domingo, 23 de agosto de 2015

Crónica epistemológica del debut liguero



Debutaba el Atleti en casa y la gente acudió en tropel al campo, para sorpresa de casi todos, poco acostumbrados a los llenos agosteros del estadio. ¿Será cosa de la crisis, que la gente no sale de vacaciones? ¿Será cosa del prestigio del Atleti, que atrae a los visitantes? ¿Será el atractivo del equipo, de sus estrellas, de su juego ofensivo, de sus nuevos fichajes, de la esperada reforma del estadio? Uno no tiene ni idea, pero el caso es que a 22 de agosto el campo estaba de bote en bote y la afición tuvo que soportar para entrar más colas que en una semifinal de Champions. Uno no se explica bien por qué se tarda tantísimo en entrar al campo, pero sospecha que es cosa de los lectores del código de barras, diseñados por un humorista que gusta de ver cómo la gente intenta dar con la inclinación adecuada de la entrada o el abono sin éxito, hasta que un operario cuya única misión es precisamente poner entradas en ángulos apropiados ayuda al espectador para desesperación del resto de la cola.

Sea como fuere, la afición entró al campo y se puso en su sitio  e hizo las reflexiones clásicas de cada principio de temporada. Anda, no está ese señor tan antipático que se mete siempre con Raúl García, a ver si hay suerte y no ha renovado el abono; uy, ese tipo con aspecto de funcionario de correos tan gris este verano ha sufrido una metamorfosis, ahora lleva pantaloncito pesquero y pulseritas de colores, como Aznar; caramba, la niña de la fila catorce se fue infante y ha vuelto hecha una mujer fatal; ay mi madre qué gordo se puso Torralba, debe haber estado tumbado todo agosto.

Lo segundo que hizo la afición agostada fue reparar en la cacareada reforma de las tribunas, anunciada a bombo y platillo por los medios de comunicación: sepan Vds, aficionados, que a partir de ahora se sentarán en asientos limpios y nuevos, como las personas decentes. La reforma fue, eso sí, un chasco. Nada de asientos nuevos, sino los de siempre pero pintados a pistola y con un numerico. La reforma ha consistido por tanto en pintar los asientos, algo que está muy bien, pero sin desmontarlos ni abonar, airear, desbrozar o pegar un repasito a la manta vegetal que desde hace años se desarrolla feliz bajo las nalgas de la afición colchonera. Como resultado, los operarios han procedido a pintar directamente la capa orgánica que produce cada primavera el milagro de la germinación espontánea de plantas terenbitáceas, en su mayoría de la especie Cotinus Coggygria o “Árbol de las Pelucas”, especie que únicamente se desarrolla en la zona china del Himalaya y en las tribunas del Calderón, ese prodigio botánico que debería ser considerado Reserva de la Biosfera, como tantas veces hemos denunciado. En el huequecito que hace las veces de sumidero del asiento se almacenan ahora cáscaras de pipas, hojas marchitas y otros restos vegetales pintados convenientemente de azul o blanco, según el caso. Esperamos para la próxima primavera, por tanto, una excelente cosecha de hortensias.
Los asientos azules de grada de lateral están ahora mechados de asientos blancos que forman las palabras “Atlético de Madrid” y los aficionados de pedigree rezaban porque no les hubiera tocado uno. Al que suscribe, como no, le han puesto un asiento blanco, hay que joderse. Probablemente sea encima la tilde, uno tiene un destino ligado a la ortografía que se manifiesta constantemente de manera irritante.

Sentados en sus asientos repintados, la afición se dispuso a ver el partido y reparó, ya puestos, en que la línea de fuera de banda está este año – al menos aparentemente – más lejos aún de los asientos. Desde la llegada del conocido entrenador griposo Quique Sánchez Flores, en grada de lateral la afición tiene la sensación de que el campo se va estrechando, alejándose hacia la tribuna y dejando un espacio cada vez mayor entre la valla que separa al público y los jugadores. Será quizás un efecto óptico, quizás cosas de la edad o el desarrollo imparable de la miopía pero el caso es que entre que hay jugadores nuevos y desconocidos y la línea se ve cada vez más lejos, la afición entornaba los ojillos para, camuflados entre los numerosos asiáticos visitantes de la grada, saber si ese del pelo cortado con media americana era Saúl o era Carrasco, si ese era  Vietto o Lucas Hernández o era al revés, si el del traje era el Mono Burgos o un espejismo.

Una vez acostumbrada a la nueva distancia, la afición colchonera se dispuso a ver el partido y presentar sus respetos a los aficionados rivales, que acudieron en buen número al estadio, algo que nos alegra una barbaridad. Tras los partidos de pretemporada y los análisis sesudos de periodistas y blogueros, la afición esperaba un equipo armado que jugueteara plácidamente con un recién ascendido, una orquesta perfectamente encajada que ejecutara con brillantez una de las complejas sinfonías de Johan Sebastian Mastropiero. Sin embargo, el Atleti pareció más un equipo aún en pretemporada, incapaz de alardes sinfónicos, humilde combo de cumbia epistemológica como mucho, más cerca del tarareo conceptual del mismo autor y de su “Aria Agraria”, culmen artístico de este valiente estilo musical.

