lunes, 9 de noviembre de 2015

De nueves, banquillos y gradas

El Atleti jugaba contra un rival querido, el Sporting, y lo hacía a una buena hora: ni demasiado pegada a la hora del pacharán, ni demasiado pegada a la hora de la cena. Hacía buen tiempo, el campo estaba lleno (con muchísimos rivales) y la cerveza estaba fría; ¿qué podía fallar? Naturalmente, como no podía ser de otra manera, las cosas no salieron como uno pensaba.




Salió el Atleti con el equipo que casi todos habríamos sacado, con la excepción de Jackson Martínez, uno de los jugadores más que más discusiones protagonizan, no tanto por la opinión que de él se tiene (que, a día de hoy, es bastante generalizada) sino por los efectos colaterales que su titularidad implican. El caso es que el Atleti salió con un equipo bien majo y, así de salida, prácticamente nadie habría mostrado disgusto o sorpresa viendo la alineación sobre el papel.

Enfrente salió vestido de amarillo y con una media de altura de equipo de balonmano el Sporting de Gijón, uno de los equipos que más alegría nos da ver por el Calderón y que más aficionados (y más majetes) atraen. Los alrededores del estadio estaban llenos de seguidores asturianos y lo mismo pasó en las gradas, y no sólo en la zona acotada para visitantes (desde ayer con unas vallas anti lanzamiento de objetos que se antojan bajas para el ultra visitante medio, normalmente de brazo recio y sesera corta), sino por todo el estadio. Los seguidores del Sporting, como viene siendo tradición, llegan en tropel al Calderón y ocupan asientos mezclados entre los locales, como debe ser y como tanto nos gusta. El caso es que  frente al Atleti se situó otro equipo, y esto es algo que no todo el mundo percibió hasta que salió el tema un rato después, ya en los bares.

La crónica empieza por el  equipo rival, cosa extraña en este blog, pero para eso hicieron los visitantes un partidazo. Ordenado, sin fisuras y robusto, bien organizado, correoso pero sin pegar demasiadas patadas, sabiendo lo que hacía y convencido de su sistema, el Sporting cuajó un estupendo partido defensivo, esa faceta del fútbol que los narradores desprecian quizás por pertenecer todos ellos al exclusivo club de jugadores de pellizco, manita girada hacia el exterior y conducción de balón con el exterior y la cabeza levantada. Hay muchas formas de entender el fútbol y algunas de ellas no desprecian el fútbol sólido y solidario de los equipos modestos, el tesón que hace a jugadores menos brillantes parar a los más dotados, el rigor táctico y el convencimiento de que el sistema trabajado dará frutos si cada uno hace su trabajo. Quizás por haber jugado mucho en equipos malos, el que suscribe es uno de estos fans del futbol solidario de sudor y ayudas; quizás por ello el Sporting de ayer le pareció un muy buen equipo de fútbol, difícil de descolocar, poderoso por arriba y hermético a la hora de dar alternativas al rival, en este caso un Atleti más potente pero con muchísimas dificultades para hacer juego. El Sporting defendió bien en dos líneas bien formadas y convencidas de su juego, con un par de jugadores, Jony y Halilovic, rápidos en la salida y el contragolpe y con cabeza suficiente para gestionar la sorpresa del equipo que llevaba el peso del juego, en este caso el Atleti. En ambas mitades la mayoría del tiempo se pasó en campo asturiano, y aún así las ocasiones más claras fueron de los visitantes, que no marcaron gracias a un portero superlativo, Oblak.

Ante este equipo rocoso y grandote, el Atleti planteó ese partido que no le gusta jugar: contra un rival atrincherado, contra un equipo cerrado en el área chica y un portero que va bien por alto. Con pocos espacios por delante de los centrocampistas, el partido fue un tormento para un delantero grandote y necesitado de espacios como Jackson, que carece, entre otras cosas, de las virtudes de Mandzukic en estas lides. Con el Atleti apretando en tres cuartos, sin demasiados problemas para llevar el partido hasta la zona en la que esperaba el medio campo rival, el juego se complicaba sobremanera cuando la línea del centro del campo del Sporting iniciaba la presión. El Atleti no gusta de estos partidos que se resuelven con sistemas de balonmano, circulando el balón de lado a lado buscando pases laterales que terminan en un avispero en el que los centrales eran mucho más aguerridos y potentes que Jackson, en el que Griezmann se limita a intentar pescar un rebote que le permita meter ese gol tan suyo con la punterita o la cabeza.

