, Maestro. Qué ganas teníamos de volver.
¿Quién será el señor Maqrol? Yo le recuerdo por aquí como Borcam, pero nunca se desveló como rodalquileño... ¿Será un veraneante?
Buenas,
Pelín de lio con mis nicks: Borcam/Maqrol (incluso socam veo). Disculpe la confusión.
Veraneante en Rodalquilar; ¿Ud?.
Un cordial saludo,
Maqrol
No, fernanperita.
Olé, pues estará deseando que los invasores nos marchemos.
El bar de la plaza es estupendo.
Los invasores atléticos siempre son bienvenidos, don Borcam.
Forza Atleti!
Pues muchas gracias Sr.
Que sepa que Neptuno sigue siendo dueño de la bateria del Playazo y que los erizos del embarcadero ahora están orillados porque él se ha encargado de que los invasores no se pincharan. Ahora, para lo del reggaeton no parece haber remedio.
Un cordial saludo,
Maqrol
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