La afición esperaba ver alguna de las variantes tácticas que la nueva plantilla permite, pero Simeone sacó el equipo que todo el mundo hubiera esperado hace dos años, cambiando a Óliver Torres por otro jugador que en la época jugaba en el Atleti y ahora está de vacaciones hasta enero riéndose por lo bajini de sus hagiógrafos y fans, y a Jackson Martínez por otro jugador también emigrado, esta vez a Londres, donde recientemente se ha peleado con un entrenador pesadísimo que parece no desaparecer nunca de nuestras vidas. Ni Koke al centro (como tanto se ha hablado, eso sí, en teoría durante la pretemporada), ni 4-2-3-1, ni 4-1-4-1 ni nada que no hayamos visto. El Atleti salió con un 4-4-2 la mar de clásico, con Gabi y Tiago en el doble pivote, con Koke echado a un lado corriendo más de lo que debería y Olivier Torres a otro aunque cambiando posiciones con Koke a ratos, con Jackson de 9 y Griezmann de segundo delantero. Lo de siempre, oiga, tampoco  nos vamos a extender mucho más.

Entre los nuevos, a Filipe Luis Filipe le consideraremos veterano y así se desenvolvió, sin que diera en ningún momento la sensación de no haber estado aquí siempre y no haberse ido un año con ese entrenador tan pesado que se llevó al jugador, aparentemente, para que no lo tuviera el Atleti, como esos niños ricos que prefieren romperle el juguete al vecino y joder a la pandilla entera con tal de que el protagonista no sea otro. Por tanto, empezaremos por el más nuevo de todos: Jackson Martínez.

Jackson Martínez, 35 millones del ala, no parece que pueda ser otra cosa que titular y nos parece bien. De físico impresionante y mentón de la dinastía de los Austrias, Jackson parece aún despistado y alejado del ritmo frenético que el equipo debería alcanzar en breve, esperemos que a tiempo para el durísimo principio de liga que el bombo nos ha regalado. Algo torpón y poco participativo, Jackson hizo más bien poco pero también es normal. Ni el poco tiempo pasado en el equipo, ni el césped catastrófico, ni la carga de trabajo físico que posiblemente haya programado el cuerpo técnico ni la forma en que se plantó en el Calderón Las Palmas, con tres centrales y dos laterales, más tres medios más defensivos por delante, ayudaron al debutante; tampoco ayudó por cierto a Torres, torpón en un par de acciones a pesar de mostrarse más agresivo y confiado que el despistado colombiano en los minutos que estuvo en el campo. Esperaremos un poco más de tiempo para hacernos una opinión sobre Jackson El Del Potente Mentón, el Habsburgo Negro, el 9 titular del Atleti según vamos viendo.

Óliver Torres, la gran esperanza de todos nosotros, era el gran centro de atención. Todos esperamos mucho porque todos hemos visto grandes detalles y todos esperamos también que corrija esa querencia  a perder balones en mal momento por exceso de complicación que tanto irritan a Simeone. Dos de esos balones perdió en los primeros diez minutos, para desesperación de los que creemos en él. Más adelante, es cierto, dejó pinceladas de jugador diferente, de tener capacidad de cambiar las cosas, de ser ese jugador que hará falta para acelerar o dormir el partido cuando las cosas se pongan feas, para oxigenar zonas en las que el rival presione, para guardar el balón cuando haya que controlar el tiempo. Aún queda mucho por ver y Óliver debe demostrar que acepta el guante que le arrojó Simeone; el partido de ayer no sirve para sacar conclusiones, pero vistas las pérdidas de balón no extrañaría que aún no salga de titular cuando los partidos sean más duros.

El Atleti jugó un partido soso ante un buen rival con poca pinta de recién ascendido, con gusto por el toque y que  no pegó ni un pelotazo ni una patada. No mostró la fluidez que le hará falta contra equipos más fuertes ni la pegada que la inversión en atacantes sugiere, ni tampoco esa solidez defensiva absoluta que empieza en los medio centros gracias a la presión de los de delante. De hecho, si Oblak no hace un paradón estaríamos hablando de patinazo de los gordos. Y todo ello a pesar de una aparente mejoría de Gabi, de la magnífica colocación acostumbrada de Tiago, de las buenas sensaciones que dio Correa, de los solventes y acertados minutos de Raúl García y de la inspiración de Griezmann, fiel a su gol: a Griezmann parece que no le hace falta ni estar en contacto con el balón ni excesivamente involucrado en el juego para marcar goles clave, en el caso de ayer de falta con rebote. Griezmann, jugador con aire de bailarín, parece definitivamente tocado por la varita de Ester Píscore.