El Atleti buscaba mover al Sporting de lado a lado, más bien de izquierda a derecha, agolpando jugadores en la banda en la que Carrasco, de nuevo destacado, y Filipe Luis, tocaban con la idea de agolpar rivales para, una vez forzada la basculación del resto del equipo visitante, cambiar rápido el juego para que fuera Juanfran quien entrase: la táctica que tanto resultado dio el año de la Liga. Juanfran, como siempre, aceptó el reto y subió y subió con acierto hasta que se rompió, quizás sobrecargado tras tantísimos minutos sin recambio. En el segundo tiempo salió Gámez y lo hizo estupendamente, como si llevase jugando todo el año de titular. Un buen profesional y un buen jugador, Gámez.

El Atleti no parecía encontrar la vía de entrar por los lados y, aun así, sólo insistía en esa fórmula. Con Tiago llevando el mando, quizás con una pizca menos de brillo que en otros partidos debido a la ausencia de espacio y acumulación de minutos, Gabi dio un recital en las ayudas y en algún buen pase largo pero no contribuyó a desenmarañar la madeja del Sporting. Con Koke trabajador aunque algo espeso y Carrasco – el más incisivo - sin espacios, con el partido controlado por el Atleti y curiosamente también controlado por el Sporting, el Atleti seguía buscando balones laterales. Ni por abajo ni por dentro ni por el centro ni a baja altura, el Atleti seguía buscando balones altos frente a dos centrales poderosos (uno de ellos, Bernardo, un auténtico muro) y con el teórico objetivo de alimentar la cabeza de Jackson Martínez, de quien se diría que permanece indiferente a pesar de estar en el centro del huracán. Jackson, que tiene físico suficiente para pegarse con la mayoría de porteros de discoteca de la zona Sur de Madrid, carece sin embargo de lo necesario para hacerse valer en esa zona: no salta ni pelea como otro colombiano, más bajo y ligero, que anduvo por aquí hace unos años. Tampoco se faja como un croata de nariz contusionada que también ocupó ese sitio, ni tienen el don de desquiciar a los rivales que tenía otro de sus predecesores, en este caso nacido en Lagarto y con cara y conducta de rufián. Jackson parece más cómodo fuera del área - apoyando en el medio campo y descargando hacia los lados como hizo en el primer cuarto de hora de partido - que metido en la pelea, donde se limita a meterse entre los dos centrales y ver la vida pasar dando sorbitos al té. Cómodo en una posición en la que no le llega casi ningún balón a menos que fallen los rivales, dando pocas ayudas a los compañeros aparte de vestir una camiseta amiga a la que apuntar cuando se hace el centro, Jackson juega más de boya de atraque que de nueve en muchas fases de los partidos. Jackson espera tranquilo a ver si hay suerte y le llega un balón, viviendo su partido sin saltar a pelear o presionar o buscar la anticipación, se diría que inmerso en pensamientos abstractos y profundos o haciendo cálculos mentales sobre la cantidad de briznas de césped que existen en el terreno de juego, sobre cuánto gastaría su coche si en las cuestas abajo pusiera el punto muerto, si, una vez retirado, sería buen negocio poner una tintorería en Barranquilla.

Jackson lleva ya un tiempo en el equipo, ha sido titular en muchos partidos y aún no parece enterarse de qué va el tema. No se sabe si por lo elevado de su precio o por si fue una apuesta personal de Simeone, Jackson parece instalado sin demasiados problemas en la posición de 9 titular, lo que tiene efectos colaterales que, entre otras cosas, están llevando a la afición a la histeria. Jackson trabaja menos de lo deseable y acierta también menos de lo deseable, y hay quien lo achaca a que es un petardo monumental y hay también quien piensa que hay que tener fe y que es cuestión de tiempo. El caso es que los días pasan, Jackson no carbura y el juego del equipo se resiente de su poética ausencia presente, como también acusa la inactividad y falta de ganas de Griezmann, desaparecido en períodos larguísimos de los encuentros, sólo maquilladas por varios goles decisivos cuyo mayor mérito, muchas veces, fue únicamente estar ahí, ni más ni menos: estar ahí, eso sí, es algo que no está al alcance de muchos.

La presencia de Jackson, además, ha terminado por relegar del todo al banquillo a Fernando Torres, que empezó la temporada con exhibiciones físicas y metiendo goles importantes. Torres, es cierto, está ahora impreciso y fallón, y uno no sabe si es porque no juega lo suficiente al estar Jackson por delante, o si es que Jackson está ahí porque Torres está especialmente impreciso y fallón en los entrenamientos. Pero Jackson también está impreciso y fallón y sin embargo goza del apoyo sólido del banquillo, algo que no parece tener Torres a juzgar por las declaraciones del entrenador. Algún periodista ha tomado esta teórica inquina como bandera y la enarbola cada cinco minutos, autoerigido en ariete anti-Cholo. Y, ya de paso, la afición toma partido en la polémica y, como viene siendo habitual en el Calderón, se polariza: los que no entienden la suplencia de Torres cargan contra el Cholo y le acusan de celoso, injusto y cerril; los que creen que Torres no debe jugar defienden al Cholo a capa y espada, llaman ignorantes y desagradecidos a los que critican sus decisiones, tiran de historial y del concepto de la lealtad y la memoria y, en algunos casos, cometen la torpeza de faltarle al respeto a Torres y le ponen de petardo para arriba. Qué cosas, oiga, como si el historial, el respeto y la memoria sirvieran para defender a Simeone pero no, curiosamente, para defender a Fernando Torres. A Fernando Torres, ni más ni menos.

Como en tantas otras cosas, una buena parte de la afición del Atleti muestra su atávica incapacidad para ver las cosas desde el punto medio y para defender su postura sin faltar al respeto al de enfrente, algo curiosamente ridículo cuando hablamos de dos tipos, Simeone y Torres, cuyos nombres quedarán escritos con letra de oro en la historia del equipo. Ayer, el cambio de Carrasco por Óliver Torres fue pitado en el campo y, la verdad, era difícil de entender: Carrasco había sido lo más incisivo del equipo y Óliver Torres viene de hacer varios partidos muy grises. Los silbidos, quizás feos, podían entenderse; sin embargo, han servido para alimentar la pelea. La afición del Atleti, ya saben, esa que lo mismo ponía de vuelta y media a Raúl García que ovacionaba a Reyes en cuestión de pocas semanas, ahora se ha dividido una vez más, con una parte erigida en azote de Simeone y otra volcada en la defensa pretoriana de cualquier decisión del Cholo. La afición del Atleti, la que ha callado durante años ante las tropelías del palco pero silbaba con virulencia cada fallo de Perea, la que gustaba de reírse de Pernía cuando intentaba hacer honradamente su trabajo llevando nuestra camiseta mientras asistía impávida al expolio del Club y la malventa del estadio, la que presume de haber pasado la travesía del desierto y los años negros de Manzanos y Luccines para, llegados los tiempos de bonanza, buscar problemas donde debería haber motivos para la unión, ahora muestra una vez más su asombrosa capacidad de no ver más allá de sus narices y se enzarza en una pelea de unos contra otros, que al final es lo nuestro: también pasó el año pasado, cuando parecía que para defender a Arda Turan había que despreciar a Raúl García. De paso sea dicho, parece que no se aprendieron ciertas lecciones.

Porque si al Atleti se le puede acusar de no haber encontrado la forma de entrar en la empalizada del Sporting, haber sesteado en el segundo tiempo de Coruña y no dar una contra el Astana, a la afición del Atleti se le puede echar en cara también unas cuantas cosas. Se diría que la afición del Atleti ha perdido, con esto de los años buenos de Simeone, la capacidad de percibir la realidad como realmente es. Se diría que la afición ahora exige ganar todos los partidos por aplastamiento, olvidando que el año en el que se ganó la liga con brillantez también se estuvo varias veces con el agua al cuello en casa y fuera, borrando de la memoria esos malos partidos que terminaban con el equipo achicando agua a cabezazos desde el área pequeña. Se diría que la afición se ha creído más de lo que realmente es, exigiendo juegos florales, rondos humillantes para los rivales, fútbol de fantasía y tanteos de escándalo, algo que no es sino excepcional en la historia de este equipo nuestro. Se diría que los éxitos del equipo han tenido en la afición el efecto de convertir a cualquiera en entrenador diplomado, analista contrastado y experto internacional de la propia plantilla, pero despreciando al mismo tiempo a los equipos rivales con gesto de gañán enriquecido gracias a un yacimiento petrolero en su bancal. Se diría que la afición del Atleti, la fiel, la entregada, la ruidosa, la leal, se va convirtiendo poco a poco en algo que despreciábamos hasta hace bien poco.