El Atleti dejó por tanto una sensación algo decepcionante, como si el equipo estuviera aún en pretemporada o esta no hubiera sido todo lo intensa que debería. Pero estas cosas tienen remedio y se solucionan planificando y trabajando, eso que hacen tan bien Simeone y el Profe Ortega, con lo que sería injusto e ilógico no mantener la fe en lo que vendrá y creer que cualquier mala imagen tiene remedio.

Lo que no tiene remedio es lo de Rabinovich, oiga. Nos llevamos un disgusto con lo de Saza pero en cierto modo era esperable; lo que ha sido un sofocón es lo de Rabinovich. Que Ester Píscore le guíe en su nuevo espectáculo. Mientras tanto, confiemos en que el Atleti empiece a carburar y encare la próxima cuesta arriba del calendario con ganas de epistemologar rivales.




12 comentarios:

Socam dijo...

Gracias Sr. Fuentes. Se le echaba mucho de menos.

Parece Ud. Simenon, que dice lo importante como quien no quiere la cosa... que Koke corre más de lo que debiera, que es condescendiente con el 9, que Raul García es muy importante, que es posible que la pareja Gabi (sobre todo) - Tiago no sea suficiente y que Correa es diferente. En fin. Démosle tiempo a la cosa.

El caso es que en nuestro quinto cambio de asiento en cuatro años para huir de los que insultan a Raul García parece que finalmente hemos acertado si bien esta vez el japonés de detrás llevaba una camiseta de Cristiano Ronaldo. Intentamos reconvenirle pero lo dejamos estar porque no tenía camiseta de repuesto. Si por su sector viera 6 asientos vacíos no tiene más que silbar ya que parece zona franca.

Una pena lo de Rabinovich.

Le informo para su conocimiento que en Tribuna ni ha pintado ni han desaparecido los brotes verdes.

Y también que Muntari ya no está en el Milán; noticia muy triste y que ha pasado desapercibida.

Desde Rodalquilar, reciba Ud. un cordial saludo,


Maqrol

Carlos Fuentes dijo...

anda! desde Rodalquilar??

hágame un favor: vaya al bar El Cinto, al lado de donde se compran los periódicos, y pregunte si ya dio a luz la perrita esa que pone ojos de Bette Davies. Ellos le entenderán.
Téngame al tanto, y gracias

Anónimo dijo...

Sr. Fuentes,

Daremos curso a su consulta. Faltaría más.

Un cordial saludo,


Maqrol

ISMAEL dijo...

Don Fuentes, yo vi algo en el partido, que no sé si usted se fijó, o si no le pareció relevante:
En todos los corners que nos lanzó el contrario, nos hizo ocasión de gol.
Por cierto, al equipo lo vi muy verde aún.
Gran resultado.
Au.

ISMAEL dijo...

Don Fuentes, yo vi algo en el partido, que no sé si usted se fijó, o si no le pareció relevante:
En todos los corners que nos lanzó el contrario, nos hizo ocasión de gol.
Por cierto, al equipo lo vi muy verde aún.
Gran resultado.
Au.

Anónimo dijo...

Buenas,

La perrita parió 8 cachorros. Le podría hacer una crónica con analogías del Cortijo del Fraile pero mejor me lo ahorro. Ando leyendo novela negra así que corto y al pie: siete muertos y uno salvado para que pudiera darle de mamar. La de El Cinto me dice que mejor que le diga una mentira piadosa. Pero, ya ve, Ross McDonald es lo que tiene. La comparación con el tercer equipo de la capital es tan evidente que mejor me la ahorro.

La Taberna del Faro ha cambiado de dueño y esta el-todo-Rodalquilar allí. Pasado velas. Esto ya no es lo que era, probablemente desde que Neptuno vendió el castillo del playazo. Ahora no hay erizos en el embarcadero ni estrellas de mar sino zodiacs y reggaeton. Habrá que ir pensando en mudarse de playa.

Un cordial saludo,


Maqrol

Libros Mondo dijo...

Gran primera crónica de la temporada, Maestro. Qué ganas teníamos de volver.
¿Quién será el señor Maqrol? Yo le recuerdo por aquí como Borcam, pero nunca se desveló como rodalquileño... ¿Será un veraneante?

Anónimo dijo...

Buenas,

Pelín de lio con mis nicks: Borcam/Maqrol (incluso socam veo). Disculpe la confusión.

Veraneante en Rodalquilar; ¿Ud?.

Un cordial saludo,


Maqrol

Libros Mondo dijo...

No, fernanperita.

Anónimo dijo...

Olé, pues estará deseando que los invasores nos marchemos.

El bar de la plaza es estupendo.

Libros Mondo dijo...

Los invasores atléticos siempre son bienvenidos, don Borcam.
Forza Atleti!

Anónimo dijo...

Pues muchas gracias Sr.

Que sepa que Neptuno sigue siendo dueño de la bateria del Playazo y que los erizos del embarcadero ahora están orillados porque él se ha encargado de que los invasores no se pincharan. Ahora, para lo del reggaeton no parece haber remedio.


Un cordial saludo,


Maqrol