Contra el Sporting la afición se mostró fría, algo distante, se diría que altiva, no dignándose a animar durante buena parte del encuentro en el convencimiento de que el partido terminaría por ganarse por mera intervención de la ley de la gravedad; cuando la afición se dio cuenta de que el tiempo se echaba encima y no se encontraban soluciones, lejos de animar la reacción general fue protestar, gruñir, fruncir el ceño, abrazar la histeria. Amestallada, anoucampada, la afición parece exigir ahora té perfumado en porcelana china mientras, qué cosas, presume de apreciar el sabor áspero del tinto de bota. Qué cosas, oiga, qué cosas.

Que el Atleti puede y debe mejorar no sólo es cierto: es lo que va a ocurrir. Que Jackson no está bien es un hecho y no debe empujar a debates; que Simeone debería al menos probar con otras cosas (Correa y Griezmann delante, Griezmann al banquillo alguna vez, Carrasco por delante de la media en algún partido, Torres en partidos con espacios) es también incuestionable. Que la situación actual lleva al absurdo es más cierto que todo lo demás. Que a la afición del Atleti hay veces que no hay quien la entienda es verdad; que en ocasiones no hay quien la aguante, también. 

28 comentarios:

Libros Mondo dijo...

Tiene usted razón, Maestro, como suele ocurrir. Buenas tardes.
Parece que ahora la afición del Atleti que tildaba a Rulo de tuercebotas y ensalzaba a Jozean, quiere ganar todos los partidos en el Calderón haciendo una exhibición de fútbol sala y goleando. Se olvidan de que, enfrente, hay un rival, ayer un rival excelente, como ya ha dicho usté. Un rival, el Sporting, que por este camino va a mantener con solvencia la categoría.
Esa "afición" del Atleti no es que olvide lo de hace dos años o lo del año pasado, es que olvida lo de anteayer: cuando ganamos con buen juego, seriedad y mando en un campo en el que han caído con estrétipo el Barça y el equipo que entrena el orondo y sonrosado Camarero Español.
En fin, es lo que nos toca.
Pero los de ayer son tres puntos balsámicos para hacer una nueva pretemporadita y alcanzar las navidades como debe ser.

Salud!

Anónimo dijo...

Sr. Fuentes,

Una comenta para aplaudirle y modestamente añadir cosas nuevas.

Ayer Abelardo le hizo un cariño a Torres cuando éste volvía trotando al banquillo. Muy majo Abelardo y muy noble en su rueda de prensa. El 5, el tal Bernardo, muy buen central y el guajín ese que decía el de delante que era del Sporting y por el que lo pasamos mal al acabar, el tal Jony, muy buen futbolista.

Qué estupenda la afición del Sporting que además hace que el Calderón parezca lleno de gente del Aleti.

Nuestro 9 es el mejor 9 que hemos tenido en años fuera del área. El problema es que es el 9. Y como tenemos un 9 que es el peor 9 de los que hemos tenido fuera del área pero que dentro del área es, salvo Falcao, el mejor, ¿por qué no juega? Dice Ud. bien que es extraño que no juegue porque cuando lo hace siempre remata a portería pero sin embargo no lo hace. No se entiende la verdad.

Qué bien Gámez y Godin, claro pero eso ya es lo habitual.

Un cordial saludo,


Broca

Libros Mondo dijo...

Y, por cierto, si nos polarizamos, yo estoy en la Guardia Pretoriana de Diego Pablo Simeone y de Fernando Torres. Que es también la de Gabriel Fernández, la de Juan Francisco Torres, la de Óliver Torres, la de Diego Godín, la de José María Giménez y la de Jorge Resurrección Merodio. Sin olvidar jamás a Tiago Mendes o a Saúl Ñguez.

Libros Mondo dijo...

Por cierto, Maestro, pregunta desde la (dolorosa) distancia del estadio Vicente Calderón, ¿cuánto cambió la grada por ser el día de las Peñas? ¿Pudo esto influir en esa su inquietante descripción de la grada ayer?

Carlos Fuentes dijo...

yo no noté nadad especialmente diferente. Hace tiempo que en la grada de lateral hay mucho foraneo y turista y no se notó demasiado cambio

MSC dijo...

Muchas gracias, D. Carlos. Un placer leerle, como siempre. Siento decirlo, pero Jackson me parece el peor delantero centro que hemos tenido en años. Que la toque más o menos bien fuera del área tiene una importancia residual. Y sin delantero centro no creo que se pueda aspirar a nada. Torres sería un magnífico suplente para un buen titular. Lástima, porque ese puesto ha sido una de las claves de los últimos años. Un saludo a todos.

Carlos Fuentes dijo...

pues yo a Jackson aún le tengo fé. En el puesto que juega, creo que hemos visto a jugadores fantásticos pasando fases en las que no consiguen hacer nada; Torres en el Chelsea es un ejemplo, jugando regular en un equipo que jugaba de la forma que menos le convenía, y siempre me pareció buenísimo. No creo que ambos sean comparables, pero creo que Jackson debería mejorar a Mandzukic sin demasiadas dificultades. Yo aún tengo paciencia con él, aunque me desespera. Y hoy mismo veo a Torres por delante, o bien una delantera Griezmann - Correa, Griezmann - Carrasco o con Vietto si vuelve algún día y hasta sin Griezmann de inicio si sigue así de apático y reservón. Creo que hay fórmulas y creo que hay que hacer algo.

Vicente dijo...

A mi q soy de Fernando y que le defendí en la grada frente a los continuos insultos de una histérica aficionada en aquella semifinal de CL, vamos q no soy dudoso... Creo que su presencia y la locura q ha supuesto su vuelta y las ganas q tenemos de que triunfe nos está volviendo majaretas. Su coro de efebos televisivos y radio hablantes, tampoco le ayudan...
Una cosa es querer y otra poder. Y no creo q el Cholo pueda poner a Fernando, aunque quiera (además, creo q futbolísticamente tampoco puede...)
Y como además antes de oir a Simeone en rueda de prensa les razoné a mi hijo y a mi padre el porque del cambio de Carrasco en vez de Griezmann, creo q el Cholo tiene razón... Y lo que más me fastidia es estar de acuerdo con el condenado Gil Marín.
Debe ser que yo también me estoy mourinhizando...

Carlos Fuentes dijo...

pues yo a Torres le vi bien a principio de temporada, y de eso hace un par de meses. Y creo que le veremos mejor en breve... a quien veo nerviosa es a la grada

Anónimo dijo...

Buenas,

¡Polaricémonos, Sr. Libros Mondo, polaricémonos! Podríamos subirnos a los marcadores de por vida cual barón italiano.

Sr. Vicente, creo que el cambio fue incomprensible para casi todos. Y que Torres ha de jugar sí o sí, creo que también; el otro no tira un desmarque en condiciones, no tiene arranque y se va al segundo cuando es al primero etc. Dicho eso, habrá que seguir esperando si bien, volviendo al barón italiano que se tiró dos semanas en la misma copa del árbol hasta que decidió que por así no iba a ningún lado y saltó al árbol del vecino, se podría quitar a Gabi, poner a Oliver y jugar con tres mediapuntas. Y decirle a Torres que control y toque. Y no nos hace falta más para que sea el mejor 9.

Por cierto, Iñako Díaz-Guerra se ha polarizado también. Compara a Cholo con Mourinho. Lo que hay que oir. Es otro síntoma de lo que dice el Sr. Fuentes. Y eso ya no me gusta un pelo, la verdad.

Un cordial saludo,

Borcam




Carlos Fuentes dijo...

vaya por Dios, se acaba de morir el Pechuga San Roman

Libros Mondo dijo...


DEP Pechuga. Don Borcam, siguiendo su línea, a lo que se refiere Iñako el Corto, sin saberlo por supuesto, es a otra historia de ese italiano inmortal. Esa en la que el vizconde se divide en dos, quedando todo lo bueno en una mitad y todo lo malo en la otra. Salud!

Vicente dijo...


DEP D Miguel San Román

Ante todo mis respetos a los nuestros

Vicente dijo...

Cierto q el cambio no fue entendido, yo tampoco (aunque no lo pite) pero desde luego al subir a Godin a lo Alexanco el gol solo podía llegar de la manera q llegó y eso lo manejan el Cholo y mono Burgos. Imagino y espero...

Libros Mondo dijo...

https://scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net/hphotos-xfp1/v/t1.0-9/12250007_1644138229191234_2272371515128780874_n.jpg?oh=55178a5a2a1e02050b4c65290b825fa5&oe=56BA88D8

Anónimo dijo...

Buenas,

Recuérdeme el final del vizconde que no lo recuerdo. El barón terminaba volando de aquella manera pero el otro ni idea. Lo digo por hacerme ilusiones.

Un cordial saludo,

Borcam

Libros Mondo dijo...


Don Borcam: Al final, lógicamente, se une el medio malo al medio bueno para dar vida otra vez al Vizconde de Terralba.
Parece que Martínez se ha lesionado un poco el tobillo, en otro orden de cosas.

Anónimo dijo...

Buenas,

Gracias señor. No lo recordaba la verdad. Podíamos hacer un monográfico del escritor este. Habrá que pedir permiso al Sr. Fuentes para colgar por aquí una de las cartas porque viene al pelo.

Un cordial saludo,


Borcam

Carlos Fuentes dijo...

si claro, publiquen Vds lo que comsideren oportuno

Libros Mondo dijo...

Se confirma la lesión de Petardo Martínez, no está disponible frente a Argentina. Veremos quién juega el domingo que viene en Sevilla.
Don Borcam, del señor Calvino (qué lástima, por cierto, que ya no comente por aquí il Dottore, venía al pelo, je je je) no he leído las cartas. Ilústreme.

Libros Mondo dijo...

http://www.ft.com/intl/cms/s/2/da99c814-88b2-11e5-90de-f44762bf9896.html#slide0

John Sheriff dijo...

Llevo tiempo queriéndole agradecer sus líneas, tan nítidas e independientes. En mi opinión Vd. escudriña fielmente el perfil atlético.
El año pasado, cuando se ganó al vecino rico, por 4-0, la UCL era nuestra. Y luego ya saben lo que sucedió. Este año ya hemos pasado por ganarlo todo y por lo contrario. Yo creo que, como usted, en el término medio está la virtud.
¡Y le tengo fe!
Saludos y gracias de nuevo por sus entradas. Disfruto mucho.

Jose Ramón dijo...

Yo veo al equipo (bastante) bien.
Bien situados en Liga y muy cerca de pasar a octavos en Europa.
Y no me extrañaría que pasáramos primeros de grupo.
Por otra parte, hay mucha gente que no entiende una cosa que no es difícil de entender.
Que el contrario también sabe jugar.

Anónimo dijo...

Buenas,

Gracias por el permiso, Sr. Fuentes.

Es asombroso que el Sr. Calvino guardara todas las cartas que intercambió. Y son muchas. No sé si sacaba fotocopias o qué pero el caso es que las que recoge el libro son tan solo una parte de ellas. Las hay con Philip Roth, con Updike hablando de Corre Conejo, gente variada y, sobre todo, aquellas que mandaba a escritores primerizos cuando era lector en una editorial. Normalmente los descuartiza muy sutilmente animándoles eso sí a seguir adelante bla bla Era un fenómeno.

Una de ellas es la que viene al pelo...pero habré de buscar el libro, encontrar la carta y traducirla porque el que tengo está en inglés. Denme unos días hasta encontrarla y traducirla muy libremente.

Nota.- no empezó bien el día, no.

Un cordial saludo,


Borcam

Dr. Caligari dijo...

(Yo le tengo aprecio a Calvino)

Dr. Caligari dijo...

Le tengo mucho aprecio a Calvino, oigan.

ISMAEL dijo...

Ya, Ya, que no somos sordos (que genio tiene este hombre).

Dr. Caligari dijo...

Uy, oiga!